Por: Samuel González
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Les pido perdón porque no puedo estar hablando de paz y odiando por dentro y en redes sociales. Le pido perdón a Colombia por maldecirla, por querer abandonarla y renunciar a la nacionalidad de este país que me lo ha dado todo. Quiero construir, quiero soñar con un mejor futuro para todos.
Tomado de: https://twitter.com/matadoreltiempo/status/782965720707653634
El domingo en la tarde juré no volverme a interesar en la realidad de este país. Me juré preocuparme únicamente por mi propio bienestar y el de mi familia, ignorar cualquier cosa que no toque directamente a las personas que amo o a mí.
Yo, que siempre he sido un tipo político hasta los tuétanos; que no me pierdo debate, que no puedo dejar de expresar mi opinión y que no puedo evitar tomar partido por una causa. Yo, me juré no volverlo a hacer, no volverme a ilusionar, evitar ponerle el corazón al deseo de un mejor país.
El domingo en la tarde sentí la mayor desilusión de mi vida. El Acuerdo abría (para mí y 6 y pico millones de colombianos) la ventana de la esperanza, de las posibilidades, del cambio, de poder construir un mejor futuro; de empezar a solucionar los reales problemas de este país: el hambre, la desigualdad, la falta de educación, la intolerancia, la ausencia de empatía.
Sí, me estaba tragando muchos sapos. Estaba dispuesto a volverme el mayor depredador de sapos del planeta con tal de acabar este conflicto con las Farc de una buena vez.
Y odié a los millones de colombianos que se abstuvieron, odié a los antioqueños por su abrumador respaldo al “No”, odié a los cristianos por oponerse con razones que me parecían “estúpidas”. Sentí vergüenza por una nación que le falló a Bojayá y su ejemplar perdón a sus victimarios. Pensé que éramos un país de hijueputas y que teníamos lo que nos merecíamos. Me sentí superior moralmente a los que eligieron la opción contraria. Los llamé ignorantes. Culpé a Santos por no saber liderar un proceso que debió llevar a la unidad y no a la división.
Hoy les pido perdón.
Le pido perdón a los que se abstuvieron, a los que votaron por el “No”, a los cristianos y a los paisas.
Le pido perdón a Álvaro Uribe Vélez, a quien le he tenido siempre una profunda animadversión, a quien más de una vez le he gritado improperios en eventos públicos. Le pido perdón porque Colombia lo necesita a usted. Porque, gústeme o no, usted es un líder para un sector importante de esta nación; porque la paz nos necesita a todos.
Les pido perdón porque no puedo seguir siendo tan inconsistente con mis posturas. Les pido perdón porque no puedo estar hablando de paz y odiando por dentro y en redes sociales. Le pido perdón a Colombia por maldecirla, por querer abandonarla y renunciar a la nacionalidad de este país que me lo ha dado todo. Quiero construir, quiero soñar con un mejor futuro para todos.
Les pido perdón porque, como diría mi mamá, la paz empieza por cada uno. Hoy quiero estar en paz conmigo, quiero mirar a los ojos a mis familiares que votaron “No” y no sentir que son cómplices de todos los males de este país. Deseo despertar otra vez sintiendo que quiero poner mi granito de arena para algún día tener una Colombia en paz. Quiero volver a sentir la ilusión que sentí el día que las Farc y Santos anunciaron el fin de las conversaciones.
No quiero que muera un solo colombiano más. Cada soldado o guerrillero muerto es una madre que perdió a un hijo, es un niño que queda huérfano, son unos sueños que quedarán inconclusos. Ni una sola muerte más es tolerable. El respeto a la vida debe ser la máxima de toda sociedad. Ya no podemos revivir a los muertos, pero nuestra obligación es parar el derramamiento de sangre. No quiero que los del “No” ni sus hijos vayan al monte a combatir una guerra que tampoco ellos quieren.
Por eso el anuncio de Santos de que el cese bilateral de hostilidades tiene vigencia hasta el 31 de octubre, por más de que sea un tema meramente logístico y se pueda postergar su duración, nos hizo recordar que ante la incertidumbre que reina en estos días en cualquier momento podrían volver las confrontaciones armadas.
Les pido perdón, pero tienen una gran responsabilidad. Ahora ustedes también tienen que hacer parte de un acuerdo, ahora el balón también está en sus pies. Anhelo que las negociaciones continúen y que la oposición presente las mejores propuestas posibles. Ya sé que suena a cliché, pero espero que de esta crisis salga una gran oportunidad. Por mi parte yo estaré dispuesto a apoyar cualquier intento de construir un país en paz, sin importar quien toma la bandera.
Suena sorprendente, pero me tranquilizó el mensaje de “Timo”. Creo en el compromiso de dejar la violencia de las Farc. Les pido que mantengan esa intención, que no caigan en las provocaciones que puedan llegar; que en la renegociación también estén dispuestos a tragarse sapos, tal como nosotros nos los tragaríamos por evitar más horrores de la guerra.
Y quiero creerle a Uribe cuando dice que ellos también quieren una salida negociada.