Mercadeando

Publicado el Dagoberto Páramo Morales

Expreso Bolivariano: ¡no más!

Definitivamente las deficiencias en la prestación del servicio de transporte público intermunicipal ha venido de mal en peor no obstante las promesas que hacen sus directivas cada vez que adquieren nuevos automotores, inauguran una moderna sede, abren una nueva ruta, o mejoran la conectividad en el interior de los vehículos. Cuando no es el abuso en las tarifas -dependiendo de la demanda- y el incumplimiento de los horarios de salida, es el maltrato y el irrespeto de los funcionarios con sus usuarios. Las evidencias son tan sólidas que les ha sido imposible tapar sus deficiencias y su equivocada concepción del rol que juegan los clientes en la supervivencia de la organización. Más aún en el mundo actual en el que las redes se convirtieron en una rica e instantánea fuente de información con efectos jamás imaginados por las anteriores generaciones.

Si bien es cierto se percibe una notable mejoría en el conjunto de las empresas del sector -si se compara con denigrantes abusos del pasado-, el caso de Expreso Bolivariano es deplorable, al menos así lo atestiguan muchos usuarios que han padecido el maltrato, la grosería y la soberbia e insolencia de algunos de sus empleados, sobre todo de quienes expenden los tiquetes en las taquillas de la empresa y algunos conductores de los automotores.

El contraste es más que evidente. Mientras en los videos y los slogans de las ruidosas y pomposas campañas publicitarias de la empresa aseguran prestar un servicio de calidad, la verdad oronda y lironda es otra completamente distinta. En tanto hacen notorios los lujos de los automotores -incluyendo los de dos pisos- y se ufanan de prestar un servicio humano y seguro para la vida de los pasajeros, la falta de profesionalismo y consideración de sus empleados es insultante y hasta peligrosa.

A fin de ejemplificar parte de lo que sucede, basta ver el siguiente link: https://www.facebook.com/1293115129/videos/pcb.10227172940811367/250905086859862 y leer los comentarios de los usuarios para constatar la falta de responsabilidad y seriedad de la organización en general y en particular de uno de sus conductores, precisando, que ésta no es la única situación vivida.

Como puede verse y amén de la irresponsabilidad del conductor al no hacer uso del cinturón de seguridad, las evidencias de esta desconsideración son innegables. Los usuarios que adquieren un pasaje directo de Bogotá-Ibagué, son dejados en un lugar distinto al terminal de transportes bajo el argumento de no tener pasajeros en la terminal que recoger. Los pasajeros se “tiran” ya sea en el “terminalito” de Mirolindo -o antes-, o, en alguna parte de la Variante, o en Boquerón, sin importar ni la hora, ni el día, ni las condiciones climáticas y menos aún las condiciones económicas de los viajeros quienes se ven obligados a pagar un taxi para llegar al terminal donde se supone que los deben dejar.

Y lo peor, no es solo el insulso argumento esgrimido por el “conductor” para no entrar a nuestra “Capital Musical de Colombia” para que los pasajeros terminaran su viaje como es debido, sino es su actitud grosera, retadora, insolente e irresponsable. Pareciera que él les estuviera haciendo un favor a los pasajeros y no los pasajeros quienes con su dinero le aseguran el pago de su salario.

Como puede apreciarse en el video, nada le importó que viniera entre los pasajeros un niño, y menos aún los reclamos de los viajeros quienes con justicia y respeto le solicitan explicación de su decisión, sino que simplemente, impone su criterio porque esas son las “políticas de la empresa”. ¡Qué cosas nos pasan en este país!

¿Sus directivos habrán pensado en las consecuencias -no legales solamente, sino en su conciencia- de esta absurda e inhumana decisión -amparada por su “buen servicio”- si a algún pasajero es atracado o, incluso lastimado en su integridad física por haber sido dejado “a la vera del camino”, sin ninguna consideración?

¿Ante este lamentable hecho -que no es el único- se habrán preguntado sus directivos si están haciendo honor a sus fundadores quienes en febrero de 1956 crearon esta empresa de capital colombiano en Fusagasugá y que muchos hemos utilizado a lo largo de nuestras vidas?

¡Qué contraste tan evidente entre sus promesas de empresa y la realidad vivida por sus usuarios! Es impresionante. ¡Qué mal está Expreso Bolivariano! ¡Qué mal!

 

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