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Publicado el El Mal Economista (EME)

Una mentira llamada Selección Colombia

Por: Andrés Grisales Ardila

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Llevamos décadas sufriendo al ver jugar a la Selección Colombia, confiados en un buen resultado de la tricolor. Lamentablemente el estilo de juego, los marcadores y las malas decisiones técnico-futbolísticas de jugadores y directivos nos han llevado a un ciclo infinito de profundas frustraciones.  

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Llegada de la selección Colombia al parque Simón Bolívar. Foto: Policía Nacional de Colombia

En un país al noroccidente de Suramérica hay un deporte que, evidentemente, prevalece sobre los demás: el fútbol. Desde que tengo memoria, he estado inmerso en la cultura futbolera y realmente me apasiona este deporte más que ningún otro. Sin embargo, para ser un país que vive, desayuna, almuerza y come fútbol, el desempeño de la selección que nos representa deja mucho que desear.

En casi un siglo de historia futbolística la Selección Colombia ha sido, en materia de resultados, un rotundo fracaso. Y no soy para nada un antipatriota: He llorado muchas derrotas, grité cualquier cantidad de palabras soeces por goles errados, por goles encajados y he celebrado cual Mundial las victorias que hemos obtenido.

Pero lo digo abiertamente: ¡Me harté! Y pueden llamarme un hincha de resultados, pero los hechos históricos son los que hablan por sí solos, ¿cuáles son los principales logros de esta Selección en toda su historia?:

  • Unos cuartos de final en un Mundial donde fuimos eliminados por la peor versión de Brasil en los últimos años.
  • Una Copa América sin ninguna selección de élite dada la ausencia de Argentina y la participación de Brasil con una nómina repleta de suplentes.
  • El ya trillado 5-0 a Argentina en el Monumental en 1993 que nos repiten como si fuera la mayor gesta histórica cuando ese resultado ya no pertenece ni a este milenio.
  • Dos empates: a Alemania en Italia 90 por marcador 1-1 y el 4-4 a la Unión Soviética en nuestra primera cita mundialista son considerados como hazañas por absurdo que parezca.
  • El escorpión de René Higuita, histórica por lo jocoso y arriesgado, porque a la postre una jugada que no tiene ninguna repercusión en el resultado, partido que finalizó 0-0.

A los anteriores datos podríamos adicionarle las actuaciones de las divisiones menores de la Selección donde se ocupó el tercer lugar en la Copa Mundial de Fútbol Sub-20 de 2003 realizada en Emiratos Árabes Unidos y posteriormente cuarto lugar en las Copas Mundiales de Fútbol Sub-17 de 2003 de Finlandia y 2009 que tuvo como sede a Nigeria, sin embargo el foco que nos compete es la Selección de mayores.

El fútbol es hermoso, no obstante como deporte exige ganar. No podemos vivir de fintas bonitas ni de empates agónicos, o victorias arcaicas. Estoy cansado de esperar a que mi Selección levante una copa relevante, a que en declaraciones de prensa los jugadores digan que perdimos pero “jugamos con humildad”, cuando lo que espero es que tengan la confianza para decir que tenemos la jerarquía para destruir a cualquier rival en el campo de juego.

Por si fuera poco, es increíble que desde el Mundial de Brasil 2014 la Selección Colombia se haya mantenido en el top 10 en el ranking FIFA cuando, a la hora de la verdad, cada vez jugamos contra una selección importante nos invade el miedo y no le ganamos a nadie de respeto.

Me parece irrisorio que salgamos a las calles a alabar una selección como si fueran campeones por quedar entre los 8 de un Mundial, cuando en otros deportes sí somos potencia. No hay que ir muy lejos para comprobar la premisa anterior. El 2016 fue el año donde Colombia en lo deportivo tuvo excelsas actuaciones en diversas disciplinas:

  • En el ciclismo Colombia logró tres podios en las tres más prestigiosas competencias del World Tour, el Giro de Italia con un segundo lugar del bogotano Esteban Chaves, un tercer puesto obtenido por el boyacense Nairo Quintana en el Tour de Francia y en la Vuelta a España una actuación memorable con un primer y tercer lugar logrados por los ya mencionados Quintana y Chaves respectivamente.
  • La mejor actuación de la historia del país en unos juegos Olímpicos con 8 preseas, 3 de oro, 2 de plata y 3 de bronce en Río 2016.
  • Y el patinaje, por supuesto, en el que siempre arrasamos. Colombia alcanzó 45 medallas en total, 20 de oro, 16 de plata y 9 de bronce en el mundial de patinaje celebrado en Nanjing en el presente año. Ese debería ser nuestro deporte nacional.

Eso solo por mencionar algunos logros, los cuales dejan en evidencia que, a pesar de ser un país netamente futbolero, Colombia no es ni ha sido la máquina que sí es en otras disciplinas. No tenemos una identidad futbolística como sí lo han tenido otras naciones como Italia con el catenaccio, ni destellos del “jogo bonito” del scratch brasileño, ni mucho menos el “fútbol total” de la  “Naranja Mecánica” holandesa, grandes exponentes del fútbol mundial, y estos son únicamente algunos ejemplos.

No considero tampoco que nuestra selección sea mala futbolísticamente hablando, pero es irónico es que les hayamos hecho creer a nuestros jugadores que son los mejores del mundo y desde el Mundial no se haya visto ni una estela del fútbol dinámico que se mostró en tierras cariocas.

Nos volvemos locos para ver un partido de la Selección, mentimos en el trabajo o en la universidad y hacemos todo lo posible por ver un partido del combinado patrio. Se paraliza todo un país al frente de un televisor. Nos reunimos con familiares y amigos para ver a 11 jugadores correr detrás de un balón. He de admitir que han sido muchísimas las alegrías que me ha dado el fútbol, pero para ser sinceros, dejando a un lado los sentimentalismos y la pasión, la Selección Colombia no nos ha dado una razón verdadera por la cual sentirnos orgullosos.

Me cansé de ver un país volcado por una selección que no gana nada y que cuando más se espera de ellos, nos decepcionan nuevamente. Me cansé de perder siempre contra Argentina y Brasil, como si fueran invencibles. Me cansé de ponerme la amarilla cada eliminatoria, cada Copa América, incluso cada amistoso, para obtener los mismos resultados de hace 20 o 50 años.

Me ilusiono por cada cambio generacional como si fuera el antídoto a la falta de goles y de buen fútbol, pero eso solo me deja con más ídolos y las mismas decepciones. Endiosamos a un montón de jugadores que hicieron unos cuantos buenos partidos y nunca obtuvieron resultados plausibles.

¿Realmente hemos ganado algo notable? La respuesta es clara: ¡no! Después de cantar como un iluso con la mano en el pecho las letras de nuestro himno y con un inmenso dolor de patria, debo decir que me cansé de la Selección Colombia.

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