El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

De víctimas de la moda a consumidores responsables

Como cada enero nuestros closets al igual que nuestra lista de propósitos están a reventar, por lo que MrSinverguenza aprovecha esta oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: acompañarlos a depurar sus armarios y de paso sugerirles una resolución de año nuevo que pueden realizar, formar un criterio de compra más responsable.

nicolas-silva

Por: Mr. Sinverguenza

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Lejos del gadejo aleccionador de muchos artículos direccionados a incentivar un consumo mas prudente, consciente o que algunos atrevidamente llaman sostenible, estas líneas que les escribo se parecen más a los pasos de un alma que experimentó un rehab de la macabra industria del Fast Fashion y que ahora disfruta de la libertad que solo puede dar un criterio bien fundamentado a la hora de invertir en moda.

Comparto con ustedes algunos pasos que pueden llevarlos de ser pubertos esclavizados por un capitalismo desenfrenado a adultos reflexivos con una relación más sana respecto a su materialidad, más inteligentes en sus decisiones de compra y con un porte que no se compra en ningún local de Inditex.

Después de hacer una necesaria limpieza estacional y desocupar sus cajones y ganchos de lo que ya cumplió su ciclo, tras un oportuno rito de despedida, sepárelo en dos grupos, el de mejor estado en condiciones de ser regalado y el de lo que debe desecharse (los mejores trapos para limpiar el polvo son camisetas reutilizadas #ConsejoCrudivegano).

  1. Privilegiar la propuesta local

La industria de la moda, puntualmente la de la pronta moda, es la segunda más contaminante después del petróleo, si después de tomar conciencia de este datico usted se siente sin cargo de conciencia al salir de Forever 21 o cualquiera de las marcas de Inditex (Zara, Bershka, Stradivarius, Oysho, Massimo Dutti y Pull & Bear) por favor no muestre empatía por ningún tipo de conciencia ambiental o social pues sería desagradablemente cínico. En lugar de seguir engrosando las arcas de los magnates detrás de este pajazo del consumismo sin fronteras, tómese su tiempo y conozca un poco más de la amplia oferta local que se vio obligada a generar productos de alta calidad en cuanto a materiales, acabados y diseño para poder sobrevivir en un contexto globalizado.

Para comprar desde un porta documentos básico hasta un smoking, verse siempre como un príncipe y seguir los mandatos del Capitán Planeta le recomiendo: Whitman (@Whitman _co)    Papel de punto (@Papeldepunto), Le  Zapatiere (@Lezapatiere) Paloma y Angostura ,(@Palomaworkshop) Hebrante (@Hebrantecolombia), Jean&Tonic (@Jeanandtonic), Sabandija (@Sabandija.store), ElCartero (@Elcarteronline) y ANewCross (@Anewcross) como algunas de las opciones disponibles.

  1. Aprender sobre materiales

Sería bastante sano que, por variar, antes de cualquier cosa se tomara la molestia de revisar la etiqueta de composición y cuidado que todas las prendas tienen normalmente en el interior de su costado derecho. De pronto de esta manera pueda comprender un poco más a fondo el verdadero valor de lo que se están llevando a casa.

La dichosa marquilla, que muy seguramente solo ha identificado para cortar sin el menor reparo, es realmente la ficha técnica de la calidad de cualquier prenda. Si el mayor porcentaje de sus materiales o de las mezclas de las que está elaborada comienzan por poli es por que pertenece a la familia de los polímeros, fibras artificiales derivadas del petróleo, por lo que el objeto de su idolatría es un trapo sintético de lo más ordinario.

Privilegie, por el contrario, fibras naturales de origen vegetal (lino o algodón orgánico, no la monstruosidad creada por #Monsanto) o animal (hablo de lanas, pelos como el angora y seda) o fibras regeneradas o artificiales, llamadas así por que son creadas por el hombre a partir de materiales naturales, principalmente celulosa.

¿Cuál es todo el rollo con las fibras? Que entre más naturales sean aumentará su calidad, serán más transpirables (no producirán sudoración excesiva) y correctamente cuidadas tendrán una vida útil mas longeva. Eso y la innegable realidad de que al tacto y a la vista serán indiscutiblemente más finas que sus contrapartes, amerita el esfuercito de la lectura.

  1. Privilegiar cantidad sobre calidad

Y es aquí donde se requiere su mayor esfuerzo para un cambio de mentalidad: repita después de mi “calidad antes que cantidad“ ¡Deje de lado esa inseguridad colegial que vincula su estatus económico con la capacidad infinita de no repetir nunca una pinta!

