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Publicado el El Mal Economista (EME)

“Hay que ser optimistas racionales”: Daniel Gómez Gaviria

EME entrevistó a Daniel Gómez Gaviria, economista colombiano que trabaja en el Foro Económico Mundial (WEF) como Head of Competitiveness Research. El profesor Gómez nos explicó, entre otras cosas, por qué las investigaciones del WEF son políticamente relevantes, y cómo Colombia puede beneficiarse del trabajo de esta organización.  

imagen-1Fuente: La Nación

Por: Guillermo García Parra
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El Foro Económico Mundial (WEF) es una organización internacional a la que se conoce principalmente por el Global Competitiveness Index (GCI) y la Asamblea Anual de Davos.  El primero es una evaluación comparativa de la productividad de las economías nacionales, la que el WEF busca que funcione como un útil instrumento de investigación y de toma de decisiones informadas para los Estados, el sector privado y la sociedad civil; la segunda, un evento multitudinario que se realiza todos los años, al final de enero, en el que para hablar acerca de los problemas más importantes que enfrenta el mundo se reúnen prestigiosos directores ejecutivos, líderes políticos, líderes religiosos, representantes de las Organizaciones no Gubernamentales, economistas y periodistas.

Muchas personas ignoran, desafortunadamente, que el WEF también planifica y desarrolla otras iniciativas regionales y globales de las que resultan informes que merece la pena que los medios divulguen y analicen. Por ejemplo, el WEF divulgó este año el “Inclusive Growth and Development Report 2017” (IGDR 2017), un reporte que contribuye a la reflexión sobre la manera cómo el capitalismo global puede ser incluyente. El mes pasado El Mal Economista (EME) publicó una entrada en la que son analizados los aportes de este informe.

EME entrevistó a Daniel Gómez Gaviria, un economista colombiano que trabaja en el WEF como Head of Competitiveness Research. El profesor Gómez nos explicó, entre otras cosas, por qué las investigaciones del WEF son políticamente relevantes, y cómo Colombia puede beneficiarse del trabajo de esta organización.

Usted es el Head of Competitiveness Research del World Economic Forum. ¿En qué consiste ese cargo?

– El Foro Económico Mundial trabaja en torno a 14 ejes temáticos con características sistémicas. Yo estoy en el sistema de crecimiento económico e inclusión social. Estoy encargado principalmente del Informe Global de Competitividad, uno de los informes bandera del Foro, y del trabajo de competitividad alrededor de este informe. Por ejemplo, lidero una iniciativa llamada “laboratorios de competitividad”, la que busca profundizar en el análisis del informe y trabajar en soluciones que respondan al reto de cerrar brechas en diferentes países. El trabajo es entonces, por un lado, analítico, investigando los determinantes de la productividad y las mejores maneras de medirlos, y, por el otro lado, de política: cómo hacer para cerrar brechas mediante colaboración público-privada.

¿Por qué es importante el trabajo que lleva a cabo el World Economic Forum?

– El Foro Económico Mundial es la organización internacional para la colaboración público-privada. El Foro es tal vez la única institución capaz de movilizar tomadores de decisión tanto del sector público como del sector privado y la sociedad civil, catalizando diálogos estructurados que resultan en nuevos planes de acción para responder a los retos globales más apremiantes. El papel del Foro se puede entender pensando en términos de plataformas. La institución sirve de plataforma tanto en el mundo digital como en el análogo, juntando diversos intereses y movilizando esfuerzos. En el contexto actual, de polarización y desconfianza, este papel cobra especial importancia. El fundador y director ejecutivo del Foro, el profesor Klaus Schwab, enfatiza la idea de la sociedad participativa para construir nuevos acuerdos sobre los debates más apremiantes de nuestro tiempo.

El World Economic Forum produce informes de muy alta calidad. ¿De qué manera estos informes influyen en las decisiones de los políticos, los planeadores de políticas públicas, los grupos de interés y otros actores políticos importantes?

