El Mal Economista

Publicado el EME

La ciencia de lo absurdo

Por: Diego García

Hoy las ciencias económicas están pasando por un auge debido a la gran importancia que le da la humanidad a su tema de estudio. Ha sido tal la magnitud, que podemos encontrar economistas en todos lados: en el Gobierno Nacional, en la Academia, en el sector privado e incluso, en el arte. A pesar de toda la trascendencia que ha generado el conocimiento económico, se ha generado un debate metodológico y teórico desde hace mucho tiempo sobre que es economía y como debería ser tratada. Los cimientos en los que se basan esta ciencia están siendo altamente cuestionados debido a: primero, no se ha llegado a ningún consenso en temas sobre cómo modelar la realidad económica; y segundo, su metodología no permite ver resultados concretos sobre esa misma realidad.

Para comenzar, las ganas de los economistas por generalizar todo los han hecho pensar que pueden modelar el comportamiento de los humanos por medio del pensamiento “racional”. Construir un modelo que caracterice a los distintos seres humanos es una propuesta muy ambiciosa porque facilitaría la manera de hacer economía.  Sin embargo, en cierto sentido esta propuesta es desatinada ya que todos somos diferentes tanto en nuestras preferencias como en la manera en la que vemos el mundo y como consecuencia, esto ha llevado a escoger malas abstracciones de la misma naturaleza del ser humano. Un ejemplo concreto es que el agente representativo no tiene sentimientos altruistas debido a su constante búsqueda de mayor utilidad sin importar el costo de ello. Adam Smith estaría en completo desacuerdo con esto porque una de las virtudes de la raza humana es el sentimiento de simpatía, la capacidad de sentir –con diferente intensidad- los sentimientos del otro.

Respecto a la metodología usada en la ciencia económica, existe un afán de querer validar todas las hipótesis planteadas y para esto, los economistas están acudiendo a las matemáticas para sustentar su base teórica. Los aportes del cálculo diferencial, la topología y demás áreas de las matemáticas han sido de vital importancia para fundamentar la economía como ciencia, ya que permiten hacer abstracciones y por lo tanto, hallar generalidades del mundo en el que vivimos. No obstante, la preocupación está en que la ciencia de Leibniz y Pitágoras ha acaparado cada uno de los campos de la economía y en consecuencia, las matemáticas pasaron de ser una herramienta a ser el fin último de la ciencia.

Es tal la complicación que se está perdiendo la misma intuición económica y los resultados obtenidos no tienen algún significado. Un modelo con el que los economistas se regocijan es el mismo de Equilibrio General. Si bien es considerado como el mayor aporte que ha hecho la economía a la ciencia, aún existe un disenso entre los mismos economistas sobre los supuestos y resultados de tal modelo. Estas dudas no son causadas por las matemáticas, es más un dilema de cómo los economistas están extrayendo la información para entender el entorno económico.

Por último, esta forma descrita de hacer economía sólo ha permitido generar conocimiento ambiguo que no permite saber que es correcto y que no lo es. Me atrevería a expresar la economía como la disciplina que sabe todo y al mismo tiempo, que sabe nada. Esto no es un pensamiento descabellado porque la literatura tiene mil artículos académicos afirmando una teoría pero también existen otros mil que la refutan, usando las mismas matemáticas que logran la cientificidad y conocimiento. Una de las ramas que sufre de este problema tan engorroso es la teoría macroeconómica, en la cual no se ha logrado conocer con veracidad cómo trabajan las relaciones entre los agentes económicos y mucho menos, saber cómo solucionar problemas en momentos de crisis.

En conclusión, los problemas que está afrontando hoy la ciencia económica son de gran envergadura por el hecho que estas dudas están poniendo en incertidumbre los conocimientos per se que ésta ha generado. Si bien hemos podido convivir con ese rompecabezas inconcluso, su pronta corrección nos permitirá mejores predicciones en el largo plazo. Cabe resaltar que en la actualidad la Academia es consciente de esto y     está en la constante labor de rescatar y más importante aún, mejorar estas bases en pos de defender el saber que ha engendrado.

 

 

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