El Mal Economista

Publicado el javierardila

Verdades Sobre el Galeón

Por: Fernando Cárdenas

@FerCardenas

@MalEconomista

 

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Yo soy un tipo un poco obsesivo con algunos temas. Hay algunas cosas que me molestan sobremanera en la vida cotidiana como las baldosas del piso mal alineadas, los cuadros torcidos o los paquetes de papas a medio comer; pero nada, absolutamente nada me molesta más que los problemas de continuidad en los programas de televisión. Por ejemplo, yo no supero que en el primer episodio de Big Bang Theory la primera escena sea de Leonard y Sheldon vendiendo sus productos en un banco de esperma, donde Leonard incluso dice “No entiendo qué te molesta Sheldon, tu eres prácticamente un profesional en el tema”, para que una temporada después Sheldon ya sea un ser privado de cualquier tipo de apetito sexual. Por lo mismo me molesta enormemente cuando la gente pretende usar erróneamente la continuidad de mis programas de televisión favoritos para justificar algún punto de vista en sus debates por Facebook, como ha pasado constantemente las últimas semanas con e lio del Galeón San José y “El Precio de la Historia” de History Channel. Hoy, entonces, vengo a reivindicar a cuatro de mis héroes personales: Rick, El Viejo, Big Hoss y Chumlee; y a ponerle economía a la materia para que podamos tener un debate que vaya en detrimento de estos cuatro grandes hombres.

Confieso que esto no es lo primero que escribo al respecto, de hecho en mi Facebook personal ya había hecho un par de aclaraciones que resonaron mucho, y de donde salió la idea para esta columna. Sin embargo, y como mi interés acá es clarificar algunos puntos para el mejor entendimiento del público en general  pues voy a ponerlo mejor explicado y en un foro más grande. Así, y para que este foro más grande pueda tener un poco de contexto, voy a comenzar por plantear muy claro por qué creo que todos tenemos esa indignación latente con la madre patria: tenemos un revuelto histórico impresionante. A mi francamente me hacen algo de gracia esos comentarios que ponen todos en sus redes sociales alegando que “Es que España nos ha robado todo por siglos”; es cierto, España vino a América, extrajo recursos naturales que bajo los cánones actuales eran ajenos y explotó a la población nativa para lograrlo por medio de instituciones como la mita y la encomienda, esa parte es innegable, el problema está en que los puros criollos nos tratemos de zafar de la culpa. Yo estoy enormemente orgulloso de mi sangre indígena y mi sangre negra, ambas las tengo aunque no se me note por el pelo mono, pero tampoco me puedo poner a pretender que por mis venas no hay también sangre de Españoles, de los buenos y de los malos, de los que pelearon la independencia y de los que tenían esclavos.  Así como ya lo dijo en un poema Jotamario Arbelaez, “¿de parte de cuál de mis antepasados me pondré contra cuáles?”

Vamos a dar por terminada esa parte del debate por varias razones: la primera es que Colombia no existía cuando se hundió el Galeón San José, la segunda es que los colombianos somos solo mitad nativos de acá, y la tercera es que la reivindicación de culpas históricas por cosas que sucedieron hace más de tres siglos debe ser un ejercicio de introspección histórica y académica, no un alegato de dignidades que parta de un nacionalismo impertinente. Si el tema le interesa le recomiendo un libro, “La Estación del Miedo y la Desolación Dispersa” de Hermes Tovar, mis compañeros economistas lo odiaron, pero fue el libro que yo más disfruté durante mi carrera.

Vamos entonces a lo que vinimos a discutir: La forma como se ha utilizado el trabajo de una gran tienda de empeño en Las Vegas, Nevada, para justificar convicciones personales. Para esto vamos primero al video:

https://www.youtube.com/watch?v=VHTmJp8l3eg

 

Ahora la primera embarrada nacional al respecto, y lamento tener que citar a otra publicación para esclarecer este punto, pero como en mis columnas no se vende a nadie vamos a proteger su identidad (otra vez) llamándola “El Par de Bordes”. En una nota que se encuentra en la página de El Par de Bordes se lee lo siguiente: “En el programa, Rick, el protagonista, compra en 18 mil dólares una moneda peruana del siglo XVIII idéntica a las que pueden estar en el galeón San José, encontrado el 27 de noviembre aguas colombianas. Como es costumbre en el programa, Rick compra a muy bajo precio para revenderla casi en el doble. Esto quiere decir que cada moneda podría costar 30 mil dólares.” Esto, permítanme decirles, es absolutamente falso por más de una razón.

