El Mal Economista

Publicado el fercardenass

¿Y Si El Distrito Deja De Inventar?

Por: Fernando Cárdenas

 

@FerCardenas

 

Ya no puedo más, ahora es mi turno. Hoy es mi día para escribir la misma columna sobre la movilidad en Bogotá que ya han escrito tantos antes. Es mi hora de hacer mi propia catarsis a ver si se vuelve un poco más vivible esta ciudad, y logro internalizar el hecho de que, como una mujer, la movilidad en Bogotá se fue para nunca volver.

Desde hace casi tres semanas planeaba escribir esta columna, llevo mucho tiempo pensando en qué escribir pero creo que me volví insensible al desgaste diario de vivir bajo el mandato del Rimbombante Burgomaestre. O al menos eso creí, pero luego llegó la última gran idea, la que llenó otra vez el vaso y me colmó la paciencia. Sé que hay cosas mucho más graves, sé que hay cosas mucho más publicitadas, pero es que estos señores me clavaron día sin carro el día en que Santa Fe juega su último partido en la fase de grupos de la Libertadores. Yo le prometí a uno de mis grandes amigos que de cumpleaños le gastaba combo completo, la boleta, la recogida, la hamburguesa de El Corral (no sé si ahora tengo que decirle ‘El Corral, by Nutresa’) que hay en la bomba de gasolina sobre el costado sur del Nemesio, y lo invitaba a la cerveza de pasar glorias o penas. ¿Y ahora cómo hago? ¿Le alquilo una bicicleta y le digo que haga ejercicio porque está muy gordo?

Repito, sé que hay cosas mucho más importantes. Hoy murió una persona mientras trataba de colarse a Transmilenio, y confieso que casi lloré viendo el video (que no debí haber visto, ni les recomiendo que vean). Sí, yo también soy de los que quiere pegarle a cada colado y mandarlo 72 horas a la UPJ, pero eso de ver cómo muere una persona no es, ni será nunca, para mí. Yo no le voy a achacar un homicidio culposo a Petro por el hecho, pero sí creo que tratar de controlar la crisis de colados a punta de ponerles a hacer planas en la estación de la 63, o de quemar brujas pelinegras al publicar su nombre y apellido para que les caiga el más amplio escarmiento público por probar que las tales puertas anti colados no existen, no puede ser la solución para un problema en el que ya se están perdiendo vidas. A mí en un principio me pareció muy chistoso lo de las planas, pero ya no.

Ojalá fuera esta la única crisis que se trató de controlar comprando el último invento en tecnología, pero no. El doctor Petro (y hasta me duele decirle doctor, pero lo hago por puro ‘Chibchombian Respect’) usó parte de la poca plata que ejecutó para comprar unos camiones de basura usados y viejos, que eran más caros de arreglar que de reemplazar, y para comprarle a un actor una dichosa máquina tapa huecos, seguro porque le gustó mucho su estelar actuación en Francisco El Matemático. Yo no sé qué estaría pensando el alcalde, pero tras mucho análisis  creo tener una teoría medianamente inteligente: No estaba pensando, estaba tratando de salir del hueco en que el mismo se metió. Confieso que saqué la teoría de una película malísima con Keanu Reeves, pero para mí tiene mucho sentido. La lógica es la siguiente: El alcalde entró con la presión de haber sido elegido con solo el 20% de los votos, empezó a tratar de probar que el 80% se equivocaba, y se equivocó él; de ahí en adelante solo ha tomado decisiones cada vez más apresuradas, mientras trata de desembarrar la decisión apresurada de la semana anterior.

A mí, un bogotano que le han robado dos celulares, un reproductor de música y una billetera, me parece que francamente nos merecemos algo mejor. Un académico ex rector de la Universidad Nacional alguna vez comentó que lo de Petro no eran ideas sino ocurrencias, y la verdad creo que tiene toda la razón.

Hago un paréntesis porque ya voy 700 palabras y todavía me falta mucho por quejarme, si quiere vaya tómese algo y luego siga leyendo.

¿Listo? Entonces continúo.

A principio de este año conseguí mi primer trabajo, queda a una hora y media caminando de mi casa, 40 minutos en bicicleta, y hora y cincuenta en SITP. Si usted es extranjero no se sorprenda, en esta ciudad el transporte público sirve básicamente para no mojarse cuando hay un aguacero (e incluso a veces falla en eso). Las iniciativas en materia de movilidad tampoco son la última maravilla. En un arranque de profundo recogimiento voy a reconocer que los taxis eléctricos si han servido, pero reto a cualquiera a que me explique las tablas que llevan al frente los buses azules, o que logre leerlas a más de 10 metros de distancia. ¿Y cuánto tiempo llevan diciendo que el próximo mes si se chatarrizan todos los buses? Si quieren sean como Samuel y hagan las cosas por debajo de cuerda, pero tampoco me vean la cara de idiota.

Y en la misma línea de la movilidad llegamos a mi punto favorito: la primera línea del Metro de Bogotá. Hace más o menos tres semanas hubo una rueda de prensa donde se anunció que la licitación del metro no iba a salir hasta 2016, y la razón por la que no iba a salir es porque todavía no está listo el análisis de estructuración, y no está listo porque no se han concluido los estudios ni lo harán hasta mayo. Pero esa no es la joya más grande, lo mejor del cuento es que entre esos estudios está el análisis de estructuración financiera… Traducción: El distrito promete desde hace tres años un metro que ni siquiera sabe si puede pagar. Lo que pasa es que como el contendor a quien le ganó las elecciones distritales (que aclaro, tampoco me cae espectacularmente bien) es partidario de hacer mejor más líneas de Transmilenio, que valen solo un tercio y transportan solo un 20% menos de personas, toca obedecer la naturaleza del insurgente y diferir sin aceptar ningún tipo de debate u opinión.

¿Y la ALO? Bien gracias, no se hizo porque claramente en la 80, la 26, Mosquera, Suba y Cota nunca hay trancón.

¿Y el Transmilenio por la Boyacá? Que ya no demora, sigan esperando.

¿Y la 11? No es que para acabar con las mafias fascistas del norte de Bogotá van a clavar a todos los que se devuelven de su oficina en el norte a su casa en el sur. Y de paso van a poner señores de chaqueta verde que se creen más inteligentes que el semáforo, porque es que la 94, 92, 86, 85 y 82 se ven más lindas con la iluminación de los carros en el trancón.

¿Y el contraflujo en la séptima? Misma historia.

¿Y el carril de bus en la 15? No, fuera de chiste ese sí ha servido. Lo engañé.

Si hablo de otros ámbitos problemáticos no voy a terminar nunca, entonces no lo voy a hacer. Sin embargo asumo que usted también camina con ojos en la espalda para que no le saque un cuchillo cualquier delincuente de doce años. Después escribo algo más y les cuento del POT, la inseguridad, la falta de inversión, y esas cosas. Por lo pronto trataré de sobrevivir a Petrópolis.

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