El Mal Economista

Publicado el javierardila

Las 33 Colombias y un Cuarto

por: Javier Ardila

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Después de leer la columna de un compañero (https://blogs.elespectador.com/el-mal-economista/2016/02/06/carta-de-un-economista-uniandino-a-sara-abril/) me animé a escribir sobre la actual situación del país. En primer lugar porque me da dolor ver cómo una vez más en este blog dimos un claro ejemplo de porqué se dice que mi alma mater está: “de cara a Monserrate y de espalda al país”. y en segundo lugar ya que si bien no comparto la opinión de mi colega, ni el modo cómo él se expresó en el artículo, ciertamente su opinión es respetable en la medida de que es totalmente creíble que muchas personas compartan su opinión respecto al tema.

Pero no solo esto me animó a escribir esta columna sobre el estado actual de las cosas en Colombia. Si bien el lema de nuestro país es: “Colombia Realismo Mágico”, parece que nos lo hemos tomado tan a pecho que hoy día la boda de Mockus en un circo y sobre un elefante a duras penas alcanzaría para un titular.

Concretamente los hechos son muy bien sabidos, al punto que es aburrido recitarlos, sin embargo vale hacerlo solo para ganar rating, porque ya todo vale; es así como tenemos hechos nuevos y otros recurrentes como: los niños de la Guajira que siguen muriendo por inanición o el Zika que es como otro Chikungunya y nos ahorra de ir a trabajar. Entre las novedades están la incursión de la guerrilla en La Guajira a realizar pedagogía sobre la paz (con fusiles, el visto bueno de presidencia y la supervisión de la cruz roja) o, cómo olvidarla, la famosa comunidad del anillo, la cual asombró a todos y le costó el puesto a tres alto mandos, todo porque un audio cuento erótico entre dos hombres todavía no le cabe a nadie en la cabeza. A pesar de que en el país hay tantos amantes del arcoíris como opositores a lo que algunos senadores llaman como: “amor excremental”.

Otras nimiedades se cuelan de la gran lista de escándalos, como el caso de las almendras de la Casa de Nariño, la cual puede ser agrupada con los demás pedidos de la oposición para que el gobierno sea austero, como si el gobierno pudiera ahorrar dejando de comprar almendras de 15 millones, cortinas de 600 o empacando ministros y embajadores totalmente sobredimensionados en clase turista mientras sigue pagando casi 7 millones por hora de vuelo de helicóptero o casi ya 30 millones al mes a cada uno de los grandes funcionarios del gobierno, entre ellos el gran Colombiano y el Dr. No, a quienes no se les ha oído decir que van a prescindir de sus sueldos en pro de la austeridad. Respecto a este tema alguna vez leí en un diario extranjero una frase que iba por las líneas de: “En Colombia la gente piensa que en vez de pedir que aumenten sus sueldos, es mejor que le bajen el sueldo a los políticos y así todos van a estar mejor”. Es decir en el realismo mágico que no falte la envidia con tal de que no sobre la plata.

La epidemia del Zika es otro de esos hechos pintorescos que solo se da en nuestra nación. En primer lugar le dió a la gente la oportunidad de incapacitarse por una causa adicional al Chikunguya, pero peor aún, dentro de las recomendaciones del gobierno para prevenir un aumento de casos de microcefalia, se les pide a las mujeres que no se embaracen hasta que pase la epidemia, como si embarazarse en Colombia fuera una decisión. Otra vez más las autoridades dan muestra de su nulo conocimiento del país.

Finalmente respecto a la paz unos salen a grito herido a pronosticar que Colombia va a ser otra Venezuela como si a nadie le entrara en la cabeza que alguien en este país quiere que este sea un poco como Venezuela. Ni siquiera creen que en Colombia hayan quedado personas de aquellas miles de colombianos que emigraron a Venezuela y que conformaban y conforman gran parte del electorado del PSUV.

Y es así que agrupo la desastrosa, y hasta infame, columna de mi colega con el acontecer colombiano actual, ya que en común ni tienen (Ni tienen que?) sino el ser una muestra más de lo desconectados que estamos los unos de los otros y lo lejos que estamos de ser una nación. Es así como contrario a muchos países, en donde habitan unos dos o tres o cuatro pueblos y ya de por si es muy difícil de manejarlos, en Colombia no habitan una ni dos, sino por ahí unas 33 Colombias, y todas reunidas en un cuarto que es la tierra donde nos toca convivir. Será persignarse y rezar para que nos nazca algún tipo de empatía o que Trump gane y acabé con todo junto a Putin, ya me los imagino:

Trump: “Viejo Putin, nos matamos?”

Putin: “Hagale, pa ya es tarde”

Café EME

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