– Los informes del Foro Económico Mundial y, en particular, el Informe Global de Competitividad sirven como catalizadores y punto de partida del diálogo estructurado entre el sector privado, el sector público y la academia. Al poner sobre la agenda, año tras año, los temas de largo plazo, estos informes contribuyen a cambiar la dinámica de la relación gobierno-sector privado: en vez de ser solo un diálogo sobre el corto plazo, centrado en intereses particulares, dicha dinámica se transforma en un diálogo sobre el largo plazo y sobre los temas que nos afectan a todos. A partir de los informes en general, y del IGDR 2017 en particular, se monitorean los temas más importantes para la productividad, el crecimiento y otros determinantes de bienestar. Estos resultados permiten identificar prioridades de política pública, construir agendas conjuntas público-privadas, diseñar institucionalidad e informar la toma de decisiones.

En muchos países estos informes son el eje central de sistemas de competitividad, y sirven como base de instrumentos subnacionales de monitoreo como el Índice Departamental de Competitividad (IDC).

Hay personas que acusan al World Economic Forum de estar al servicio de los intereses de las elites económicas y políticas mundiales. ¿Qué le diría usted a estas personas?

– El Foro Económico Mundial está fundado sobre la idea de mejorar el estado del mundo a partir de la colaboración público-privada. Si uno revisa la agenda de trabajo y los programas de las reuniones anuales, tanto la de Davos como las regionales, encuentra una amplia variedad de temas que chocan con esa preconcepción. Encontramos los temas ambientales, humanitarios y de inclusión. Igualmente, revisando los participantes, además de los representantes de los gobiernos y de los miembros del Foro (recordemos que el Foro es una institución completamente privada sin membresía ni representación gubernamental) encontramos representantes de la sociedad civil como ONGs, fundaciones, la comunidad académica y las organizaciones sindicales y de trabajadores, entre otros.

Muchos de los temas de actualidad empiezan a moverse en los espacios del Foro, desde acercamientos entre estados en conflicto hasta temas que requieren coordinación internacional como el de cambio climático.

Sin embargo, es cierto que la coyuntura actual ha mostrado la necesidad de nunca ser complacientes, de reconocer nuestras cajas de resonancia y escapar de ellas. El Foro está buscando activamente interactuar con más grupos, además de las grandes empresas. Por ejemplo, la comunidad de Global Shapers reúne a jóvenes emprendedores de todo el mundo agrupados en “hubs” por ciudades. Los Tech Pionneers son empresas tecnológicas emergentes. Los Young Global Leaders son líderes globales menores de 40 años. Además de estar abriendo nuevos espacios y diálogos con diferentes grupos, el Foro es la organización internacional más activa en redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin, contribuyendo a espacios permanentes de diálogo amplio e inclusivo.

En las reuniones que el WEF organiza en Davos participan generalmente líderes políticos y empresariales, es decir, los “poderosos”. ¿Por qué esto es así? ¿Y no sería una buena idea que el WEF también les “diera la palabra” a otros actores políticos?

– ¡Me adelanté a la pregunta! En la respuesta anterior traje a colación los muchos otros grupos y actores políticos que están formando parte de los eventos y las actividades del Foro. Tal vez vuelvo a destacar la participación activa de organizaciones humanitarias, organizaciones de trabajadores, Global Shapers y Tech Pionneers. Agrego la comunidad de los Global Future Councils, grupos de expertos invitados a desarrollar propuestas en la frontera de sus áreas de conocimiento con periodos de actividad de 2 años. Finalmente, vale mencionar que los Global Shapers administran anualmente una gran encuesta para jóvenes menores de 35 años. Esta encuesta sirve de barómetro de cómo ven el mundo los jóvenes y cuáles son los problemas más apremiantes. Líderes de la comunidad de Shapers se reúnen en Ginebra anualmente para forjar sus agendas de trabajo. Realmente, la plataforma del Foro Económico Mundial está explorando todos los temas importantes del momento, y está involucrando en este proceso a muchos más actores además de los líderes políticos y empresariales de Davos. Ese es solo un espacio. Importante, pero solo es uno.

En el “The Inclusive Growth and Development Report 2017” (IGDR 2017), el WEF habla acerca de crecimiento incluyente. ¿Qué es el crecimiento incluyente? ¿Y cómo se diferencia este concepto de otras aproximaciones al crecimiento económico?

