El Mal Economista

Publicado el EME

Un año que viene y otro que se va

Por: Javier Ardila

añ

Abundan por estas fechas artículos que resumen los acontecimientos del año que terminó y continúan haciendo previsiones para este. Sin embargo como hacer otro me resulta muy trillado. Con el propósito de hacerlo más ameno y de aproximarlo a la situación en la que varios de los estimados estimados lectores se encontrarán por estos días, hoy vengo a contarles como estuvo la fiesta del 2014 y que podemos esperar de la del 2015.

Esto porque para mí cada año es como cuando uno está invitado a una fiesta que no se puede eludir, digamos la fiesta de bautizo del hijo de la prima de su novia. Ya que de la misma manera que en este tipo de fiestas sin importar si uno llega con expectativas buenas o malas de lo que va a pasar no hay nada que hacer más que ponerle el pecho y esperar que el niño no llore tanto o que a la pariente chismosa se le pinche el carro. Claro hay que aclarar que las expectativas no lo son todo ya que encima de que se pueden o no cumplir, las fiestas por lo general vienen acompañadas de alguna sorpresa, a veces buenas o a veces malas. Es decir que importa si el niño llora si mientras usted parqueaba se encontró con una de sus ex que había olvidado y está mejor que su actual novia. O en caso contrario, de que sirve que repartan whisky 18 años si se está tomando medicamentos.

Entonces que tal fue la fiesta del 2014 para los Colombianos?. En primer lugar las expectativas no pintaba demasiado bien. Veníamos con una economía recalentada y una proyección de crecimiento bajo. Las industrias no mineras seguían desapareciendo a raíz de la revaluación, y muchas voces empezaban a alertar de enfermedad Holandesa. También la constricción no jalonaba como se esperaba producto de las malas relaciones con la Bogotá Humana. Y encima de todo teníamos las presiones de un año electoral en donde no se sabía si habría cambio de gobierno.

Por ponerlo en otras palabras, los invitados eran todos mayores de 60, no habría música y la comida se inspiraría en una técnica aprendida de la reforma tributaria. Se compraría una pizza mediana para 20 personas. Sin embargo como buenos Colombianos nos gozamos la fiesta de donde no había. Tanto así que hubo que reajustar las proyecciones de crecimiento a la alta. Las asperezas se limaron y la construcción volvió a jalonar. Y el consumo de los hogares terminó de impulsar una fiesta de lo más entretenida. Al punto que, quien lo diría, terminamos el 2014 con el mejor desempeño para una economía sudamericana.

Si estos resultados no le parecen del otro mundo puede que le sirva de consuelo saber que fuera de Colombia también hubo fiestas y muchas parecen no haber estado tan buenas como la nuestra. A Rusia se le fue la mano con Ucrania, en medio oriente las cosas se están poniendo tan calientes que hasta el calentamiento global les debe tener envidia, la Unión Europea parece haberse quedado estancada luego de que Alemana perdiera su impulso y los EEUU hablan de una recuperación que si bien significativa no termina de convencer ni a su mismo gobierno. También, ya por el lado más macabro, dentro de los problemas de esta fiesta global, el 2014 nos recordó a todos que a pesar de que vivimos en un mundo de maravillas tecnológicas todavía es enteramente posible que un avión repleto de personas desaparezca sin dejar algún rastro o que a otro lo derriben a plena luz del día.

Pero bueno el 2014 ya es historia y aunque todavía es muy temprano para decirlo con certeza, al parecer el guayabo no nos va a dar tan duro. Por lo que ahora, cual cacique de la junta, con la tonada de la noche anterior aún en la mente nos levantamos a alistarnos para la fiesta del 2015, con mucho gusto. Por un lado parece que la cosa pinta bien, o al menos mejor que la del año pasado. El crecimiento proyectado sigue estando por encima de la región y no está tan alejado del PIB potencial como para preocuparnos. El desempleo sigue cayendo y acaba de registrar su menor cifra en 13 años. También se supone que este año si será el año de la paz, que esperemos no sea como los anteriores.

Claro no todo es positivo. También estamos pasando por una devaluación fuerte que si bien era de esperarse desde hacía un buen tiempo, no podemos decir que estemos enteramente preparados para afrontarla. Encima la reciente caída del preció del petróleo podría poner en vilo no solo la inversión en minería sino a la misma producción. Y si bien parece que medio país se regocija cada que la situación en Venezuela desmejora, no podemos suponer que todos los efectos de un eventual colapso en el vecindario serán positivos por acá. Ah y encima tenemos claro que otra vez tendremos que repetir la receta de una pizza mediana para todos.

En resumidas cuentas, y volviendo a la metáfora de la fiesta, parece que se va a armar un buen after pero tenemos que tener cuidado con los estragos que hizo la noche anterior en nosotros y con los pequeños venenos escondidos que habrá en la fiesta, lease Jaeger, Lider y todo aquello de lo que luego podríamos arrepentirnos.

 

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