El Mal Economista

Publicado el EME

Terrorismo económico

Por: Camilo Vega Barbosa

 @camilovega0092

 

Los conflictos entre  las potencias de occidente y el medio oriente no solo se dan en términos políticos y bélicos, sino que el económico es también considerado como un arma de alto impacto. Y a pesar de que no es la primera vez que se libra una de estas guerras, el conflicto entre Arabia Saudita y Estados Unidos es tan  descaradamente evidente que parece increíble que no existan leyes de comercio internacional que regulen el mercado internacional de petróleo.

Históricamente la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha utilizado su estructura de cartel para elevar la cotización del crudo, pero  los conflictos entre estas dos potencias los ha llevado a librar una guerra desgaste, en la que el país asiático está dispuesto a dejar caer el precio del hidrocarburo con el fin de frenar la industria del fracking estadounidense.

Esto llevó a Arabia Saudita en bajarle el precio que vende a Estados Unidos en dos ocasiones en menos de dos meses, lo cual ha provocado  que el costo del barril de crudo perdiera más de US$25 desde octubre. Además  es probable que se presenten más caídas en la cotización del hidrocarburo porque el país asiático es  capaz de soportar precios de hasta US$25 el barril.

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La grafica de arriba explica el origen de la guerra. Hace cuatro años, Estados Unidos al igual que China y la Unión Europea eran los grandes demandadores del crudo mundial,  pero desde que la potencia norteamericana empezó a implementar el fracking  recuperó los niveles de producción de 1985 (9 millones de barriles diarios) en tan solo tres años. Además está casi al mismo nivel que Arabia Saudita, el principal productor de la OPEP.

Si se considera que el exceso de oferta que ha producido la caída del precio del crudo es de 3 millones de barriles diarios, y que está cifra es exactamente la cantidad en la que EE.UU elevó su nivel de extracción diaria desde que comenzó a implementar el fracking, queda claro que,  uno,   Arabia Saudita no tiene a quien venderle su producción,  y segundo,   que el país asiático tiene incentivos para continuar con la guerra.

Además en el medio oriente saben que es una guerra contra reloj, porque los buenos resultados por la extracción del crudo no convencional han llevado a algunos senadores del país norteamericano a adelantar trámites legales para exportar esta materia prima en los próximos años.

Sin embargo lo efectos notorios solo se verán si el conflicto continua durante todo el 2015, porque a pesar de las caídas actuales el promedio del precio del petróleo WTI y Brent en 2014 es de US$94,54 y US$102, respectivamente.  Además, aunque se reportó una disminución de licencias de fracking en Estado Unidos durante el otoño, la metodología de fijar contratos anuales por parte de las petroleras cubrió  gran parte de sus  pérdidas  este año. Es por esto que la guerra continuará por un bien tiempo.

A pesar de que Arabia Saudita pueda soportar precios de US$25 el barril, algunos podrían alegar que al igual que la mayoría de los países petroleros del mundo, esta potencia mundial hizo cuentas fiscales con una cotización de US$98. Sin embargo, teniendo en cuenta que su déficit fiscal es cercano 1,3%, queda claro que puede soportar choques eventuales en sus ingresos, y eso sin considerar que es el tercer país con mayor cantidad de reservas internacionales (US$737 mil millones).

Lo malo es que pequeños e ´inocentes’ países como Colombia quedan en medio del fuego cruzado. Y a pesar de que al igual que las petroleras estadounidenses Ecopetrol se salvó porque el promedio del petróleo no cayó tanto, si la guerra continua llevando a la cotización del crudo a niveles de entre US$40 y US$60, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advierte que se perderían seis años de lucha contra la pobreza dentro del país.

 

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