Algunos afirman, de manera un tanto populista, que la política social en Colombia fracasó debido a que la desigualdad se ha mantenido alta, mientras omiten los 7 millones de personas que han salido de la pobreza desde inicios del milenio.
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Por: Daniel Lacouture Daza
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En Colombia, mientras el 10% más rico de la población mantenía el 47% de los ingresos en 2002, la cifra solo había descendido al 42% para 2014 (últimos datos disponibles en el Banco Mundial). De hecho, en la actualidad la distribución del ingreso en el país es la más desigual en América Latina después de Haití. Durante el mismo lapso, el porcentaje de población en situación de pobreza se redujo en 21 puntos porcentuales, es decir, mientras en el 2002 la mitad del país se encontraba por debajo de la línea de la pobreza, en 2014 era el 28% de la población.
Algunos afirman, de manera un tanto populista, que la política social en Colombia fracasó debido a que la desigualdad se ha mantenido alta, mientras omiten los 7 millones de personas que han salido de la pobreza desde inicios del milenio. Si bien reducir la pobreza y la desigualdad no son objetivos mutualmente excluyentes, surge, en este contexto, una pregunta relevante: ¿debe ser el objetivo de la política social reducir la desigualdad o la pobreza? Replanteando la pregunta, si tuviéramos que evaluar con un indicador la política social del Gobierno, ¿tomaríamos la tasa de pobreza o la distribución del ingreso? Para responder esta pregunta, es preciso tener en cuenta el contexto actual de nuestro país.
Según las últimas cifras publicadas por el DANE, en 2016 el porcentaje de la población en situación de pobreza monetaria se ubicó en el 28% mientras que la tasa de pobreza monetaria extrema lo hizo en 8.5% (Gráfico 1). Por su parte, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de ingresos siendo 1 una distribución totalmente desigual y 0 lo contrario, presentó un nivel de 0.517 el año pasado, que si bien todavía luce elevado con respecto a sus pares regionales, ha venido disminuyendo desde 2012 donde alcanzaba una cifra de 0.572.
Gráfico 1 – Pobreza monetaria, pobreza monetaria extrema y coeficiente de Gini
*No hay información disponible durante los años 2006 y 2007
Fuente: DANE.
En este sentido, en un país donde casi 13 millones de personas se encuentran en condiciones de pobreza y 1.3 millones en pobreza extrema; donde un cuarto de la población no devenga los ingresos necesarios para suplir las más básicas de las necesidades, como acceder a una canasta de alimentos que le garanticen un valor nutricional mínimo para mantenerse saludable; donde la inasistencia escolar es consecuencia en parte del trabajo infantil, porque el ingreso del cabeza de hogar no es suficiente para enviar a los niños al colegio; en un país como el nuestro, sin duda, la prioridad de la política debería ser reducir los actuales niveles de pobreza.
Y es que la reducción de la pobreza no solo consta de un incremento de los ingresos, sino que va acompañada de reducciones en la tasa de mortalidad, trabajo infantil y de la deserción escolar, así como mejores condiciones de salud. De hecho, el indicador de pobreza multidimensional, que tiene en cuenta otras condiciones de vida distintas al nivel de ingreso, como los servicios de salud o primera infancia, se ha reducido más deprisa que la pobreza monetaria, desde niveles del 30% en 2010 hasta el 17,8% en 2016. Reducir la pobreza, además de aumentar ingreso, está generando mayores oportunidades para alcanzar un mayor grado de bienestar a la población más vulnerable.
Adicionalmente, otra razón para tener como objetivo la pobreza y no la desigualdad en un país como el nuestro, radica en que cuando la tasa de pobreza se reduce, manteniendo todo lo demás constante, con seguridad estamos mejorando las condiciones de vida del habitante promedio del país, lo cual no ocurre necesariamente con la desigualdad. Esto último debido a que reducir la desigualdad, manteniendo todo lo demás constante, si bien implica que el ingreso de los habitantes tendrá mayor similitud entre sí, podría darse por una caída en el ingreso de la población que se encuentra por encima del ingreso medio (o de los más ricos), sin mejoras en el ingreso del resto de la población.
En otras palabras, reducir la desigualdad no garantiza una mejora en las condiciones de vida, pues la causa de dicha reducción es ambigua. De esta manera, un país que logre reducir la pobreza podría decirse con certeza que está incrementando el tamaño de la torta (el PIB) que se reparte, mientras que al reducir la desigualdad podría estar aumentando, manteniendo constante o disminuyendo su tamaño y, en el último caso, desmejorando las condiciones de vida del habitante promedio.
Ahora, es claro que reducir la pobreza y la desigualdad, reitero, no son objetivos mutualmente excluyentes, y existen razones de sobra, tanto económicas como políticas y sociales, para disminuir los niveles de desigualdad (1). No obstante, no puede verse como un fracaso social que la distribución del ingreso se mantenga relativamente constante mientras el habitante promedio ha mejorado las condiciones de vida.
En la práctica, si los persistentes niveles de desigualdad ceden como consecuencias de las iniciativas de política para reducir la pobreza, el Gobierno estará optimizando sus esfuerzos y promoviendo un crecimiento inclusivo. De hecho, esto es lo que ha venido pasando durante los últimos años en Colombia, pues al tiempo que el país crece y la tasa de pobreza cae, también lo ha hecho la desigualdad del ingreso tal y como se observa en el Gráfico 1.
En resumen, reducir los niveles de pobreza debería ser el objetivo primordial de la política social del Gobierno, pues es la forma más expedita para garantizar una vida digna, acceso a más oportunidades y mayor bienestar en general. Las cifras muestran, a todas luces, lo que algunos replicadores de la fracasonomía quieren ocultar: la política social en Colombia ha tenido resultados exitosos.
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Referencias
(1) Van der Weide, R. (2017). Unequal opportunity, unequal growth. Blog: Let’s Talk About Development. Texto en: http://blogs.worldbank.org/developmenttalk/unequal-opportunity-unequal-growth