De hecho ahí está el meollo del asunto del fast fashion, generar la falsa sensación de riqueza ligada a la abundancia en medio de la pobreza material absoluta, cuando el asunto es inversamente proporcional, pues entre mayor cantidad de artículos de pésima calidad acumule seguramente menos capacidad adquisitiva tendrá para básicos atemporales (por ejemplo , una chaqueta de cuero legítimo negra, una camiseta blanca de corte impecable y unos jeans en la tonalidad de índigo) o statement pieces que reflejen su personalidad. Estos últimos hacen referencia a las piezas que a diferencia de los básicos atemporales forman parte de una tendencia muy marcada, por medio de las que su portador declara su sentido del estilo o identidad de moda.

Honestamente ¿Prefiere que lo vean siempre con una gabardina diferente de Zara a salir frecuentemente con un abrigo de diseñador como los prolijos modelos que produce @ANewCross ? Piénselo dos veces.

  1. Cazar Tesoros

Cual Indiana Jones, conviértase en un cazador de piezas únicas que encontrará en los closets de sus papás y sus abuelos, no estoy diciendo que le eche ojo a las compras más recientes ni mucho menos. Todo lo contrario, dedíquese a indagar en la parte más olvidada de sus armarios o incluso de esos stocks secundarios donde se guarda la ropa “vieja” que por algún motivo no se ha regalado a la caridad acostumbrada.

Se puede llevar gratas sorpresas como chaquetas Balmain, Gucci o Saint Laurent Rive Gauche, batas de esas de papá divinamente Dior y hasta pantuflas Bally, entre otras cosas. Además de la factibilidad de toparse con nombres de estos puede tener la certeza de que la gran mayoría de lo que descubra no lo encontrará repetido entre sus amistades y si está lo suficientemente “de buenas” puede dar con algo tejido por las propias manos de un antepasado versado en técnicas de costura que usted seguramente no sabe ni pronunciar.

  1. Mantenimiento

Con la perdida de la costumbre de invertir en piezas de buena calidad también desapareció de nuestro repertorio algo que nuestros padres y abuelos tenían muy presente, el cuidado y mantenimiento de las mismas.

Teniendo esto presente hágase un favor y tome una lección de vida con cualquiera que sea la persona cercana que pueda ofrecérsela,  (generalmente su mamá, su abuela o su nana) y aprenda las nociones básicas de cómo afeitar un saco, como hidratar las botas o zapatos de cuero y cómo dar un remiendo digno de una prenda que no quiera perder por cualquier rotico pendejo.

Con respecto a ciertos materiales como el lino, la gamuza o el cachemir e incluso con cualquier prenda que a su juicio sea “de lavar y planchar“ no escatime en gastos y si la etiqueta lo indica, llévelo a la lavandería sin opciones de ningún tipo.

Consiga una remontadora de calzado y una sastrería de confianza pues es en las manos de estos nobles oficios donde la peladura de sus Timberland recién compradas, la cremallera dañada de su chaqueta preferida o  los grips de su maleta fancy  para los paseos románticos de los puentes pueden salvarse de una muerte injusta, de un desecho prematuro o de un gasto innecesario.

¿Recuerda vagamente la expresión  “Las cosas finas son para siempre“?

  1. Diferenciar costoso de caro

Como punto final queda esta diferencia que representa un reto de la mano del punto 3, costoso es algo valioso monetizado coherentemente que por lo tanto tiende a tener precios altos si se le compara con algo que consideramos barato mientras caro es el producto por el que nos sentimos tumbados por que no nos parece que cueste lo que nos están cobrando ¡Mucho cuidado con usarlos equivocadamente!

Al sensibilizarnos en torno al polémico tema de los precios dentro de la industria de la moda y conocer el verdadero costo ambiental y social que soporta los precios irrisorios, que tanto nos alegran en los sales, se hace imperativo entender que la prioridad no puede ser comprar barato, o no puede serlo por lo menos dentro de la dinámica de que mi ahorro y mi beneficio vaya en detrimento del resto del planeta.

La cuestión es hacer un poco de conciencia, dimensionar las consecuencias reales de algo que podría parecer tan banal como ir de compras y depurar nuestras prioridades como la lista de empresas a las que estamos empoderando.

Maleconomistas, ante ustedes el  make over completo: causas más nobles, hábitos de consumo más pensantes y un estilo más sofisticado.

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