Fuentes del Gobierno han sostenido reiteradamente que el paramilitarismo es un fenómeno extinto en el país, mientras que la sociedad civil parece no estar de acuerdo; sin embargo, el problema va más allá de la terminología.
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Por: José Fernando Duarte
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El pasado 11 de enero, el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, aseguró [1] que en Colombia ya no existen paramilitares y que darle este calificativo a “esos delincuentes” implicaría otorgarles un reconocimiento político. Esta no es la primera vez que fuentes del Gobierno hacen este tipo de afirmaciones: en abril del año pasado el Ministro de Interior declaró de forma similar que las llamadas “bacrim” no son paramilitares sino delincuencia común. De manera similar y utilizando estos mismos argumentos, el Gobierno del expresidente Uribe nunca reconoció [2] la existencia de un conflicto armado en Colombia ni la participación de las FARC como actor beligerante del mismo.
Es entendible no querer otorgarles estatus político a estos grupos, pues hacerlo significa “ponerse al mismo nivel” que ellos y podría enviar un mensaje indeseado a la opinión pública y a la comunidad internacional. Grupos como el Clan Úsuga (también conocidos como “Los Urabeños” o “Clan del Golfo”) ya han expresado [3] sus deseos de ser reconocidos y de hacer parte de las negociaciones de paz. Se han autoproclamado como paramilitares, haciéndose llamar “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”. El grupo “Águilas Negras” también [4] se ha hecho llama paramilitar.
Adicionalmente, los asesinatos a líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia persisten y ONGs como Ascamcat [5], la Fundación Paz y Reconciliación [6] y Cumbre Agraria [7] se los atribuyen a grupos paramilitares. De hecho, el portal Pacifista ha denunciado [8] que los actos violentos contra defensores de derechos humanos han aumentado en los últimos años. Del mismo modo, en el Cauca, han circulado [9] panfletos en donde supuestos integrantes de Águilas Negras y de las mismas AUC se atribuyen este tipo de fechorías y amenazan a sectores cercanos a la izquierda y a los movimientos campesinos. Hechos similares se han presentado en Putumayo [10], Córdoba [11] y Santander [12], entre otros. Algunos han resultado ser falsas alarmas, como en Bogotá [13] y Barranquilla [14].
Por otro lado, en su más reciente informe sobre el monitoreo de la ONU al Proceso de Paz, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, manifiesta [15] su preocupación por la posible existencia de grupos paramilitares que perpetúan la violencia en el país.
Según la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación [16], los grupos paramilitares:
se podrían definir como agrupaciones armadas con alcance nacional que, bajo el pretexto de combatir a las organizaciones insurgentes, acumularon poder territorial, institucional y económico, atacando y desplazando a población e individuos indefensos y a sus organizaciones, a los que consideraban bases de apoyo de la guerrilla, convencidos de que los recursos estatales usados en el marco del Estado de derecho no son efectivos para combatir a la insurgencia o a sus apoyos sociales.
Teniendo en cuenta esta definición, es difícil saber si los grupos que el Gobierno llama BACRIM (bandas criminales) son paramilitares o no. Lo que es claro es que éstos sí quieren ser vistos como paramilitares, probablemente para lograr la beligerancia que el Gobierno quiere evitar. Es decir, para ser reconocidos como actores de un conflicto armado (como FARC y el ELN) y seguramente para buscar en algún momento negociar sus intereses “de tú a tú” con el Gobierno.
A mi parecer no hay razón por la cual reconocer que la naturaleza paramilitar de estos grupos podría implicar un estatus de parte beligerante. La referencia más comúnmente utilizada para esclarecer este tipo de cuestionamientos es el artículo 3 de los Convenios de Ginebra [17] que se refiere a los conflictos armados internos de los países. Según este documento -acordado por la mayoría de las naciones del mundo- las partes de un conflicto armado interno deben cumplir con ciertas condiciones para ser reconocidas como tal.
Entre las condiciones se menciona explícitamente el no cometer homicidios ni tomar rehenes (secuestrar), delitos que los grupos en cuestión cometen reiteradamente y por lo cual no se les puede reconocer como partes del conflicto (suponiendo que este existe aún, lo cual es otro asunto difícil de esclarecer). Es por lo anterior que una de las principales exigencias para entablar los diálogos tanto con FARC como con el ELN es fue que abandonaran la práctica del secuestro.
