El Mal Economista

Publicado el EME

La Urgencia Fiscal y el Castigo a la Nómina.

 

Por: Juan Sebastian Gonzalez

Por estos días en el país se habla mucho de temas fiscales, justo esta semana se aprobó en el congreso el presupuesto de la Nación para el 2015, y se está discutiendo en el mismo una reforma tributaria que busca principalmente cubrir el desfinanciamiento de 12.5 billones que tiene el presupuesto aprobado, es decir, se trata de una reforma urgente mas no estructuralmente correcta porque sigue cargando a las empresas mucho más que a las personas y no genera progresividad. En ese sentido puede que sea obvia la aprobación en los próximos días de la reforma, de lo contrario no habría como garantizar ese presupuesto.

 

El desfinanciamiento se da a partir de la desmontada programada para fin de año que tenían dos impuestos: Patrimonio y 4 por mil o impuesto a las transacciones financieras; pero principalmente se da por la fuerte caída en el precio del barril de petróleo que golpea fuertemente una economía tan dependiente del sector minero energético como la nuestra. Alrededor del tema la economía política se mueve y diferentes partidos políticos aprovechan para ganar un poco de protagonismo; el tema tiene tanto de largo como de ancho, pero me voy a enfocar en las declaraciones del gobierno de congelar la nómina estatal y hacer recortes en gastos para quitarle presión al presupuesto. Es un poco inquietante hablar de recortes de gastos cuando el país ha hecho una apuesta tan ambiciosa por la paz, la educación, la vivienda, la reparación social y por la infraestructura, todas cosas costosísimas y supremamente importantes para el desarrollo del país.

 

Ahora bien, con el ánimo de frenar un poco las declaraciones de unos partidos que mencionan fuertes derroches de gasto en el gobierno, y de darle contentillo a la sociedad, el gobierno ha mencionado congelar la nómina del Estado y realizar fuertes recortes, cosa que a la gente le gusta porque están convencidos de que los servidores públicos deberían trabajar gratis, como por obra de caridad. Normalmente las personas no distinguen ramas del poder ni comprenden que las personas que trabajan en el sector público también comen y responden a incentivos, no obstante si se mueven muchas veces por motivaciones altruistas. También desconocen los beneficios de tener muy bien paga a la gente que trabaja en el sector público.

 

En este sentido quiero aclarar algunos puntos respecto a este tema, en primer lugar, según estudios del BID el país ha reducido el monto de salarios del gobierno en 0.7% en la última década, recortando la nómina estatal hasta disminuir su participación en los gastos totales en un 2%, convirtiéndose en el país que menos gasta en burocracia en la región. Mientras el PIB, las funciones y el presupuesto han aumentado con creces, la nómina se ha mantenido casi igual desde hace poco más de una década. De manera que el tal derroche no se ha dado por este lado, y sospecho que por ningún otro, menos en relación al gobierno anterior, siendo evidentes los esfuerzos por aumentar más los ingresos que los gastos (algunos muy necesarios), con la reforma tributaria de hace un par de años, la regla fiscal y el incremento en capacidad administrativa de la DIAN así como su limpieza interna de corrupción (gran labor de Juan Ricardo Ortega) para combatir la evasión y la elusión de impuestos.

 

Por otro lado, hay que anotar que en la administración pública hay funciones y labores que deben realizarse independientemente del tipo de inclinación filosófica, y eso se demuestra cuando al realizarse fuertes recortes en la nómina comienzan a aumentar los contratos por prestación de servicios, generando un “Estado Iceberg” que se muestra con una nómina reducida pero en realidad cuenta con mucha más gente (contratistas) que finalmente realizan las labores que harían servidores de carrera (en algunas entidades el número de contratistas dobla o triplica al número de servidores),  claramente sin estar cobijados por la misma reglamentación y mucho menos con la misma motivación.

 

De manera que si bien es conveniente en términos de opinión pública mencionar recortes y congelamiento de nómina, en la práctica no lo es porque en realidad no se reducen los gastos. Además hay que tener presente que en las entidades se prestan servicios a la comunidad, esos servicios son prestados por personas, y éstas personas resultan ser el capital productivo más preciado que tienen las entidades para transmitir las diferentes políticas públicas; por tanto es muy conveniente no castigar estos rubros (que además no son relativamente altos) y mantener la nómina adecuada y contenta.

 

En conclusión, el gobierno puede realizar recortes, porque es posible que si haya algunas cosas que se puedan dejar por fuera de los gastos, pero estos deben hacerse de forma juiciosa para no generar traumatismos burocráticos. y si realmente quiere quitarle presión al presupuesto debe por lo pronto atender la urgencia fiscal con la actual reforma, pero empezar un gran debate y darse la pela por la estructura tributaría que realmente permite asumir los retos de equidad, reducción de pobreza, paz, infraestructura, estimulación productiva y de empleo que nos lleven al desarrollo; para esto debe realizar un buen mercadeo y saberse rodear estratégicamente de diferentes gremios clave, y de la sociedad, así todos podríamos hacer presión sobre el congreso, y lograr que finalmente salga una reforma que vaya en la dirección correcta sin castigar al capital humano del gobierno.

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