– El IGDR 2017 explora en su segunda edición el tema del crecimiento y su dimensión distributiva. Basado en 3 pilares, mide aspectos de inclusión como medidas de la distribución del ingreso. Igualmente, presenta varios pilares de factores que pueden incidir en la distribución de ese crecimiento. La idea es pensar en cómo participan diferentes grupos en el proceso de crecimiento. Un tema fundamental para debates actuales.

¿Qué factores condujeron al WEF a reflexionar acerca de la manera como el crecimiento y la inclusión se pueden conciliar?

– El informe parte de la idea de que no siempre hay una disyuntiva entre la eficiencia y la equidad. Al contrario, muchas políticas que promueven la equidad también son eficientes. Los ejemplos incluyen los programas de temprana infancia, que contribuyen a la equidad y al mismo tiempo, tienen retornos económicos inmensos. Reconocer ese espacio de ganancias mutuas, o gana-gana entre crecimiento y equidad, promueve una discusión donde ambos temas se analizan en paralelo, en vez de hacerlo secuencialmente. Esto puede generar un crecimiento más robusto y participativo.

¿Qué pueden hacer los diferentes países mundiales para aprovechar satisfactoriamente el IGDR 2017?

– Como con los otros informes del Foro, el informe de crecimiento incluyente busca ser un catalizador de diálogo y de decisiones público-privadas en beneficio del crecimiento con visión amplia y participativa.

¿Cómo contempla el WEF seguir trabajando en la conciliación del crecimiento con la inclusión?  

– El tema es central en la agenda del sistema de crecimiento e inclusión social. Tenemos una línea de trabajo junto con nuestro Global Future Council, un grupo de 20 expertos internacionales donde estamos reflexionando sobre cómo lograr una globalización incluyente, desencadenar procesos de crecimiento a partir de mayor productividad, mejorar nuestro entendimiento del desarrollo a partir de mediciones multidimensionales y cambiar la narrativa.

Además de continuar publicando el informe y de generar líneas de trabajo en torno a sus resultados, el Foro está trabajando con el Banco Mundial y el IDRC en la creación de una plataforma digital de mejores prácticas para el crecimiento inclusivo. A través de una amplia convocatoria hemos recibido ideas de gobiernos, empresarios y Organizaciones no Gubernamentales que están siendo evaluadas por un jurado de expertos y comenzarán a alimentar este repositorio. De igual manera, junto al Centro para el Desarrollo de la OCDE, venimos trabajando en un proyecto sobre priorización de políticas para salir de la trampa de ingresos medios. Este proyecto busca potenciar el uso de nuestros indicadores y contribuir al proceso de formulación de políticas de desarrollo en Latinoamérica.

En un artículo reciente el profesor Schwab da unos lineamientos sobre los retos que tenemos: a pesar de haber logrado sacar de la pobreza a billones de personas, nuestro modelo actual de globalización enfrenta retos enormes con grupos importantes de nuestra sociedad que se sienten excluidos o amenazados. Tenemos que avanzar en un mejor entendimiento de estos retos.

El IGDR 2017 presenta un nuevo ranking, el “Inclusive Development Index” (IDI). Colombia, que en el ranking de PIB per cápita se encuentra en el puesto 21 de las economías en desarrollo, en el IDI se encuentra en el puesto 33. ¿Qué indica este resultado acerca de la economía colombiana?

– Los resultados son interesantes, y están sujetos a mucho más análisis del que hemos hecho hasta ahora. La comparación entre el ingreso per cápita y el IDI permite tener una idea sobre qué tan inclusivo está siendo el crecimiento. No es solo desigualdad del ingreso ya que incluye otras medidas.

¿Cree usted que en Colombia se planifican correctamente las estrategias de crecimiento económico e inclusión social? ¿Qué funciona bien? ¿Qué se puede hacer mejor?