Por si fuera poco, a todo lo anterior se suma el hecho de que todo parece indicar que la relación entre estos grupos emergentes y las FARC es más complicada de lo que se creía. Mientras que, por un lado FARC denuncian [18] la “amenaza paramilitar” y exigen garantías [19], por otro existe evidencia [20] y reportes [21] de lo que algunos medios llaman una “alianza”[22] o “vínculos estratégicos”[23] entre el Clan Úsuga y las FARC.
Ahora bien, no es el nombre lo que importa. Esa debería ser la última preocupación del Gobierno, pues no tiene sentido en este punto discutir qué nombre ponerle a la amenaza. Como se puede evidenciar, en Colombia es difícil estableces blancos y negros, los grises son mayoría. El problema aquí yace en que existen grupos armados al margen de la ley que siguen amenazando, asesinando y atentando contra la paz que tanto anhelamos los colombianos. Sería irresponsable subestimar la amenaza o, peor aún, ignorar las señales de alerta que se están presentando.
[1] http://www.elcolombiano.com/colombia/en-colombia-no-hay-paramilitarismo-dice-ministro-de-defensa-luis-carlos-villegas-IX5734390
[2]http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_7196000/7196558.stm
[3] https://www.youtube.com/watch?v=4ZXz-B_nZpA
[4] http://pacifista.co/lider-advertido-no-muere-en-guerra-asi-amenazan-a-los-dirigentes-sociales-en-el-cauca/
[5] http://www.rcnradio.com/locales/ascamcat-denuncia-presencia-paramilitares-norte-santander/
[6] http://www.noticiasrcn.com/videos/si-o-no-responden-ariel-avila-y-anibal-fernandez
[7] http://lanzasyletras.org/2016/12/09/informe-anual-ddhh-2016-menos-conflicto-armado-mas-violencia-contra-el-movimiento-social/
[8] http://pacifista.co/en-el-ano-de-la-paz-han-matado-94-defensores-de-derechos-humanos/
[9] http://pacifista.co/lider-advertido-no-muere-en-guerra-asi-amenazan-a-los-dirigentes-sociales-en-el-cauca/
[10] http://www.eluniversal.com.co/colombia/organizaciones-sociales-del-sur-del-pais-temen-que-haya-un-neoparamilitarismo-222935
[11] http://www.elespectador.com/noticias/nacional/amenazan-de-muerte-varios-lideres-indigenas-cordoba-articulo-669668
[12] http://www.vanguardia.com/area-metropolitana/bucaramanga/362397-alarma-en-la-uis-por-panfleto-que-amenaza-a-13-estudiantes
[13] http://www.rcnradio.com/locales/policia-descarta-existan-planes-limpieza-social-supuestas-aguilas-negras-bogota/
[14] http://www.eltiempo.com/colombia/barranquilla/panfleto-que-amenaza-a-delincuentes-del-norte-de-barranquilla-es-falso/15604818
[15] http://www.elnuevosiglo.com.co/index.php/articulos/01-2017-onu-sigue-violencia-en-colombia-a-pesar-del-acuerdo-de-paz
[16] http://repository.oim.org.co/bitstream/20.500.11788/73/1/COL-OIM%200190.pdf
[17] https://www.icrc.org/spa/assets/files/publications/convenios-gva-esp-2012.pdf
[18] http://www.elespectador.com/noticias/paz/farc-inician-discusion-sobre-paramilitares-mayor-amenaz-articulo-611932
[19] http://caracol.com.co/radio/2016/12/10/nacional/1481369359_539926.html
[20] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/correos-demostrarian-alianza-entre-farc-y-el-clan-usuga-articulo-577463#ancla_opiniones
[21] http://lasillavacia.com/historia/la-alianza-bacrim-farc-cerca-de-tres-zonas-de-ubicacion-57083
[22] http://www.elespectador.com/noticias/nacional/habria-alianza-entre-farc-y-bacrim-tener-cultivos-ilici-articulo-600360#ancla_opiniones
[23] http://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/farc-piden-desmonte-de-paras-pero-mantienen-sus-alianzas-LB3210728
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