El Mal Economista

Publicado el EME

Finanzas, Mercadeo, Ventas… ¿Y Economía?

Por: Juan Manuel Velásquez

@JuanMVelasquez1

Desde hace un par de años he asistido a ferias laborales en las cuales participan todo tipo de empresas ligadas al sector privado y mixto. Como economista, particularmente me han apasionado temas de economía laboral,  microeconomía aplicada, desarrollo económico, y evaluación de políticas públicas. Debido a mis gustos siempre me he inclinado por el sector público. Sin embargo la curiosidad y la insistencia de personas cercanas a que no me limitara y perfilara hacia un solo tipo de trabajo se encargaron de convencerme de concurrir a dichas ferias. Además, después de pensarlo por un rato llegue a la conclusión de que mientras pudiera aplicar los temas que aprendí y que me gustaron en la carrera, no tendría nada de malo desempeñarme en un sector que a priori no contemplé.

Luego de acudir a varias de las ya mencionadas ferias, por lo menos a todas las que ha organizado la Universidad de los Andes en los últimos dos años, debo confesar que los incentivos para asistir a ellas, por lo menos en mi caso, son cada vez menores. Aclaro, no tengo nada en contra de su organización y mucho menos de las empresas que acuden, sin embargo hay algo que no me convence en las vacantes para economistas. ¿Por qué? Analícelo en dos pasos. Primero, si usted es economista y ha preguntado en las ferias sobre qué trabajo puede desempeñar dentro de la compañía, seguro se ha encontrado con que lo seleccionan para áreas como finanzas, mercadeo o ventas. Segundo, piense si durante la carrera de Economía le enseñaron alguno de éstos temas a profundidad, o si ni siquiera se lo mencionaron, como en mi caso. Puede que su segunda respuesta varíe según la universidad en la cual haya realizado sus estudios. Sin embargo el problema es evidente.

Hace algunos días, hablando con dos amigos economistas, discutíamos acerca de éste problema. Uno de ellos reflejaba el sentimiento generalizado con el que se gradúa una gran proporción de los estudiantes de nuestra carrera: se deben dictar más cursos obligatorios de finanzas y afines, ya que son los temas “aterrizados” a la realidad que nos permiten competir en el mercado laboral.  Entiendo y respeto su argumento, pero no lo comparto. Para incluir dichos cursos extra se deben eliminar otros, y no resultaría disparatado adivinar que las malentendidas y subvaloradas materias de historia económica serían las primeras condenadas. No me parece justo suprimir de la enseñanza en Economía clases que sí están relacionadas con su contenido “natural”, por materias que encajarían mejor en otras carreras o incluso podrían ser una profesión aparte. No vale la pena descontextualizar una carrera justificando comportamientos del mercado laboral. Además, así incluyeran uno, dos o tres cursos de algún tema apetecido por las empresas y malinterpretado como Economía, no seríamos competitivos frente a otras profesiones que tienen como núcleo central dichos contenidos.

Entonces, ¿cuál es la causa de dicho problema?. La respuesta desde mi punto de vista se basa, irónicamente, en un tema conocido para los economistas: fallas en la información. Lo realmente complicado es reconocer dónde se genera el inconveniente.  ¿Será que los procesos de selección son liderados por profesionales que no conocen sobre lo que realmente sabe un economista, y lo relegan a las ocupaciones que históricamente han desempeñado dentro del sector privado? ¿Será que a las ferias laborales envían personas que no manejan bien el tema y se limitan a repetir el discurso planeado? ¿Será que los economistas no estamos diseñados para los procedimientos que se llevan a cabo en empresas privadas? ¿Será que las empresas tienen una capacidad limitada para involucrar los conocimientos económicos como parte de su desarrollo?  Y así podemos seguir con una lista interminable de posibles explicaciones.

Uno de los orígenes de la confusión puede generarse en la concepción popular sobre qué aprende un economista. Varias veces me he encontrado en conversaciones en las cuales me preguntan qué capital es más rentable o cuál acción traerá mayores retornos en el largo plazo. Distantes están dichos temas a los modelos de Solow y Ramsey, a los modelos de generaciones traslapadas, a los mínimos cuadrados en dos etapas o a la teoría del equilibrio general que efectivamente se aprenden en la carrera. Los economistas sabemos de tasas de interés, capitales golondrina, enfermedad holandesa, desempleo, inflación y encajes bancarios. Pero no seremos los más idóneos para discutir la dinámica de portafolios, los swaps, floors, swaptions o los derivados de crédito. Claro, hay excepciones. Sin embargo no es lo que se acostumbra a enseñar.

La idea no es quejarse porque los economistas somos unos incomprendidos a los que nos va mal en el sector privado. De hecho nos va muy bien. Tengo amigos que lejos de estar involucrados en la academia, la investigación y lo público, han emprendido sus carreras en firmas privadas con solidez. Sin embargo hay grandes conocimientos en econometría, micro y macroeconomía, teoría de juegos, y demás amplios temas que enseña la Economía, que no están siendo aplicados por estar desempeñando otras obligaciones. No quiero decir que éstas  sean menos importantes o que no merezcan atención, pero hay una gran cantidad de conocimiento que está siendo desaprovechado.

Tal vez la falla de información haya sido mía y esté preguntando en las ferias laborales a las empresas del sector privado equivocadas. Si alguien conoce alguna que realmente contrate para hacer lo que nos enseñaron, por favor avíseme, mandaré la hoja de vida.

 

 

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