Los más de 50,000 profesionales de la salud que no están involucrados directamente con el Covid-19 se enfrentan a un panorama desolador: sus ingresos se han visto reducidos considerablemente y sus riesgos laborales han incrementado, obligándolos a reinventarse.
- Por: María Gabriela Castañeda Otalora (@MGabrielaCas)
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María Eugenia Tovar tiene una enfermedad degenerativa por la cual necesita controles médicos constantes, pero ha faltado a sus últimas cinco revisiones (controles) porque a sus 84 años tiene mucho miedo de contagiarse de coronavirus.
Su caso no es el único, muchos colombianos han reducido o pospuesto sus visitas médicas por la pandemia, a pesar del aval que les ha dado a los médicos la Secretaría de Salud de Bogotá para atender a sus pacientes bajo los protocolos de bioseguridad. Esta caída súbita en la demanda por citas médicas ha sido un choque en los ingresos del sector de médicos de segunda línea que según el presidente del Colegio Médico Roberto Baquero abarca a 70,000 profesionales, dejándolos en una situación de desempleo temporal.
Lo anterior ha sido aún más complejo para las especialidades que no tienen la facilidad de adaptación para mantener los niveles de productividad usuales, particularmente aquellas como oftalmología, otorrinolaringología y la anestesiología, en las que el contacto es inminente y la virtualidad imposible.
El médico especialista en oftalmología Juan Pablo Castañeda ha sido víctima de esta reducción de consultas. Cuenta que desde el inicio de la pandemia estas han disminuido en promedio un 60% y que no han mostrado señales de regularse en un futuro próximo. No solo se ha visto afectado en sus ingresos, también está expuesto al contagio a pesar de no estar en la primera línea de atención al Covid.
Por tanto, es claro que no solo hay implicaciones económicas para este sector, sino que su costo de oportunidad, es decir el valor de realizar la consulta en contraste a no hacerla, ha disminuido teniendo en cuenta que el riesgo supera los ingresos que podrían obtener.
Según Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano, en total 60.000 miembros del personal de salud se han contagiado de Covid-19 en Colombia y 180 han muerto, incluyendo al porcentaje que se encuentra en segunda línea.
En cuanto a los ingresos, Baquero afirma que “la mayoría de los médicos en el país y más los que estamos en segunda línea… estamos trabajando por honorarios… entonces resulta que al cerrar todo nos tocó cerrar los consultorios por lo que nuestros ingresos se fueron totalmente para el piso; también ocurre que… están siendo contratados por prestación de servicios, entonces a muchos los mandaron de vacaciones, les bajaron el sueldo, no los volvieron a contratar… Entonces la parte económica para lo que fue el sector salud de segunda línea fue espantosamente grave… hay compañeros que tuvieron que ponerse a vender cosas para poder subsistir”.
Castañeda explica que, en su caso, la EPS Sanitas le suministró una única dotación de batas, máscaras y tapabocas, pero desde hace cinco meses, él asume todos los gastos que le han representado 250,000 pesos mensuales. Además del costo de la prueba de Covid-19, la cual se la realiza cada veinte días por un valor de alrededor de $220,000 por prueba para asegurar su salud y la de sus pacientes.
Si bien el gobierno fijó un reconocimiento económico temporal por una única vez para “el talento humano que prestó o esté prestando servicios a pacientes con sospecha o diagnóstico del covid-19”, según el decreto 538 de 2020, esta ayuda llegará a tan solo 235,000 personas que representarían solo el 33.57% del personal de salud en su totalidad, por lo que el alivio es insuficiente para socorrer a la población de médicos que se encuentran en una situación de déficit salarial.
Alvaro Botía, especialista en ortopedia, cuenta que la reinvención ha sido muy difícil y que “muchos han optado por la atención por telemedicina, que para algunas especialidades clínicas es fácil, pero no tanto para las quirúrgicas… nos han restringido por muchos meses… ha tocado aprender a vivir con menos dinero y saber medir los ahorros para usarlos en este momento…”
En el caso de la pediatra Catalina Morales, ella cuenta que su trabajo solía ser exclusivamente presencial pero como relata “el centro médico fue cerrado y se dejaron después muy pocas horas para mirar a los pacientes de forma presencial. La consulta se empezó a hacer de forma virtual, entonces por primera vez tuve que atender pacientes a través de Internet. También al ver reducidas las horas de consulta presencial, aumenté las horas de consultas en las casas de los pacientes porque a los papás les daba mucho susto llevar sus niños a urgencias cuando estaban enfermos…”
El ginecólogo Carlos Sarria cuenta que “se volvió de todos los días hacer consulta remota, lo cual es otra forma de trabajar para sortear el problema del confinamiento… algo que era impensable hace un año”.
Por otro lado, Morales también cuenta que “desde el tema académico pude estudiar un tema que siempre me había gustado, los recién nacidos. Hice un curso en la Universidad de Harvard y comencé a desarrollar mi programa… comencé a mostrarlo en las redes para comenzar a educar mamás sobre este tema”. Así mismo, Castañeda afirma que pudo dedicarse a aprender las técnicas de cirugía nuevas, a la vez que publicitar su trabajo con el fin de llegar a más pacientes.
Finalmente, las afectaciones económicas generadas por la pandemia llevaron a que los médicos emprendieran la búsqueda de alternativas de generación de ingresos. Lo anterior, ha abierto las puertas a oportunidades nuevas, como por ejemplo la habilitación de la tele-consulta, la cual ha permitido que se abra la posibilidad de que los médicos colombianos puedan ofrecer sus servicios a personas que residan en otras partes del mundo. Lo anterior, considerando que no se debe contar con una licencia especial para realizar una tele consulta con una persona que resida fuera de Colombia, a diferencia de las licencias que se requieren para practicar la medicina de manera presencial en otros países.
Siendo así, se le daría una mayor visibilidad a la medicina colombiana y se permitiría que el mercado de pacientes se ampliara. Mas aún, el valor devaluado del peso frente a las monedas de los países desarrollados, permitiría que los médicos tuviesen una ventaja comparativa, al ofrecer tele consultas más económicas, y por tanto dándoles competitividad en mercados internacionales. Consecuentemente, les permitirá cubrir una mayor demanda de pacientes, optimizando en el largo plazo la efectividad de su trabajo.
Por último, los médicos que han destinado este tiempo para la capacitación en técnicas y teorías nuevas podrán incidir en un avance tecnológico en términos médicos que podrá aportar significativamente a nuestro país. Sin embargo, es importante reconocer que la pandemia ha repercutido significativamente en la economía de los médicos de segunda línea, llevando a reducciones en el número de citas y cirugías que representan costos importantes para este sector. Por tanto, se espera que las ayudas a este sector también sean evaluadas por parte del gobierno y que sean tenidos en cuenta para el proceso de vacunación con prioridad reconociendo los riesgos que enfrentan.