Por: Daniela Gualtero Briceño
¿Qué es lo que hace que un trabajador sea o no productivo? Ciertamente para responder a esta pregunta debemos centrarnos en estudiar factores de la organización del trabajo, del papel del líder, de las horas trabajadas, de las características físicas del trabajador etc. De la misma manera, la educación y capacitación que estos posean también será un factor dominante, es por esto mismo que para tener cierto nivel de productividad y competitividad se debe invertir en capital humano, hacer que este sea cada vez mas abundante pero a su vez de calidad. Esto es un reto cada vez más grande, ya que nadie puede obligar a otro a instruirse o a estudiar algo que no quiere, todo debido a la libertad de la que todos gozamos.
Es por esto que en cierto momento de nuestra vida podemos y debemos tomar una de las decisiones más difíciles: ¿Qué estudiar?, ¿En qué trabajar?. En estos momentos cabe preguntarse: ¿Qué pasaría si alguien que tiene facultades y gustos por la medicina decide estudiar por un motivo u otro algo relacionado con la historia?. Además del costo que representa un cambio de carrera y el tiempo perdido (en el caso en el que el estudiante decida comenzar de nuevo), una posible depresión y la búsqueda incansable de trabajo, se tendría un costo de oportunidad muy grande para el país, estaríamos perdiendo todo lo que una mente maravillosa podría aportar en términos de eficiencia, de innovación y de productividad si no encuentra su camino. Es por esto que se debe trabajar y hacer un esfuerzo para que esa decisión tomada sea la mejor y esté de acuerdo con las características, capacidades, necesidades e intereses del sujeto.
De esa manera, algo que es necesario para mejorar ámbitos del sector educativo y la calidad del capital humano, es invertir en procesos de orientación profesional y vocacional para los estudiantes. Con esto se estará un paso más cerca de asegurar que el futuro del país esté siguiendo un camino en el que está interesado en progresar, en crear, en el que esté usando todas sus capacidades y facultades, pero lo más importante en el que se siente feliz y a gusto.
La orientación profesional y vocacional es un proceso a disposición de los estudiantes en donde estos conocen cuales son sus facultades, habilidades e intereses que les proporcionan información en cuanto a lo que podrían estudiar y en las áreas en las que podrían explotar todo su potencial, teniendo en cuenta siempre su bienestar. Actualmente en Colombia, esto es un problema que debemos corregir, la mayoría de los estudiantes no tienen acceso a estos programas bien sea por que este no tiene una adecuada cobertura o su costo es muy elevado y por que no sé tiene conocimiento de su existencia y de las ventajas tanto económicas como sociales que este posee. Así, los estudiantes en su último año de bachillerato no saben que es eso a lo que se quieren dedicar o eso en lo que quieren trabajar y esto también es un impedimento para encontrarle un sentido a la educación.
Solo para dar algunos ejemplos, en países con altos índices de productividad y reconocidos por su educación de calidad como lo son Finlandia, Los Países Bajos y otros pertenecientes a la OCDE, se han desarrollado políticas educativas dirigidas a sacarle todo el provecho a la educación vocacional y profesional, de esa manera, esta se presenta a los estudiantes desde que empiezan su proceso escolar (5-6 años) y los profesores orientadores bien conocidos por su labor, poseen altos títulos de posgrados en educación que les permiten dar consejos y tener un análisis y seguimiento del proceso de una forma detallada. Para profundizar en esto, los invito a leer sobre el “Plan Lisboa”, un plan de desarrollo aprobado en el año 2000 por la Unión Europea que para cumplir sus múltiples propósitos, proponía hacer uso de la educación vocacional y profesional. En verdad es muy interesante ver la importancia que esta última jugó al momento de revisar las estrategias para cumplir las metas que tenía el plan.
A modo de conclusión quiero dejarlos con la siguiente frase de Steve Jobs: “La única manera de hacer un trabajo genial es amar lo que haces.” Ciertamente él sabía lo que decía y sus palabras tienen todo el sentido; un trabajador que se siente feliz y a gusto es más productivo, además de poner toda su capacidad, habilidades y facultades, le pone el alma y el corazón a lo que hace, le pone empeño y es capaz de innovar para mejorar la eficiencia, para aportar un pequeño granito al desarrollo de la humanidad. Sé muy bien que lograr todo lo que propongo no es fácil, pero estoy segura de que con ideas como estas y con mentes enamoradas de lo que hacen, se puede lograr algo grande.