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No aguanta otro Marquetalia

Por: Chejo García

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Actualmente, gracias al proceso de paz, renace la esperanza en algunos sectores, asimismo el odio, el dogmatismo y hasta el extremismo, entre otros. No, no es cierto que Colombia se vaya a volver comunista, ni que el país se le esté regalando a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mucho menos que terminemos siendo una nación ‘castrochavista’.

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Foto tomada de: http://anncol-colombia.blogspot.com.co/

Lo realmente importante es saber qué seguirá después de la firma del acuerdo final para la terminación del conflicto. Para llegar a una respuesta podemos mirar hacia el pasado con la idea de no repetir lo que sucedió en Marquetalia un 27 de mayo de 1964: El nacimiento de las FARC.

Esa famosa frase que dice que: “El que no conoce su historia está condenado a repetirla”, y que bien no sé a quién atribuírsela, si a Napoleón o a Santayana o a Paul Preston aplica perfectamente para el conflicto que ha vivido Colombia en toda su historia. Desde el florero de Llorente hasta matarnos por un equipo de fútbol, hemos vivido inmersos en un entorno violento, un pasado sangriento lleno de injusticias, desigualdades, revanchismo y de odio visceral. Somos un país de amores y odios, y por primera vez en nuestra historia estamos ad portas de finalizar un conflicto por la vía del diálogo con una de las guerrillas más antiguas del mundo.

En dos décadas, la de los años 50’s y 60’s, Colombia atravesó cambios políticos considerables: la dictadura militar de Rojas Pinilla y el establecimiento del Frente Nacional (repartición del poder entre liberales y conservadores) como respuesta de ésta. El período histórico conocido como La Violencia, que dejó cientos de miles de muertos en los campos, se intensificó gracias al bandolerismo. Hubo una pequeña esperanza con los programas de inserción a la vida civil de guerrilleros durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo.

Gracias a estos programas, Pedro Antonio Marín, alias ‘Manuel Marulanda Vélez’ o ‘Tirofijo’, fue inspector jefe de carretera Aleluyas-El Carmen e incluso taxista en Neiva para redondear su sueldo, ‘Charro Negro’ pidió un préstamo y se dedicó al negocio de las bestias y a dar funciones de cine en los pueblos con recursos que el mismo programa le facilitó, Isauro Yosa se dedicó al sector lechero…[1] Las cosas parecían funcionar. Imagínense: personas que estaban a nada de dejar las armas y reintegrarse a la vida civil, trabajando, sirviendo a un bien común.

Pero nada de esto llegó a ser una realidad. Empezaron los robos de reses de ganado por parte de los guerrilleros, argumentando el incumplimiento de las promesas del Gobierno. ‘Mariachi’, un excombatiente del liberalismo invitó a ‘Charro Negro’ a una reunión en Gaitania para tratar el asunto, pero fue asesinado. Se trató de una emboscada. Manuel Marulanda denunció el hecho y la respuesta que recibió por parte del Ejército lo hizo tomar la decisión de reunir a un grupo de hombres que dejaron las herramientas y retomaron las armas para formar un grupo de autodefensas regulares.

Los ataques de ambas partes no se hicieron esperar en el marco de la operación… y ahí viene una discusión eterna: ¿Lazo o Laso? Lazo, según algunos porque se trataba de “enlazar” o cercar militarmente a las regiones con influencia comunista. O Laso por Latin American Security Operation, un proyecto contrarrevolucionario global para toda América Latina orquestado desde Washington.[2]

Tras intensos combates, el Ejército se proclamó victorioso tras la Operación Soberanía en donde bombardearon lugares de lo que se conocía como la República de Marquetalia, que dicho sea de paso, fue parte de territorio ubicado en Planadas, Tolima, tomado por los combatientes aprovechando el total abandono del Estado. El 27 de mayo de 1964 es considerado como el día en que nacieron las Farc.

Ahora bien, ¿Qué tenemos actualmente? Un proceso de paz con las Farc, avances en temas de justicia, verdad, reparación y reconciliación, dejación de las armas y reintegración a la vida civil. Por lo menos las ganas de hacer las cosas, de ambas partes, están. Hay un gobierno de Unidad Nacional (repartición del poder entre el Partido de la U y Cambio Radical), un deterioro de la seguridad en zonas de influencia paramilitar por parte de las bandas criminales y un sector que rechaza las negociaciones y pretende utilizar todos los medios a la mano “Procurando” perpetuar la guerra que tantas vidas nos ha costado al impedir, incluso, que los funcionarios públicos hablen de la paz.

Considero que la historia es circular (espero que se hayan visto El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra, en donde se explica muy bien este concepto), y que cada tanto se repiten escenarios con distintos personajes que encarnan las batallas de vieja data, las disputas por las cuales seguimos acabando con la vida del otro. Es el momento de mirar hacia el pasado para que no suceda lo de antes.

El Gobierno debe hacer presencia en las zonas que estaban bajo el poder de la guerrilla. Y cuando digo presencia no me refiero a sólo llevar fuerzas militares y policía, hablo de llevar educación, salud, empleo, obras públicas, vivienda, alimentación. Que se garantice el respeto a la vida por encima de las diferencias de cualquier índole, que nunca, nunca, nunca se repita una barbarie como el exterminio de la Unión Patriótica, que exista el real compromiso de la no repetición de acciones terroristas: secuestro, extorsiones, masacres, desplazamientos. Que el diálogo sea la primera herramienta a la hora de solucionar cualquier conflicto. Esta es una oportunidad histórica para hacer los verdaderos cambios y que no tengamos otro  Marquetalia.

 


[1] Asalto a Marquetalia – Capítulo cuarto. Alfredo Molano: http://www.elespectador.com/noticias/nacional/asalto-marquetalia-articulo-498380

[2] Marquetalia: el mito fundacional de las Farc. Eduardo Pizarro Leongómez: http://historico.unperiodico.unal.edu.co/ediciones/57/03.htm

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