La primera razón es que la persona que escribió esta nota no tuvo en cuenta las nociones más básicas de microeconomía: si un bien en más escaso entonces es más caro, y del mismo modo en el sentido contrario (la Señorita Antioquia pudo ser una gran banquera). Todavía no se sabe con absoluta exactitud cuántas monedas recuperables había en el Galeón, pero según datos de otra publicación, llamémosla “Latido”, serían 11 millones. Imagínese que usted tenga la última pony malta del desierto, usted la puede vender por diez salarios mínimos legales mensuales vigentes si le da la gana, pero si yo descubro que en ese desierto hay 11 millones de pony maltas más, pues la que usted tenía ya no vale nada. Asumir que el valor del tesoro es 11’000,000 x US$18,000 es una pendejada mayúscula, hasta Chumlee sabe que eso no se puede calcular así.

Ahora, si hay 11 millones de piezas de 27 gramos de oro de 21 kilates, pues ahí si nos ganamos un dineral (US$380 millones a precios de hoy) ¿o no? Pues no. Aquí viene el otro problema con el cálculo del valor de las monedas: ¿Quién dijo que esto es un bien mercadeable? Sí, seguramente la noticia que dio actualidad panamericana en la cual los congresistas se deshidrataron por babear cuando supieron el valor del tesoro tiene mucho de cierto, pero al final de cuentas el tesoro no se puede vender. Las razones son varias, pero las principales son que es patrimonio cultural del que termine quedándoselo, que el costo político de venderlo sería enorme y nadie se va a meter ese quemón voluntariamente, y tercero que nadie lo va a comprar, no hay incentivos,  a nadie le interesa tener 11 millones de monedas iguales que no puede derretir; para esa gracia se compra 380 millones de dólares en oro a punta de transacciones de Wall Street y le sale todo más fácil. Si fuera yo se lo vendería por partes a museos privados para ayudar a financiar las 4G, pero volvemos a los primeros dos problemas. Además, si lo vendemos esa plata muy posiblemente termine siendo un aumento salarial para los congresistas en compensación porque Colombia perdió su último partido, el Cúcuta descendió, el dólar subió, Pablito y Violeta se divorciaron, las camionetas de Corzo se vararon otra vez, y otras muchas razones que han afectado enormemente la esfera emocional del legislativo.

-Gracias a mis amigas abogadas y mi amigo historiador por inspirar este último párrafo que yo, como economista, pude haberme saltado irresponsablemente.-

Volvemos entonces al video. Véalo bien. Se lo pongo otra vez en español porsiacas.

https://www.youtube.com/watch?v=x2UdwfNvoaU

¿Ve dónde se extrajeron las monedas?

Creo que tenemos que empezar a pensar otra defensa jurídica a la posesión colombiana del tesoro diferente a la de las dignidades nacionales, a ese “¡es que los españoles sacaron ese oro de acá y se lo quieren terminar de robar!”. Si seguimos con esa línea argumentativa nos va a tocar financiar las carreteras 4G de la hermana república del Perú. Por este motivo creo que nos va a tocar entrar en la línea argumentativa de “de malas, yo me lo encontré”, y esperar que, aunque esta no tiene mucha validez para el derecho internacional, quien termine de árbitro en la situación tenga nociones básicas de leyes de patio de primaria. Podemos darle una línea argumentativa mejor, como la que dio una de mis amigas: “el argumento de ‘lo encontramos aquí’ va de la mano del de ‘es que es nuestro patrimonio cultural’. La legitimidad del argumento de que lo que está en el mar territorial es del Estado que ejerce soberanía ahí está en que es el que puede ejercer labores de protección sobre objetos de relevancia histórica y cultural, pues porque es precisamente su mar”. Ella es muy buena abogada, cabe aclarar, y si fuera yo hasta la metería en el litigio porque a mí me convenció; además prueba que podemos tener una línea argumentativa que le da un poquito más de validez a nuestro reclamo, frente a los precedentes legales que ya citó el gobierno español.

Así, termino por suplicar que por favor dejen en paz a Rick, El Viejo, Big Hoss y Chumlee (que ya muchos problemas tiene). Si la cosa se trata de defender la dignidad indígena y reivindicar las acciones de la mitad de nuestros antepasados entonces eso debe ser una labor de todos los días, y si el problema es de toda la plata que nos vamos a ganar, pues estos cuatro hombres no tienen ningún poder de decisión o referencia sobre eso. Mejor dejémoslos trabajar en paz a ver si algún día terminan pagando más de US$ 30 por una camiseta negra usada por el mismísimo Juanes, nos llamas a un experto para evaluar la antigüedad de Amparo Grisales o nos responden por fin si el collar de perlas finas de Marbelle era en realidad uno de fantasía comprado en miscelánea. Gracias.

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