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Publicado el El Mal Economista (EME)

La ‘Patria boba’ del siglo XXI

Estando próximos a unas elecciones presidenciales y de Congreso, con la guerrilla más antigua del mundo actuando como partido político, con la presentación de noticias a medias o parcializadas, con la corrupción intocable y a flor de piel, crear polarización a través del uso de información falsa como justificación para desacreditar al bando contrario es el sistema idóneo para hacer política. Con todo lo anterior, podemos decir que Colombia de nuevo es la ‘Patria boba’, pero del siglo XXI.

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Fuente: El Espectador.

Por: Óscar Andrés Martínez

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Conocemos la ‘Patria boba’ como el periodo transcurrido entre 1810 y 1815, donde después de firmar el acta de independencia y quitarse de encima al reinado español, los criollos se dividieron entre federalistas y centralistas, y según la historia, estos grupos no supieron qué hacer ni tampoco cómo organizarse para sacar adelante un país en formación.

Ahora, estando en el siglo XXI, en el año 2017, después de cincuenta años de guerra y de colombianos matando colombianos, estamos ad portas de volver a la misma situación de 1810, con una nación dividida en dos bandos. La presentación de noticias a medias o parcializadas está a la orden del día, medios de comunicación que ya no informan, que generan noticias con un solo punto de vista y dependiendo del interés económico que persiga el dueño del medio. Todo esto sucede porque cuando se patrocina una campaña electoral, el empresario no va a invertir en un candidato que no le genere beneficios económicos. Y todos sabemos eso.

La corrupción es otra de las bases para esta patria boba del siglo XXI. Esto está sucediendo debido a los políticos colombianos que aplican el divide y reinarás, donde los partidos políticos se acusan entre sí por los casos rimbombantes de corrupción. Los casos de Odebrecht que entregó coimas a través de políticos para adjudicación de contratos y obras en Colombia y el resto del continente; Reficar con $8,5 billones de pesos en sobrecostos; La Guajira con tres gobernadores destituidos y la pérdida de los recursos para la niñez; y, en últimas, el fiscal anticorrupción detenido por corrupción. Los anteriores son algunos de los casos más representativos en el país, donde lo que preocupa es que los involucrados son miembros de partidos políticos que estaban o están en el poder; lo más delicado es que las investigaciones relacionadas aún están en el respectivo proceso, es decir, en veremos.

Por otra parte está la polarización de la sociedad como pilar de esta patria boba del siglo XXI, donde se usa información falsa en redes sociales para decir que la culpa de la situación del país es del gobierno anterior o del gobierno actual, de tal forma que la sociedad esté tomando partido sin importar si la noticia es cierta o no. Se polariza a la ciudadanía afirmando que el gobierno está vendiendo el país y de paso la democracia.

El discurso en contra de las FARC como tema fundamental de campaña electoral ya va en declive. Las FARC ahora se transformaron en partido político, entregando una cantidad importante de armas (porque afirmar que entregar más de 7000 no es nada, es algo bastante inocuo de decir) bajo la supervisión de una entidad experta en atender países en situaciones de guerra como lo es la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto no se puede echar en saco roto.

Ahora bien, sin el más grande actor armado que tenía el país ya no hay discurso electoral que aguante, por lo tanto, ahora la estrategia de campaña será crear historias de traiciones a la patria y demás. Y continuar dejando de lado el problema económico que el país ha cargado durante años. De acuerdo con el viceministro Técnico de Hacienda, Andrés Escobar[1], el déficit fiscal esperado para este año por el Gobierno Nacional es 3.6% del PIB, y para el 2018 esperan que sea del 3.1%. Para contrarrestar el déficit fiscal de la Nación se busca apretar el bolsillo de los colombianos a través de impuestos para generar ingresos, y aun así, con estos indicadores el objetivo de entrar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sigue firme para el Gobierno.

Por otra parte, tras el paro de maestros se evidenció el uso de información a medias (y falsa) por parte del Gobierno dividiendo a la sociedad, donde se aseguraba que el paro no tenía justificación y que para los maestros no había plata, sin embargo, el aumento del salario de los congresistas fue aprobado sin ninguna dificultad. Ahí es donde se afirma que paga más ser congresista que docente[2].

La patria boba del siglo XXI es ahora entre los que están en el poder y los que ya estuvieron y quieren volver a estar, y está lista para hacer su entrada triunfal: nunca hemos vivido sin escuchar, leer y ver todos los días las noticias de bombas, secuestros, atentados, mutilados, heridos en combate, voladuras de torres de energía y oleoductos. Ahora estamos en el limbo y sin saber cómo actuar.

El próximo 20 de julio vamos a conmemorar la independencia de Colombia, pero esta continua obsesión de cada bando por tener el poder a como dé lugar, con mentiras, con generación de odios y con la corrupción haciendo de las suyas, nos va a llevar a que nuevamente se generen focos de violencia con sus respectivas consecuencias. El deber de organizarse y formarse como sociedad en tiempos de postconflicto y sin las FARC, es una demostración clara de que, independientemente de quien esté en el poder, la principal razón para el desarrollo de un país somos nosotros, la sociedad y no los políticos de turno, porque cuando ellos están en campaña electoral afirman que la voz del pueblo es la voz de Dios y por eso la democracia prevalece. Quisiera preguntar, ¿a qué democracia se refieren?

[1] http://www.portafolio.co/economia/el-gobierno-le-apuesta-a-que-en-el-2017-la-crezca-2-3-506839

[2] https://blogs.elespectador.com/economia/el-mal-economista/paga-mas-ser-congresista-que-docente-es-justo

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