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Publicado el El Mal Economista (EME)

LAS LECCIONES DE EMPRENDIMIENTO QUE ME DEJÓ POKEMON GO

Por: Fernando Cárdenas

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Pikachu

Yo no soy un gamer profesional, yo no logro apreciar la capacidad de programación ni el código que hay detrás de la realidad aumentada, yo no sé cuántos pokemones hay en este momento ni he jugado con ellos en una consola diferente al Gameboy… Pero yo nací en 1992. Muchos niños y adultos de más de 30 años pueden estar jugando Pokémon Go en sus celulares, pero si no crecieron con las aventuras de Ash y Pikachu, no van a tener ni idea de la emoción que sintió mi generación cuando nos dijeron que ahora podemos jugar con los 150 bichos originales y tener nuestro propio Charmander. Yo me acuerdo de haber pasado incontables horas en el bus del colegio tratando de capturarlos a todos, esperando que mi cable link chiviado comprado en San Andresito no se rompiera mientras cambiaba a una de mis criaturas de Pokémon blue, por una de las que solo aparecía en Pokémon Red; ese sueño infantil ahora es una realidad. El problema, sin embargo, radica en que ahora soy un adulto con un trabajo de verdad y una columna que me tiene pensando todo el día en temas para analizar económicamente, por lo que el turno del análisis le tocó hoy a Pokémon Go.

—Si se pierde al final hay un glosario de términos—

A mi generación no le dio pena celebrar el lanzamiento de Pokémon Go. Nosotros ya superamos esa etapa de la adolescencia tardía (muy común en primíparos universitarios) en que el propósito fundamental de la vida es ser cool y no hacer el oso, y además la crisis del cuarto de siglo nos tiene buscando desesperados formas de no volvernos adultos de verdad. Por eso apenas salió el magnífico jueguito todos empezamos a buscar formas de piratearlo porque aquí no ha salido, nos clavaron otra vez por sudacas. Ya jugándolo nos dimos cuenta de que el juego no traía instrucciones, el mismo problema que a muchos nos sucedió cuando nos dieron el cartón de grado y nos tocó descifrar la vaina usando nuestras nuevas habilidades como miembros productivos de la sociedad. Yo soy consultor de mercados y fui periodista, entonces me siento con la falsa autoridad moral suficiente para contarle que usted está jugando mal.

Imagínese por un segundo que lo que usted está creando con sus pokemones es una empresa. Usted tiene unos ahorritos que le sobraron del fiestón que se metió con su primer sueldo y con eso compra su primer animal. Ese primer animal a usted le parece lo máximo, pero en el mundo real el primer pequeño activo de su empresa no le va a servir de mucho por mucho tiempo. Ese Squirtle que usted capturó de primero es un paso necesario para entrar al mercado, pero ese único activo no lo va a llevar a ningún lado. El primer error que muchos cometen es, tan pronto capturan su primera criatura, le empiezan a dar todo el polvo de estrellas que tienen acumulado para, como usted hacía en los juegos de Gameboy, llegar lo más rápido posible al tan anhelado Charizard nivel 100. Esto es un error garrafal de planeación financiera. Si usted ya logró registrar su empresa ante la CCB, lo peor que puede hacer es gastarse toda la poca plata que consiguió su negocio en la primera semana en una fiesta absurda. Lo que hay que hacer, al menos en un primer momento, es ahorrar hasta tener un capital inicial suficientemente fuerte para poder entrar al mercado sin ser devorado de entrada por el mercado. Hasta el juego se lo dice: espere subir al nivel 5 para hacer pendejadas con sus ahorros.

Una vez usted llega al nivel 5 usted puede empezar a incrementar el tamaño de su empresa gradualmente de varias formas, la más efectiva de las cuales, creo yo, es desarrollar el ‘core’ del negocio. Esta es la actividad que su empresa sabe hacer, eso que hace todos los días y que la mantiene vigente en el universo Pokémon, algo así como la “misión” que tiene su oficina. Si no sabe cuál es la misión y cuál es la visión del entrenador Pokémon no se preocupe, se le tiene. Remontémonos a la historia empresarial del tema, dónde una de las teorías básicas nos dice lo siguiente:

-“Tengo que ser siempre el mejor, mejor que nadie más. Atraparlos mi prueba es, entrenarlos mi ideal.”-

De esto podemos deducir que la “misión” de su empresa es atrapar pokemones y la “visión” es entrenarlos. Yo sé que esto suena a payasada, pero tiene una aplicación muy real en el juego. En sus primeros niveles es absurdo intentar ganarle a un gimnasio en el que hay un Dragonite nivel 2500, lo que hay que hacer para lograr posicionar la empresa es dedicarse a eso para lo cual se constituyó la empresa: atrapar cuanto bicho se le atraviese. La mecánica es muy simple, consiga insumos (pásese por un par de pokeparadas) y luego use esos insumos para desarrollar la parte del negocio que usted conoce bien. Así, poco a poco, usted va a poder llenarse de diferentes tipos e inclusive evolucionarlos, lo cual le dará la posibilidad de subir más niveles y posicionar mejor a su empresa en el mercado.

