Por: Felipe Pineda
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En Colombia hay profesionales del derecho para aburrir. Si usted tiene pensado estudiar derecho en alguna de las 72 facultades existentes en todo el territorio nacional, debe saber que el país no lo necesita y el mercado laboral está más que saturado.
Fuente: http://www.taringa.net/post/ciencia-educacion/18700462/La-ciencia-detras-de-un-buen-Mentiroso.html
En plena época de inscripciones universitarias, son cientos los adolescentes que sueñan con convertirse en “doctores”, muy bien encorbatados y ocupando un lujoso despacho, o incluso desempeñando un alto cargo en la administración pública. Si usted es uno de esos cientos de adolescentes, debe saber que el sueño “Ally McBeal” no es como lo pintan, y que en realidad los profesionales del derecho se deben enfrentar a un mercado laboral supremamente saturado, y un ejercicio profesional marcado por el clientelismo político.
Con algo más de 48 millones de habitantes, Colombia tiene registrados más de 230 mil abogados [1] y estudiando derecho hay otros 30 mil [2]. Estas cifras dadas por la Corporación Excelencia en la Justicia [3], señalan además que en el año 2011 Colombia tenía 354 abogados por cada 100 mil habitantes, una cifra que nos ubica como una de las naciones con más letrados en el mundo, y que probablemente, al día de hoy, ya la habremos superado con creces.
Según un artículo publicado por El Espectador [4], el país pasó de tener 32 Universidades ofreciendo el programa de derecho en 1993, a cerca de 63 instituciones con esta oferta educativa en el año 2007; Similar incremento se apreció en la oferta de posgrados en derecho, pasando de 60 programas a 178 en el mismo periodo de tiempo. En definitiva son tantos los estudiantes de derecho en relación con estudiantes de otras carreras, que solo en el año 2012 por cada ingeniero graduado en el país, se titularon 3 abogados. Esta desproporción, se traduce en un déficit de ingenieros en el mercado laboral que alcanza los 15 mil profesionales, según la encuesta anual de Escasez de Talentos elaborada por ManpowerGroup[5], quien señala que para el año 2019, harán falta en el país cerca de 93 mil profesionales de la ingeniería. Basta con echar un vistazo a la composición del propio gobierno nacional, para observar la acentuada desproporción entre unos profesionales y otros. De los 16 nuevos ministros que conforman la cartera ministerial, 9 son abogados y solo 2 tienen formación en ingeniería, la nueva ministra de Comercio, María Claudia Lacouture, y el Ministro de Salud y Protección Social, Alejandro Gaviria.
Precisamente este último -el Ministro de Salud-, publicó en “El Espectador” hace unos años, un artículo de opinión denominado “Tinterillos” [6] donde señaló con crudeza que: “Cada vez más, Colombia se asemeja a una república de tinterillos en busca de un sueldo o de una pensión, de una renta permanente y cuantiosa. Después de décadas de práctica, los tinterillos han logrado infiltrar el Estado desde adentro. Manipulan y explotan a su favor la asignación de recursos públicos. Son buscadores de rentas que se valen de toda suerte de artimañas: carruseles, tutelas, leyes y micos de muchos pelambres.” El tiempo sigue dándole la razón al ministro, recordemos que por las presuntas artimañas de jueces y abogados, la Corte Constitucional ordenó la revisión de 16.000 expedientes de entrega de tierras destinadas para reparación de víctimas en el postconflicto, casos en los que distintos profesionales del derecho y otros colaboradores se quedaron con más de 4.200 predios baldíos.
Estas y otras actuaciones, como los denominados carteles de falsos testigos y el de las pensiones, si bien no son exclusivas del gremio iuridico, si han puesto el acento en la calidad de los profesionales que se gradúan de las facultades de derecho. Algunos países de Europa e incluso en América Latina, cuentan con filtros de acceso al ejercicio profesional, como la obligatoria colegiatura de abogacía, esto es, una afiliación obligatoria a entidades de carácter gremial en el que no solo se ejerce la representación de los profesionales del derecho, sino que además se encargan de otorgar la habilitación para el ejercicio profesional y de ejercer el control disciplinario.
Por el contrario, el sistema desarrollado en la Ley 270 de 1996 se ha mostrado obsoleto a la hora de garantizar un ejercicio profesional de calidad, mientras países como España, Chile o Francia, exigen la aprobación de un examen de conocimiento para la obtención de la tarjeta profesional, nuestro país solo establece un mero trámite administrativo en el que no hay ninguna indagación sobre las calidades profesionales de quien la solicita. Pero tal vez el punto más controversial, es que una vez obtenida la habilitación profesional, se es abogado secula seculorum, sin la necesidad de realizar ninguna actualización profesional con posterioridad, es decir, una vez obtenida la tarjeta profesional, el abogado no tiene que volver a probar sus conocimientos jurídicos así la materia de estudio haya cambiado tanto como Peñalosa de partido.
En definitiva, esta laxitud con que se ha obrado en el país ha permitido la existencia de un enjambre de abogados que pululan en la administración pública y en los despachos privados, nutrido año tras año por los miles de estudiantes que emanan de cualquier centro educativo, y que reproducen esa idiosincrasia colombiana tan fantoche, fanfarrona y arribista, la misma del “usted no sabe quién soy yo”. Por todo esto, si usted es de los que piensa en estudiar afanosamente la carrera de derecho el próximo semestre, hágale un favor al país y piénselo dos veces antes de emprender el largo camino del clientelismo político y la burocracia administrativa.
[1] http://www.portafolio.co/tendencias/colombia-pais-mayoria-quiere-abogado-79388
[2] http://www.las2orillas.co/colombia-pais-lleno-de-abogados/
[4] http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articuloimpreso201004-colombia-tierra-de-abogados
[5] http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/panorama-de-los-ingenieros-en-colombia/16402298
[6]http://www.elespectador.com/opinion/tinterillos
[7] Mauricio García Villegas http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articuloimpreso201004-colombia-tierra-de-abogados