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La Fundación San Martín Sería tan Buena como Harvard

Por: JUAN DAVID MARTÍNEZ GORDILLO

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La Fundación Universitaria San Martín es tan buena como la Universidad de Harvard si se mira de reojo y a conveniencia. Después de todo, arrasaría en mediciones que tuviesen en cuenta ítems como: Innovación en manejo de presupuesto ó gerencia alternativa. El secreto está en utilizar un escalafón hecho a su medida para así poder compararla con universidades elite. Pero, ¿Usted le creería a un ranking así?

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Ilustración por: Diego Alejandro Martínez Gordillo

Uno de los momentos más esperados en el año para estudiantes, docentes y sobretodo instituciones de educación superior es sin duda alguna la publicación de los más reconocidos rankings universitarios. De seguro usted ha leído en los medios de comunicación encabezados como: ”¿En qué punto están las universidades de Colombia en el ranking mundial?” ó “Listado de las universidades con mayor reputación en el mundo” entre otros, lo cual ejemplifica la importancia que ha tomado la medición de calidad y los análisis comparativos entre instituciones por medio de los rankings publicados anualmente.

No obstante, las críticas a las metodologías usadas para comparar universidades son abundantes y se presentan constantemente entre los círculos académicos de todo el mundo. Lo cual es de esperarse, pues medir algo tan complejo como la calidad educativa y otros ítems relevantes es una tarea de cuidado.  A fin de cuentas, todos tenemos una concepción diferente de que es una “BUENA” universidad.

Para algunos, una universidad debe enfocarse en la calidad de la educación que brinda el pregrado, para otros la calidad de la investigación es lo primordial a la hora de hablar de una institución universitaria, luego viene el sector que piensa que la relación con la sociedad y la comunidad, por medio de proyectos de impacto, es lo que hace de universidad una excelente institución de educación superior, entre otras muchas cualidades que pueden aportar al debate.

Sin embargo, el problema radica en que no se puede hacer un ranking en el cual cada universidad se posicione en los primeros lugares. El objetivo principal de las mediciones hechas anualmente por publicaciones como Times Higher Education(THE) o Quacquarelli Symonds(QS) es el de establecer un set de cualidades medibles que  tiene una universidad para aplicar un ordenamiento global y así poder llegar a resultados comparables en todo el mundo.

Por otra parte, es indudable que cuando se quiere llegar a un método de cálculo que sea de carácter mundial se van a dejar atrás muchos aspectos sumamente importantes que pueden o no afectar las posiciones de los escalafones actuales. Por ejemplo, la opinión de los mismos estudiantes sobre la calidad de la educación recibida y el grado de interacción con los profesores, son ítems que vienen quedando en un lugar relegado a la hora de hacer rankings de educación superior.

Así pues, Es común oír la frase:”¿De qué sirve tener una universidad llena de profesores con doctorado si sus habilidades de enseñanza son realmente cuestionables?” lo cual es válido y, hasta cierto punto, se escapa de la evaluación hecha por los rankings universitarios. Para ilustrar, 2 de los ítems que tienen mayor ponderación en las clasificaciones anuales son docentes con doctorado y publicaciones por número de profesores. Es decir, universidades con mayor número de docentes con PhD y publicaciones científicas se ubican en mejores posiciones que universidades con números inferiores.

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Fuente: http://akalpadev.blogspot.com/2014_11_01_archive.html

En este sentido, las mediciones tienden a tener un sesgo en cuanto al verdadero mensaje que están enviando al público en general. ¿Una universidad “top” es la que investiga y publica de forma sobresaliente? o ¿Una universidad “top” se encarga de proveer el mejor nivel de educación tanto en pregrado como en posgrado? No es clara cual es la respuesta a ambas preguntas si se evalúa de cerca la forma como se miden las cualidades de cada institución. Sin embargo, como se mencionó al principio, crear una metodología que acoja todas las cualidades posibles que pueda tener una institución de educación superior es en el mejor de los casos un proyecto engorroso.

Es por eso que hacer un ranking que tenga a todos contentos es algo casi imposible además de costoso en términos de recolección de datos. Hay que entender que a pesar de que los rankings universitarios carecen de elementos para realizar un juicio justo a la hora de comparar universidades, se enfocan en aspectos generales que permiten una comparación más simple y efectiva, además son una herramienta vital no sólo para estudiantes sino para la simplificación de un tema tan complejo como lo es la calidad de la educación.  Pero también, es imprescindible entender que de nada sirve una universidad creadora de conocimiento si no es capaz de impartirlo a sus mismos estudiantes de forma apropiada. En ese sentido, la percepción de los estudiantes debe recobrar importancia en los sondeos hechos a la hora de desarrollar estos escalafones. Después de todo, son los actores principales de la educación.

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