Por: José Fernando Duarte
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Si usted tiene internet en su casa, un carro particular, o acceso a educación superior puede ya considerarse parte de la población más afortunada del país. Y es que resulta que nuestro país es más pobre de lo que imaginamos.
Tomado de: https://kinokaisa.files.wordpress.com/2014/01/wolf-of-wall-street.jpg
Piense usted en una persona rica ¿qué ve? Seguramente una casa grande y lujosa, piscina, mayordomos, un carro último modelo, un título prestigioso colgado en la pared… Las nociones que tenemos de «rico» y de «pobre» son ficciones importadas de la cultura del primer mundo, pero que interiorizamos como propias. Si no tenemos acceso a lujos como los que mencioné, nos sentimos pobres o a lo sumo clase media. Pero nos olvidamos de que las necesidades que aquejan a nuestro país son muy distintas a las del mundo desarrollado, y que las pocas comodidades a las que nos hemos acostumbrado en nuestro diario vivir, son prueba de que pertenecemos a una minoría a la que la mayoría de nuestros compatriotas no pueden acceder.
No por nada se popularizó desde los años ochenta nuestro «sueño colombiano»: casa, carro y beca. Aun hoy, después de 36 años, la mayoría de las familias colombianas no tienen acceso a una casa propia, un vehículo particular o educación universitaria de buena calidad.
Casa
Si usted o alguno de los miembros de su hogar es el propietario de la vivienda que habitan, su hogar pertenece a una afortunada minoría (41%). Esto debido a que la mayoría de los colombianos (59%) aun no tienen una vivienda propia (DANE, 2014). Unos (36,2%) viven en arriendo, otros (15,4%) como usufructuarios, algunos (4,3%) todavía la están pagando y el resto (2,8%) son habitantes de hecho (sin título de propiedad).
También hay que tener en cuenta que, además de ser el propietario de la vivienda, tener un hogar “decente” implica tener accesos a ciertos bienes y servicios. Entre ellos cosas como una conexión a internet, un buen televisor o un computador.
Pero, como se puede ver en las gráficas, en la mayoría de los casos ni siquiera un tercio de la población colombiana tiene acceso a estos bienes y servicios. Solo alrededor de 1 de cada 3 colombianos posee un PC, un portátil o un televisor “delgado” (plasma, LCD o LED). En cuanto al acceso a la red, solo el 38% de nuestros compatriotas poseen una conexión a internet.
Fuente: DANE ECV 2014
Carro
Según el DANE (2014), solo un 13,5% de los hogares Colombianos poseen un carro particular, y solo un 23,1% poseen moto. Si alguno de los integrantes de su hogar posee un automóvil, usted está en un exclusivo club de colombianos al que menos de 1 de cada 7 puede acceder. Si alguno de los integrantes de su hogar tiene moto, a su club pertenecen solo 1 de cada 4.
Beca
En cuanto a la educación, según datos de la OCDE (2012), solo el 42% de la población adulta colombiana obtuvo un título de bachiller. De ese grupo, menos de la mitad obtuvo un título universitario. O sea que si usted terminó el bachillerato ya puede considerarse una minoría, y si se graduó de la universidad, ya pertenece al top 20% de la población. Una “élite” a la que solo pertenece uno de cada 5 colombianos.
Afortunadamente las cosas están mejorando y hoy en día casi la mitad de la población joven (42% en 2014) esta matriculada en la universidad, aunque todavía son minoría (Ministerio de Educación, 2014).
Fuente: Cálculos y proyección a 2014 del Ministerio de Educación
Es así como nuestro sueño colectivo de hace 35 años sigue vivo y vigente. No son muchos los que, en nuestro país, tienen acceso a comodidades que muchos vemos como básicas, muy lejos de ser lujos. Tener carro particular, casa propia, conexión de internet o un diploma ya lo hacen parte de minorías selectas. Parece que nos olvidamos de que Colombia es enorme, diversa e infortunadamente desigual. Unos viven muy bien y otros muy mal, la verdadera “clase media” es en realidad poca y usted es más burgués de lo que se imagina. Los “ricos” en el sentido clásico de la palabra son en realidad la “élite”, los de más arriba.
Ahora, en ningún momento le estoy sugiriendo que se conforme con sus pocas comodidades. Le pido que no se olvide de la realidad de su país y que se sienta favorecido de poder tener accesos a cosas que, si bien en otros países son de lo más normales, en Colombia lo convierten a usted en uno de los afortunados.