Por: Rodrigo Torres Vargas
@RodrigoJTorres
La creciente participación de Uber en el mercado de transporte público da lugar a discusiones tan amplias como interesantes dada la potencial incursión de este servicio en el mercado que hoy cubren los taxis. Los choques de opiniones al respecto suscitan argumentos que abarcan aspectos tales como: mercado laboral, regulación, eficiencia, marcos legales, innovación y por supuesto, movilidad. Pese a la polémica inherente a tales debates, los potenciales resultados de la implementación de Uber lucen alentadores en gran parte de los aspectos mencionados. No obstante, quien se enfrentaría a un nuevo reto a su capacidad de gestión y planificación es el alcalde Gustavo Petro.
Como era de esperarse, el debate referente a la conveniencia de la implementación de Uber ha tomado fuerza en el Senado. De este modo, recientemente se originó en la comisión sexta una discusión al respecto liderada por Andrés García Zucardi, quien respalda la iniciativa. El miembro del partido de la U resalta entre sus argumentos las bondades de Uber ligadas a la creación de nuevos empleos, mejoras en seguridad y apoyo a la innovación. Asimismo, sus propuestas atañen a la creación de un esquema de seguridad social para los taxistas y la promoción de nuevos medios de pago.
En contraste, la contraparte está liderada por Uldarico Peña, representante del gremio de los taxistas quien resalta que Uber actúa en contravía de la legislación colombiana. No obstante, si bien Peña aboga por los intereses particulares de su gremio, es claro que Uber propicia la creación de nuevos empleos. De hecho lo que esta aplicación propicia es un reto para los taxis tradicionales en materia de competitividad, hecho que en últimas resultaría beneficioso para la sociedad en general.
En cuanto al funcionamiento de Uber sería natural que, una vez la aplicación se consolide en territorio nacional, replique la mayoría de los lineamientos por los cuales se rige a nivel mundial. Entre estos se destaca el aumento de las tarifas según la hora. Esto, sin duda, es fuente de polémica dado que algunos sectores de la población pueden percibir como injusto el que los conductores deseen cobrarles más en vista de ciertos factores. Un ejemplo claro de esto es la recurrente conducta de muchos taxistas que operan en horas de la madrugada en la zona T de Bogotá.
Es frecuente encontrarse con que, al ingresar al taxi, el conductor indique que prestará el servicio tan solo si el cliente acepta pagar una tarifa fijada arbitrariamente, considerablemente superior a la establecida según la ley. Esta controversial práctica sería institucionalizada por Uber; considerarlo bueno o malo es cuestión de perspectiva. Esta situación ha sido estudiada por Jean Tirole, quien recientemente fue galardonado con el premio Nobel por sus investigaciones sobre poder de mercado y regulación. El Nobel francés sugiere la adopción de estrategias de regulación particulares según el mercado a que se apliquen.
En nuestro caso de interés, Tirole sugeriría dar vía libre a la discriminación de precios según la hora pues, no sólo hay mayor cantidad de usuarios concentrados en una zona con necesidad de transportarse sino que también hay menor cantidad de conductores que desean trabajar dada la hora. Por tanto, la discriminación de precios que pretende implementar Uber derivaría en un aumento de la eficiencia.
Desde luego que frente a un tema tan relevante para todos los bogotanos, debía pronunciarse el alcalde Gustavo Petro, quien no rechaza rotundamente la implementación de Uber sino que sugiere la prestación de servicio colectivo por parte de los taxis. Me llama la atención el hecho de que Uber esté estudiando nuevos servicios como UberPool, una versión de un sistema que en inglés se denomina “Car Pooling”.
El creador de Uber, Travis Kalanick y el alcalde Petro tienen principalmente dos aspectos en común: se refieren constantemente a sus acciones para “destruir mafias” y están pensando en servicios colectivos. Respecto al segundo de estos factores comunes, parece alentador lo que podría resultar en materia de movilidad y reducción de contaminación del aire gracias a la masificación del uso de autos compartidos. Sin embargo, en caso de que ambas propuestas se materializaran, nos encontraríamos ante un problema considerable de tipo político, pues el alcalde Petro se quedaría sin salida ante los retos administrativos que le plantea Uber.
Por tanto, es posible un escenario ante el cual Petro tiene básicamente dos opciones: comenzar a planificar y estudiar otra propuesta, o esperar a que el paso del tiempo lo libre de enfrentar la llegada de UberPool a Colombia durante su administración. Como habitante de la ciudad, espero que nuestro alcalde tome conciencia de los que se avecina para que no terminemos inmersos en un nuevo caos producto de la improvisación.