La noche del domingo 20 de diciembre Colombia perdió la corona de Miss Universo, un hecho que resonó en todo el mundo e indignó a cada colombiano a pesar de no ser la peor pérdida de una corona en lo que va del año.
Foto tomada del Metropolitan Museum of Art
Por: Andrés Sastre
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Tristeza, dolor, impotencia, rabia, constante negación. Esos fueron algunos de los sentimientos que rondaron las mentes y corazones de los colombianos cuando la bella señorita Colombia tuvo que ‘agachar cabeza’ y entregar la corona que había recibido tan solo unos minutos antes. La noche del domingo 20 de diciembre Colombia perdió la corona de Miss Universo, un hecho que resonó en todo el mundo e indignó a cada colombiano a pesar de no ser la peor pérdida de una corona en lo que va del año.
Tan solo unos días antes, en medio del revuelo generado por el Galeón San José, Colombia le daba un adiós definitivo a otra corona, la Corona de los Andes. Con cerca de 450 esmeraldas enmarcadas en un fino trabajo de orfebrería colonial realizado en varias etapas entre los siglos XVI y XVII, este tesoro payanés (que había salido del país en 1936) entraba a formar parte de la grandiosa colección del Metropolitan de Nueva York; pasando a ser un recuerdo más de las tantas joyas del arte neogranadino que han abandonado estas tierras desde los primeros años de la República, en medio de un marco institucional ambiguo, la escasez de presupuesto para la conservación, catalogación y repatriación del arte nacional y la pobre memoria histórica de los colombianos.
A pesar del incansable trabajo de las dependencias de gestión del patrimonio cultural en Colombia, los limitados recursos y la falta de cercanía del arte y la cultura con el grueso de los ciudadanos han hecho que este tipo de temas se consideren problema del 1%, de las élites, los museos y las instituciones benéficas. No obstante, se trata de un problema de todos los que nos llamamos colombianos, especialmente cuando algunos personajes de la política nacional han decidido exacerbar un sentimiento antiespañol con los recientes hechos del galeón San José -algo completamente anacrónico y ridículo-. El problema no tiene solución definitiva, pero se puede comenzar por promover el reconocimiento de nuestra riqueza cultural y trabajar en políticas claras de conservación y recuperación del patrimonio artístico en el exterior, como era el caso de la Corona de los Andes y como es el caso del Tesoro Quimbaya.
Por ejemplo, a pesar de que existen cientos de iniciativas culturales que buscan preservar el patrimonio material e inmaterial de Colombia, los esfuerzos han sido insuficientes. Proyectos para hacer diccionarios de lenguas indígenas, la iniciativa de las asociaciones de amigos de los museos en diferentes ciudades, las iniciativas del Museo Nacional, entre otras instituciones públicas como Señal Memoria de RTVC son algunos esfuerzos valiosos que resultan incompletos ante el bajo presupuesto y la ausencia de interés político para conectar al público general con su patrimonio cultural.
Especialmente porque no ha sido un camino fácil, en el imaginario colectivo con el paso de los años ha prosperado la idea de que lo artístico e histórico es un tema banal de tres o cuatro familias acaudaladas, la academia y no un tema de Estado. Así, algunos citan que la corona de los Andes llevaba cerca de 80 años fuera de Colombia, que el Ministerio de Cultura hizo algunos acercamientos en décadas pasadas con el propósito de repatriarla sin éxito y, también, que en medio de las condiciones económicas de un país con millones de pobres, escribir sobre coronas reales raya en el esnobismo y la superficialidad.
Sin embargo, vale la pena que los economistas pensemos en el patrimonio cultural de Colombia porque en la música de nuestros cantores, en los lienzos de nuestros pintores, en las letras de nuestros escritores y en los recuerdos de nuestros historiadores es en donde radica la verdadera riqueza de Colombia. Esas son las coronas por las que realmente debemos luchar.
Por si quieren saber dónde podrán ver la Corona, les dejo en vínculo al sitio internet del Metropolitan Museum of Art de la ciudad de New York.