Pero ¿esto significa que usted debería evolucionar todo lo que pueda apenas pueda? No. Aquí otra lección de lógica emprendedora: no expanda el negocio hasta que no tenga en orden lo que ya tiene. Si usted ya domina el negocio de capturar Pidgeys, Rattatas y Zubats, hágale, evoluciónelos; pero hasta que usted no domine el negocio de otro Pokémon no se gaste los pocos activos líquidos que tiene (polvo de estrellas y caramelos) expandiendo un negocio que no tiene todavía un norte claro. Lo aterrizo mejor: usted ya sabe que Rattatas, Pidgeys y Zubats hay en cada esquina, por lo mismo al evolucionarlos no pierde mucho porque sabe que aunque pueda encontrar uno más fuerte después éste será fácil de encontrar otra vez. Sin embargo, supongamos que a usted le sale un Dratini en un huevo con suficiente material para evolucionarlo, ¿esto significa que debería hacerlo? No. La razón es que usted todavía no sabe qué tan poderoso es su Dratini, porque son escasos y es el primero que ve. Hay que hacer algo de inteligencia de mercado antes de tomar la decisión y a veces lo sensato es simplemente esperar a que haya una mejor oportunidad de negocio (aparezca uno más fuerte) en vez de tomar la primera que se le atraviesa.

A medida que avanza en sus aventuras usted va a notar que el negocio cada vez crece de forma más difícil (se empieza a saciar el mercado) y subir de nivel es más complicado. Es aquí donde su estrategia empresarial debería cambiar hacia una más agresiva que trate de aumentar su market share con respecto a sus competidores (controlar más gimnasios), ya que las oportunidades de crecimiento a partir del core del negocio se vuelven cada vez más limitadas. Esto no solo sucede porque jamás va a lograr conseguir los 75.000 puntos de experiencia que se necesitan para subir de nivel a punta de Rattatas, sino porque para ese entonces encontrar especies nuevas será mucho más complicado, por lo cual la oportunidad de conseguir mucha experiencia capturando es más difícil. Aquí es cuando hay que evolucionar y entrenar a sus monstruos de bolsillo favoritos; convierta a ese Victreebel en una verdadera mata que mata y acabe con cuanto gimnasio rival se encuentre por ahí.

Con estos sencillos pasos de estrategia empresarial usted debería estar más que listo para convertirse en un Maestro Pokémon, pero si no lo logra y el juego se pone demasiado frustrante, o si usted ya se siente muy adulto para estos jueguitos pendejos, siéntase libre de cambiar de app: también se le tienen los tips para Tinder.

***Si esto le sirvió para algo en su búsqueda por convertirse en maestro Pokémon estoy dispuesto a resolverle dudas por Twitter, mi estimadísimo lector de infancia noventera.

Glosario de poketérminos para los menos ñoños (sugerido amablemente por mi editora, que se perdió en varias de las referencias):

  • Pokémon: (Del ing. Pocket Monster); una cruza entre un gallo de pelea, un chihuahua y algún animal de zoloogico. Bichos que pelean con ataques que desafían la física y la razón en un mundo fantástico en que no hay animalistas. Algo así como un tamagochi más play.
  • Gameboy (para los más jóvenes): Del inglés de recreo antiguo. Una consola portatil de videojuegos que está ya en los anales de la historia, con un consumo de pila AA peor que el de un Iphone y cartuchos pirateables en San Andresito.
  • Ash y Pikachu: La amistad más bonita entre un humano y un animal que han puesto en una pantalla desde la película de El Niño y El Toro. Ash era un puberto que obligaba a pelear a su ratón eléctrico hasta el cansancio, pero lo amamos.
  • Charmander: Una cruza entre un dinosaurio, una Naranja Postobón y un encendedor. Como lanzaba fuego a todos les parecía el más play de los pokemones. Se convierte en un dragón gigante del p***s.
  • Charizard: El dragón gigante del P***s.
  • Squirtle: Una tortuga azul que lanza agua. Hasta el día de hoy no hay reportes de que ninguno haya tenido incidentes con pitillos plásticos.
  • Dratini: Una serpiente con alitas en la cabeza al mejor estilo del Capitán América. Se convierte en un dragón obeso.
  • Dragonite: El dragón obeso.
  • Victreebel: Imagínese una mata que representa visualmente la canción “Ese Hombre Es Mío” de Paulina Rubio… Por ahí va más o menos la cosa.
  • Rattatta, Pidgey y Zubat: Literalmente una rata, un copetón y un murciélago; las plagas del mundo Pokémon. Hay uno en cada esquina, son insoportables.

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