El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

¿Quién se atreve a vivir sin petróleo?

Por: JUAN DAVID MARTÍNEZ GORDILLO

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En la actualidad, la sociedad tiene una fuerte dependencia al consumo del petróleo y sus derivados sin darse cuenta de los costos que esta ha traído consigo.

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Ilustración por: Diego Alejandro Martínez Gordillo

Es innegable que los combustibles fósiles, en especial el petróleo, son la fuente de energía ideal en términos de transporte, densidad energética y abundancia (al menos hasta hoy). Es por eso, que en gran parte del siglo XX estos se acogieron como la piedra angular para la satisfacción de las necesidades energéticas a nivel mundial.

No obstante, al ser una fuente de energía con cualidades óptimas, se convirtió en un recurso indispensable para cada ser humano. Tanto así que, el sistema económico está convencido de que es necesario prolongar esta dependencia en beneficio de la eficiencia que brinda el uso del petróleo y que nos ha llevado a un progreso sin precedentes. Algo irrefutable, ya que sin una fuente de energía como lo es el petróleo no se podría haber llegado al nivel económico, tecnológico y social en el cual se encuentra hoy la población mundial.

Es de vital importancia saber cuáles serían las consecuencias de rehabilitar a la economía mundial de su dependencia del petróleo, para así tener una visión objetiva de qué tan plausible es una transición hacia el uso de otras fuentes de energía. Para efectos prácticos, se debe retratar cómo sería la vida de un individuo promedio en caso de que este renunciase de forma absoluta a usar el petróleo en cualquier instancia.

Usted al comenzar el día debe preocuparse por varias cosas, entre estas, el desayuno como primera comida del día, su aseo personal y por supuesto, el respectivo transporte hacia su lugar de trabajo.

En primera instancia, debe procurar no utilizar en la ducha artículos que se deriven del petróleo. Así pues, deberá olvidarse de utilizar jabón, algunas cremas y cosméticos. Más aún, muy probablemente deberá buscar un sustituto para su cepillo de dientes y crema dental, pues ambos en muchos casos involucran en su manufactura productos que se derivan del petróleo.

Luego viene el desayuno. Para lo cual, se debe tener claro que muchos electrodomésticos tienen piezas construidas con termoplásticos. De igual forma, el politetrafluoretino (más comúnmente conocido como teflón) es utilizado como antiadherente en sartenes y ollas, y los polipropilenos endurecibles se utilizan para fabricar utensilios de cocina. Así pues, usted deberá olvidarse de utilizar aproximadamente un 80% de su cocina a la hora de hacer su primera comida del día, seguramente, nada que un chocolate hecho con leña de forma artesanal y un corte de queso no puedan resolver. Sin embargo, en términos de eficiencia y costo de oportunidad puede ser dispendioso. En gran medida, la alimentación se tornaría complicada dados los hábitos del común de la población.

Así mismo, el transporte de carga en el interior de los países se vería seriamente afectado, dado que hace uso de gasolina para impulsar sus camiones y tracto camiones, provocando que los alimentos no puedan ser transportados dentro del territorio.  Algo parecido a un paro de transportadores indefinido (algo a lo cual usted ya debería estar acostumbrado si asumimos que es colombiano). En ese sentido, la agricultura urbana sería el mejor aliado dado el contexto de desabastecimiento que sufrirían las grandes ciudades. De esta manera, usted podría optar por cultivar su propia comida para sobrevivir o por el contrario tendrá que estar dispuesto a pagar precios inflados por alimentos que se tornarían escasos en las zonas urbanas.

Por otra parte, viene un aspecto complejo, el transporte hacia su lugar de trabajo o cualquier otro destino. Gran parte del petróleo extraído mundialmente se destina para impulsar vehículos, buses, motocicletas, camiones, trenes y aviones. Por tanto, la parte con mayor dramatismo de la historia es la forma como usted llegará a su destino final si debe salir de casa. Por supuesto, podría caminar o puede hacer uso de la bicicleta. Eventualmente, podría llegar al trabajo en caballo o incluso monopatín. No obstante, el problema radica en las distancias largas.

Por ejemplo, los viajes por carretera serían cosa del pasado al igual que los viajes en avión, al menos hasta que nuestro personaje logre encontrar otras formas de viajar. Las carreteras al igual que las calles y los cielos se verían desoladas comparadas a como se ven ahora. Por eso, usted tendrá que escoger rutas cortas para sus desplazamientos o deberá, en el largo plazo, esperar una masificación de un transporte que use vehículos eléctricos o impulsados por gas, esto incluyendo, puntos de recarga eléctrica con la misma abundancia que tienen las estaciones de gasolina; una tarea que aún se torna distante. En ese sentido, el ajuste sería tan inmediato como el ritmo al cual la infraestructura pudiese ser adecuada a sus necesidades propias.

De esta manera, es claro que un cambio brusco que implique renunciar al petróleo demandaría grandes esfuerzos individuales y sobre todo colectivos. El grado de dependencia es tal que actualmente la economía se encuentra entre la espada y la pared. Puesto que, por un lado, si el precio del crudo sube afecta en gran medida a sectores claves de la economía como lo son los anteriormente mencionados. No obstante, si el precio disminuye, contrario a lo que muchos pueden pensar, también significa malas noticias para la sociedad en general y no sólo para quienes se lucran de la extracción del crudo.

En principio, el problema más general sería una deflación generalizada dada la necesidad del petróleo para una basta cantidad de productos, algunos de ellos mencionados anteriormente, lo que generaría recortes en la producción y un aumento en el desempleo. También, se pueden generar problemas con los incentivos a utilizar energías alternativas. Puesto que, ante un bajo precio del crudo, el uso de energías limpias se vería relegado ante menores costos de uso en cuanto a fuentes de energía fósiles.

En resumidas cuentas, la receta para la transición no es del todo clara y esta dependencia peligrosa sólo se podrá desvanecer gradualmente utilizando distintos instrumentos en su mayoría enfocados hacia la transición y al cambio de paradigmas sociales.

Finalmente, el desincentivo del uso del petróleo debe ser logrado con precios altos del crudo comparativamente hablando. De igual manera, la dependencia del automóvil puede ser manejada con peajes e impuestos por rodamiento mayores, se pueden promover sistemas de transporte masivos e individuales que hagan uso de energías alternativas además de la creación de una extensa infraestructura de recarga de medios de transporte eléctricos. Por supuesto, lo primordial es promover un estilo de vida que haga más sencillo el hecho de vivir sin las maravillas que nos proporciona el petróleo hoy en día.

El petróleo algún día acabará y es deseable que el contexto correspondiente se acerque a una sociedad que ya no necesite de él y simplemente sea pieza importante de la historia como lo es el motor impulsado por vapor u otros avances y descubrimientos que moldearon lo que es hoy la sociedad y el sistema económico contemporáneos.

 

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