Hace unos años, publiqué una columna de opinión en El Espectador titulada La importancia de una estrategia de largo plazo (el 27 de julio de 2020) https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/felipe-janica/la-importancia-de-una-estrategia-de-largo-plazo-column/. Hoy, al releerla y contrastarla con la realidad actual, casi cuatro años después, puedo subrayar que sus principios siguen más vigentes que nunca. Además, he podido recopilar más evidencia empírica que me permite complementar algunos de los comentarios que compartí en esa opinión original.

Durante estos últimos cuatro años, he tenido la oportunidad de liderar una firma de servicios profesionales—ya saben que me refiero a EY, como pueden ver en mi perfil de LinkedIn. Mi experiencia como Managing Partner de la firma, combinada con mi pasión por estar cerca tanto de los equipos de trabajo, como de los clientes, reguladores y estudiantes en las escuelas de negocios donde imparto cátedra, me ha llevado a reafirmar una hipótesis: sea cual sea el tamaño de una empresa o emprendimiento, una estrategia a largo plazo es algo que nunca debe perderse de vista.

Sigo sosteniendo que los beneficios económicos son esenciales y concuerdo con la afirmación “cash is king”. Sin embargo, una visión excesivamente cortoplacista es la que usualmente bloquea la visión a largo plazo. Quiero enfatizar que para alcanzar los objetivos de largo plazo, primero se deben cumplir los de corto plazo. No obstante, hay que tener mucho cuidado: cuando se concentra toda la energía en responder a las presiones inmediatas de caja, se corre el riesgo de perder de vista los objetivos estratégicos. En estos casos, los líderes de las organizaciones—o incluso los emprendedores—comienzan a frustrarse y terminan tomando decisiones más basadas en el instinto que en un análisis estructurado.

Para evitar caer en la trampa de gestionar lo inmediato sin rumbo, se necesita formación, pero sobre todo, un buen equipo. Otro punto importante es que para alcanzar esos objetivos a corto plazo, es necesario realizar sacrificios empresariales. El líder debe dar ejemplo, irradiando al equipo esa disposición a sacrificar en el corto plazo, con el fin de mantener un nivel de caja que cubra las necesidades inmediatas, mientras se pone atención a recuperar las relaciones con clientes y derivado de ello, mantener las ventas en los niveles presupuestados y luego intentar subirlas.

En mi columna original, cuestionaba hasta qué punto las organizaciones, cualquiera que sea su naturaleza, estaban brindando seguridad razonable sobre el retorno de inversión. Este cuestionamiento sigue siendo relevante hoy. La clave radica en qué tan efectivos son los administradores y sus equipos para cumplir con los objetivos inmediatos, especialmente cuando hablamos de la caja. Recordemos que la caja siempre es una consecuencia directa de las decisiones gerenciales. Sin embargo, con frecuencia ocurre que los administradores culpan al tesorero (o a quien cumpla esa función) por los problemas de caja, y el tesorero, a su vez, se defiende aludiendo a factores fuera de su control. Esto es común, pero está mal. Algo debe cambiar.

La solución, en mi humilde opinión, es buscar las causas raíz del problema, que suelen ser bastante simples de identificar, el verdadero problema es asumir la realidad. Recordemos que cuantas más verdades asumamos, más dolorosa la solución, esto lo puedo corroborar con el dicho que mi Madre me enseñó, cuanta más verdades dices, más enemigos tienes. Volviendo a la opinión, el problema de caja normalmente es consecuencia de una pérdida de mercado combinada con una mala gestión de cobro, debido a negociaciones ineficaces con los clientes. Sobre este punto, recomiendo la lectura de mi opinión reciente, en la que menciono que para tener una buena estrategia es fundamental poner a los stakeholders en el centro, y el más importante de todos ellos es Dios. Puedes leer la columna aquí https://blogs.elespectador.com/economia/la-agenda-del-cfo/dios-en-el-centro-de-la-estrategia/.

También mencionaba que el retorno de inversión debe ser holístico. Este enfoque ayudará a evitar proyectos empresariales de corta vida y a prevenir el colapso y la disolución de muchas compañías. Para aquellos interesados en profundizar en esta idea, podrán acceder a un artículo científico de mi autoría que expande esta hipótesis https://produccioncientificaluz.org/index.php/opcion/article/view/30483/31529.

Finalmente quiero compartir que la buena noticia es que, si se tiene disciplina, determinación y sobre todo foco en la ejecución de los planes de corto plazo sin perder de vista la visión de largo plazo, estaremos observando compañías de largo plazo.

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