El bitcoin es, hasta el momento, uno de los desarrollos más prometedores en términos financieros. Este texto pretende resaltar algunas características sobre el uso de esta criptomoneda, sus falencias y las necesidades de regulación para evitar estafas. Esto, sin entrar en el detalle de cómo se crea y a dónde va el dinero con el que se compra.
Por: Fernando Dueñas
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Recientemente se destapó lo que podría ser una de las estafas más grandes del año en Colombia, si se tiene en cuenta que el fraude afectó de forma directa a ciudadanos del común. Esto, a cuenta del provecho que tomaron un par de personas (Juan Carlos Olaya y Silfredo Camargo) sobre inversores incautos, inocentes y poco diestros sobre cómo funciona la especulación[1].
Dado que en el mercado de criptomonedas no cualquiera está en capacidad para hacer trading (si es que esto fuera algo legal), ni se ha hecho hincapié en cuáles son los cuidados que debe tener una persona al adquirir una divisa como el bitcoin (BTC) o dónde adquirirla, es necesario hacer un llamado a la prudencia.
Y es que si los economistas de la región poco hemos progresado en los análisis sobre el alcance real de este mercado basado en algoritmos sobre red P2P[2], me atrevo a decir que, a nivel general, como ciudadanos, no sabemos siquiera chapotear en la piscina de incertidumbre que trae consigo el BTC. En particular, considero que comprender este mercado requiere estructurar los mecanismos de regulación del mismo en manos de un organismo que haga las veces de planeador central.
Partiendo de esto, es necesario comprender que por más descentralizado que sea el algoritmo diseñado por Nakamoto (2008)[3], es imperativo que el mercado que se ha venido desarrollando sí esté regulado para evitar que la odiosa ley de Say[4] se encargue de hacer impagable un activo (imagine que un activo o un bien que usted necesita pueda llegar a costar los 50 BTC que alguien más tiene, mientras que usted solo cuenta con 3 BTC). De no regular este mercado y suponiendo una consolidación del mismo, el resultado será una mala distribución de la riqueza, lo que claramente profundizará las brechas sociales, impidiendo que los gobiernos puedan ejecutar medidas de política eficientes.
Además, es necesario que comprendamos cuáles son las características de la población colombiana en materia de uso de TIC, toda vez que las transacciones que se hacen con esta divisa intangible requieren, por lo menos, del conocimiento básico en el uso de equipos computacionales. Todos estos son problemas que no se están tratando con la rigurosidad que el avance de este medio de pago exige.
En cambio, los argumentos a favor de su uso que hoy por hoy se discuten, giran en torno a cómo ganar dinero con esta moneda, bien sea minando BTC[5] o comprándolos en casas de cambio, prestando servicios a cambio de pagos en BTC, y por supuesto aquel ofrecimiento que hacen algunas entidades sobre “cómo apalancar su inversión y darle una rentabilidad de más del 50%”, lo cual es una abierta y odiosa mentira.
Para algunas personas es plausible pensar que el BTC es la moneda que revolucionará la economía global, que al no depender de la gestión de un gobierno está blindada contra las coyunturas de la política económica como la emisión de dinero, y que no es una moneda inflacionaria. Libertarios románticos que propenden por naciones en las que la única función del Estado sea permitir el funcionamiento del mercado sin intermediación alguna en donde todos somos dueños de nuestros destinos.
Estas afirmaciones son parcialmente verdaderas. Estoy de acuerdo en que el futuro de las finanzas (pero no de la economía) estará ligado fuertemente a los progresos e innovaciones en los medios de pago y de transacciones. También considero que los desarrollos tecnológicos con base en cadenas de bloques deben permitir que los gobiernos sean más eficientes y transparentes, como afirman Tapscott y Tapscott (2016).
Ahora bien, volviendo al tema del mercado BTC, en mayor medida la adopción de esta criptomoneda depende de la confianza que las personas tengan en un sistema que ha demostrado ser bastante volátil[6], e intrínsecamente inseguro debido a la atomización de la información de las transacciones que se realizan.
Para el caso colombiano, el progreso del mercado BTC no solo se enfrenta a la confianza y aceptación en su uso, sino que también tiene como barrera una sociedad que aún presenta gran aversión al uso de TIC, como lo evidencia la baja penetración del servicio de conexión a Internet, que para el año 2016 registró en el 45,6%[7] de los hogares colombianos, mientras que, a nivel de personas, el 58,1% de la población hace uso de Internet en cualquier lugar (p. ej. PC, Smartphone, tablets).
Esto muestra que el BTC es aún una divisa que para consolidarse debe esperar a que haya una mayor madurez en el uso de TICS. Es decir que este mercado está sujeto al progreso de la cultura digital de la población. Precisamente, la ausencia de cultura digital, y conocimientos generales en finanzas han dado paso a que algunos individuos jueguen con las expectativas de rentabilidad de las personas.
Es totalmente claro que el uso de criptomonedas como el BTC seguirá en boga en el país, de acuerdo con las tendencias globales. Es por esto que están dadas las condiciones necesarias para que haya una regulación de este mercado, que los organismos encargados de estos mecanismos brinden a la población información suficiente sobre el uso de estas monedas, tanto en términos de tecnología como de finanzas, independiente del debate sobre la legalidad en su uso.
Por ahora, mientras economistas, instituciones financieras y reguladores nos ponemos a debatir: señor lector, si piensa invertir en BTC, compre y téngalos en su monedero, ya que la única ganancia que tiene asegurada es la que le ofrece el tipo de cambio BTC/USD (1 BTC = $2673 a 21 de junio de 2017), y aun así tenga en cuenta que debe asumir un alto riesgo de pérdida, ya que la moneda no tiene un control en ese tipo de cambio. Además, en el país no hay casas de cambio de esta. Esté preparado para asumir un riesgo de pérdida por el que no le va a responder ninguna entidad bancaria, ni la Superintendencia Financiera y mucho menos el que lo invite a hacerse rico con BTC.
Bibliografía
Nakamoto, S. (2008). Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System. Recuperado de: https://bitcoin.org/bitcoin.pdf
Tapscott, D. y Tapscott, A. (2016). La revolución blockchain. Barcelona: Ediciones Deusto.
[1] http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/me-coin-la-estafa-del-ano-en-colombia-donde-estan-juan-carlos-olaya-y-silfredo-camargo/20170620/nota/3497561.aspx
[2] Es una red en la que todos los ordenadores funcionan sin servidores.
[3] Es el seudónimo del creador de la moneda BTC.
[4] Cuantos más bienes se produzcan, más bienes existirán.
[5] Revisar y descifrar las cadenas de bloques que se generan sobre las transacciones efectuadas.
[6] Ver: http://www.elespectador.com/economia/bitcoin-se-desploma-18-tras-negativa-de-reguladores-estadounidenses-articulo-683994
[7] 45ada
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