– Colombia ha tenido importantes avances en el diseño y ejecución de sus políticas sociales y de crecimiento. Hay nuevas innovaciones en programas de transferencias condicionadas; se está trabajando en reformas importantes del SISBEN y en políticas que den lineamientos para programas de subsidios; se ha avanzado en los temas de medición con la implementación de medidas de pobreza multidimensional; varias misiones de expertos convocadas por el DNP han dado valiosos insumos para la mejora de las políticas de desarrollo incorporando temas de sostenibilidad e inclusión. La Misión de Crecimiento Verde, por ejemplo, empezó tareas hace poco.

En el tema de la competitividad, Colombia cuenta con el Sistema Nacional de Competitividad Ciencia, Tecnología e Innovación: una institucionalidad coherente para la coordinación público-privada y entre entidades del gobierno. Este sistema contribuye a una mejor planeación y articulación de las estrategias de crecimiento e inclusión. Hay que continuar fortaleciéndolo.

Hay muchas cosas que funcionan, muchas que necesitan mejorarse. Un tema que afecta a todas las políticas y su ejecución, no sólo las de competitividad, es la coordinación interinstitucional entre gobierno central y local y entre sector privado y público. En ese sentido, las ideas del Foro pueden servir de brújula: la colaboración público-privada es esencial.

Usted ha insistido bastante en la colaboración público-privada. ¿No existe el peligro de que esa colaboración se termine convirtiendo en una cooptación del sector público por parte del sector privado?

– ¡Excelente pregunta! Comparto su preocupación, y creo que los temas de economía política son centrales en el análisis de políticas públicas. Para reducir el riesgo de captura, rentismo y, en el peor de los casos, corrupción, tenemos que tener parámetros claros para la colaboración público-privada. El punto de partida es tener claridad sobre el rol del Estado en la economía. Una aproximación que me parece útil parte de la idea de fallas de mercado y la necesidad de diseñar intervenciones solo justificadas en estas fallas y en la existencia de una institucionalidad que proteja contra fallas de gobierno.

– En los casos del trabajo de competitividad del Foro y del Sistema de Competitividad en Colombia, creo que se busca promover la colaboración público-privada en el marco de unas reglas del juego y de unas justificaciones económicas que blindan al sistema de estos peligros. Por un lado, al enfatizar los temas de largo plazo, y convocar al sector privado en torno a estos temas, se cambia un poco el chip de la discusión. En vez de concentrarse en los temas propios de grupos de interés, son enfatizados los temas de interés general. En definitiva, creo que al insistir en unos términos para esa colaboración público-privada e institucionalizarla, evitamos que esa colaboración se limite al lobby con acceso solo para grupos políticamente conectados. Agregaría que este tema también debería estar en el centro de las discusiones sobre lucha contra la corrupción.

Y, finalmente, ¿Cómo ve la situación de la economía colombiana?

– La economía colombiana es de las más estables de la región. Colombia tiene uno de los crecimientos más altos, controlado por los ciclos de la región; el ajuste al choque de términos de intercambio ha sido bastante ordenado, tenemos una política macroeconómica que garantiza un marco estable. Sin embargo, como enfatiza el CONPES 3866 de 2016, Política Nacional de Desarrollo Productivo, hay tareas pendientes en la agenda de competitividad y desarrollo productivo que requieren coordinación y articulación interinstitucional. Ese documento y otros que miran el lado de la oferta, el lado de lo micro, deben implementarse con más premura para acelerar los  ajustes macro.

Más allá de los temas coyunturales, creo que ha habido grandes avances en todos los indicadores de desarrollo económico: disminución sostenida de la pobreza, crecimiento de la clase media, mejores indicadores de salud y educación, avances en el área de infraestructura, un proceso interesante de diversificación de la economía basado en la innovación, el que apalanca el acceso a mercados por medio de procesos de apertura y tratados comerciales. Creo que hay razones para ser optimistas, reconociendo las amenazas y retos, construyendo resiliencia. Hay que ser optimistas racionales.

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BIBLIOGRAFÍA

García Parra, Guillermo (febrero 26 de 2017). El crecimiento económico no es incompatible con la inclusión social. Periódico El Espectador. Recuperado de https://blogs.elespectador.com/economia/el-mal-economista/crecimiento-economico-no-incompatible-la-inclusion-social

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