El Mal Economista

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Queridos señores de las FARC

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Por:Javier Ardila @derjavi @maleconomista

Tras los acuerdos de la Habana las FARC pasaron de ser una organización criminal a un grupo que, cual Robin Hood, aboga por los pobres. Si bien muchos todavía no les creemos, vale entrar a analizar no solo los debates sino también las propuestas del que seguramente será un nuevo grupo político en el país.

Queridos señores de las FARC:

Puede que no se haya acordado todo lo que ustedes querían; pero en la Habana, después de los colombianos, ustedes fueron los que más ganaron. Ganaron porque no todos los días se puede pasar de ser un actor terrorista reconocido a nivel mundial a un grupo político, ciertamente es su victoria más grande o por lo menos la mayor desde el Caguán. Aunque yo no les creo completamente que ustedes tengan una vocación política en vez de solo dedicarse al enriquecimiento ilícito; al igual que un buen número de colombianos reconozco que al debate político del país le cabe de sobra muchos de los temas que ustedes llevaron a la mesa en la Habana. Sin embargo, leo con preocupación los argumentos y las políticas que ustedes propusieron en varios de los puntos tratados en la mesa de negociación. No porque se traten de ideas disparatadas, sino porque se debatía con ideas trasnochadas y que tristemente recuerdan a proyectos fallidos del pasado y de hoy día.


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Por ejemplo, respecto al debate de la soberanía alimentaria ustedes buscaban que la totalidad de los alimentos que consumimos se produjeran internamente. Aparte de lo romántico que pueda sonar hay un punto valido detrás de esto. Gran cantidad de alimentos importados son transparentes a los colombianos, es decir el consumidor no se dan cuenta de su origen, mientras que a su vez miles de campesinos son incapaces de competir debido al bajo precio con el que llegan a nuestras tierras. Siendo el caso de las legumbres el más representativo, ya que aunque se importa la mayoría estoy seguro de que son pocos los colombianos que piensan en Canadá cuando se están comiendo un plato de garbanzos o de lentejas.

Ahora, su solución es donde empiezan las cosas deschavetadas, ya que querían muy al estilo socialista planificar la producción de alimentos de manera centralizada. Por un lado basta con decir en contra que, experimentos anteriores en países menos alegóricos mostró que tales planes no sirven e incluso se llega a un desabastecimiento peor (como fue la hambruna ocasionada por la reforma agraria de Mao). Por otro lado, también debe ser claro que incluso aun si se tratara de darle un toque de modernidad (hablando de presupuestos y precios regulados) lo cierto es que pasaríamos de un sistema donde no da plata sembrar garbanzos en Colombia a otro en donde si el gobierno se quiebra no hay ni para garbanzos ni para papa.

En efecto, dentro del debate de la soberanía alimenticia sí hay un punto muy válido, y es que no se puede dejar sólo al mercado, en especial cuando tenemos un país tan rural como Colombia donde factores externos pueden mandar a millones a la pobreza. Es por esto que se debe proteger a los agricultores de cosas como la revaluación de la moneda, algo que pasó cuando padecimos de enfermedad holandesa por el alza del petróleo, y de las estrategias de competencia desleal como el dumping. De la misma manera la inversión en infraestructura y fondos agrarios es la mejor manera para darle la productividad faltante a nuestro campo.  No olviden el gran rol de los productos orgánicos que podría aportar nuestro país a un mercado saturado de productos transgénicos y contaminados.

Por otro lado, su posición frente al manejo de los medios es la de “democratizarlos”. Esto me recuerda al único diario de la Unión Soviética, Pravda (Verdad en ruso), o a la radio del mismo país socialista en donde los aparatos solo recibían una emisora. Estos dos medios no eran más que otro canal de difusión del gobierno socialista, en el cual se anunciaban con bombos y platillos las gloriosas medidas del gobierno nacional, se rajaba o menospreciaba a los países enemigos (Telesur?) y donde aparentemente cualquier persona con poder podía imponer censura. Les pregunto, ¿es esto lo que le quieren dar al gobierno?, ya bastante se queja la gente de que los medios son comprados, pero al democratizarlos, es decir al buscar que no sean de ánimo de lucro pasando a ser mantenidos con dineros del estado, pasaríamos a politizarlos completamente. Es cierto que en algunos países como Inglaterra o Alemania este sistema ha funcionado, pero es inevitable también notar que incluso allá se cuenta con un sistema mixto donde los privados entraron como un acto de buena fé por parte de los gobiernos. Si alguno de ustedes tuvo la fortuna de toparse alguna vez con el libro de García Márquez “90 días en la Cortina de Hierro” sabrán la discusión que tuvo el Nobel con algunos rusos sobre la naturaleza de los medios. Estos no concebían la idea de un medio con ánimo de lucro ya que para ellos nadie iba a pagar por leer lo que el gobierno quería decir.

En resumidas cuentas primero les toca que se actualicen, ya que si bien sus preocupaciones en varios casos tienen validez, sus argumentos huelen tanto a formol como los políticos que ustedes desprecian. También toca que abran los ojos, porque se deja entrever que para ustedes los modelos Cubano y Venezolano son recetas para el éxito. Afortunadamente  estamos en un punto en la historia donde esto ya salta a la vista, porque muy a pesar de lo que digan sus anfitriones, los cruceros y aviones americanos están entrando ya mismo a la otrora pura y prístina Cuba, trayendo consigo todo el vicio y la perdición que una vez motivó a Fidel a cerrar la isla. Mientras tanto en Venezuela, las cosas más básicas escasean para la gran mayoría, pero las élites que se quedaron y los nuevos “boliburgueses” siguen viviendo de lo lindo. O bueno, lo único es que el colapso de la Salud que mata a miles cada día los obligó a empezar a ir al médico a Miami. ¿No será de pronto que es esto lo que ustedes quieren?

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