Por: Laura Toro Buriticá
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“La obsolescencia programada es hoy en día el motor de la economía mundial ya que fortalece cada vez más a las empresas, deja más vulnerables a los consumidores, enriquece a los países desarrollados y convierte a los países en desarrollo en basureros. Es muy difícil, que los consumidores por separado puedan enfrentar la dinámica que más rentabilidad da tanto a empresas como países, pero si somos más los que nos oponemos a un sistema económico tan absurdo como el que se está dando en este momento, entonces este mismo se quedará sin su insumo fundamental que somos nosotros… los compradores de lo obsoleto”
París… bien conocida por ser la ciudad del amor, se ha convertido desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre en la ciudad sede de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21). Ante la expectativa de las conclusiones que se puedan derivar de esta cumbre, que reúne a los mandatarios mundiales más importantes en torno a esta problemática, se han realizado múltiples marchas lideradas por ciudadanos que exigen mayor compromiso de todos los países para frenar el curso del cambio climático. En Bogotá, estas manifestaciones pacíficas tuvieron lugar el 29 de noviembre con el apoyo de Greenpeace para exigir mayor compromiso del gobierno colombiano con la emisión de gases invernadero. Hasta ahora el resultado de la cumbre ha sido el Acuerdo de París, un documento donde 184 países de 195 participantes se comprometen a reducir sus emisiónes de gases. Sorprendentemente, a diferencia de conferencias pasadas, los presidentes de China, Rusia y Estados Unidos han expresado un compromiso más concreto con la problemática, lo cual constituye un gran paso porque por lo menos ya no se hacen los de las “gafas” con el problema. Sin embargo aunque el discurso de estos líderes suena bonito, me pregunto cómo lo vamos a lograr si cada vez más las cosas duran menos… la pregunta me surgió ayer mientras usaba un portaminas para escribir las ideas de mi próximo artículo y de un momento a otro dejó de funcionar. En ese momento pensé, menos mal tengo un paquete de 12 portaminas que juré que no iba a necesitar pero ahora me doy cuenta que dado que las cosas duran menos, comprar más “por si las moscas” si se justifica.

Detrás de este incidente un poco insignificante, me dio por investigar si esto es un complot… si, como lo escucha, un complot para que las cosas duren menos. Pues bueno me puse a investigar sobre el tema y encontré que la información más completa sobre el tema estaba en el documental Comprar, tirar, comprar hecho por Cosima Dannoritzer, dónde se habla formalmente de la obsolescencia programada que es el término usado para hablar de la reducción de la vida útil de un producto intencionalmente para impulsar su consumo.
Pues bueno, esta práctica no es para nada nueva, comenzó en 1924 con las bombillas… empresarios de todo el mundo, incluyendo colombianos, crean un cartel que se llamó Phoebus cuyo fin era controlar toda la producción de bombillas y ejecutar un plan para sostener la producción, bajando la vida útil de las bombillas de 1500 horas a 1000 horas a través de un sistema de multas que penaliza a los fabricantes del cartel que no cumplieran con esa norma. En los 52 minutos del documental, se ven distintos casos de obsolescencia programa en distintas industrias como la de autos, medias de nylon e incluso de teléfonos celulares, en este último caso el incidente más polémico es el de la corta vida de las baterías del IPod de primera generación (18 meses). El problema de la obsolescencia programada más allá de su existencia como un plan empresarial es lo que pasa después, ¿ A dónde va a parar lo que ya no es útil? ¿Será que los países con mayor consumo son aquellos que asumen el manejo de desechos de lo que compran?

Esta imagen, evidencia que el manejo de los desechos de la obsolescencia de programada se hace de manera simplista… simplista porque la mayoría de desechos terminan en países como Ghana, donde entran declarados como equipos de segunda mano aunque realmente no funcionan y que han hecho que este país africano se está convirtiendo en el basurero electrónico de Europa y de Estados Unidos. Todo esto pasa paralelamente a la vigencia del acuerdo derivado de la Convención de Basilea que prohíbe la exportación de residuos tóxicos a países en vía de desarrollo por parte de países desarrollados… Medio cínico que los países que lideran la promoción de políticas a nivel global sean los mismos que las violen.
En este punto, no sé si esta serie de revelaciones que nos deja el documental lo deje tan sorprendido como a mi… de lo que sí estoy segura es que me deja repleta de preguntas, ya que la obsolescencia programada es hoy en día el motor de la economía mundial ya que fortalece cada vez más a las empresas, deja más vulnerables a los consumidores, enriquece a los países desarrollados y convierte a los países en desarrollo en basureros. ¿Será que es posible reducir emisiones de efecto invernadero cuando las cosas duran cada vez menos? ¿Quién protege a los consumidores frente a las tácticas deshonestas de los empresarios? ¿Será que hay alguna Asociación de Consumidores lo suficientemente fuerte en el mundo para poder enfrentar los intereses de millonarias industrias y poderosos países? ¿Estamos condenados a seguir en este círculo de producción-uso- desecho hasta que tengamos serios problemas ambientales?
Solo me queda decir, que en la Cumbre de París se deberian manifestar medidas más concretas de economía sostenible a través de la innovación y regulación a las industrias. Aún se puede innovar en producción que sea biodegradable, que use recursos de fuentes sostenibles y que sea responsable socialmente a través del apoyo gubernamental en la investigación científica aplicable a la industria y a la conservación ambiental. Les dejo el ejemplo de Warner Phillips para que vean que es posible, este hombre decidió cambiar la historia de su empresa familiar y creó una bombilla con vida útil de 25 años que hoy en día se conoce como L.E.D y que ha reducido el desecho de estas en todo el mundo. Es muy difícil repito, que los consumidores por separado puedan enfrentar la dinámica que más rentabilidad da tanto a empresas como países, pero si somos más los que nos oponemos a un sistema económico tan absurdo como el que se está dando en este momento, entonces este mismo se quedará sin su insumo fundamental que somos nosotros… los compradores de lo obsoleto.
REFERENCIAS
http://thebluepassport.com/2011/08/ghana-el-basurero-electronico-de-europa/
http://www.rtve.es/television/documentales/comprar-tirar-comprar/
http://edition.cnn.com/2015/11/30/europe/france-paris-cop21-climate-change-conference/