El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

El fin de los tiempos se acerca

Por: Javier Ardila @derjavi @maleconomista

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@El Espectador

El 13 de mayo entrante se cumplirán 100 años de la aparición de la virgen de Fátima. Como buen alumno de un colegio católico, mi infancia estuvo tan expuesta al recuento de estos hechos que, leyendo un artículo sobre el fin del mundo, no pude evitar recordar la seriedad que se le daban a esas profecías en el colegio de mi primera infancia. Del fin del mundo mucho se ha escrito, y categóricamente todas y cada una de las predicciones que condenaban al planeta fueron erradas. El planeta tierra todavía está aquí, y encima, nosotros los humanos, como los seres que creamos la maldad siendo los únicos capaces de infringirla a nosotros mismos.

Quitándonos la parafernalia de encima, siento los vientos de guerra soplar como nunca antes los había sentido en mi vida. Claro que me tengo que bajar del tren de los medios, quienes anuncian el fin del mundo cada que llueve o hace más sol de la cuenta. Admito que no es la primera vez que siento temor por el destino del mundo, con escasos 12 años tuve claro que lo que faltó durante el 11 de septiembre de 2001 no fueron ganas, sino un enemigo claro. Paradójicamente y en contraste, hoy nos encontramos con que enemigos es lo que sobra, y quizás lo que faltan son ganas, o bueno ni eso, lo que más falta son las bolas o la demencia de proferir el mayor daño a la humanidad desde la fusión de Monsanto y Bayer hace unos pocos meses.

Claro que la situación actual no sorprende a nadie, el polémico Henry Kissinger vaticinó casi perfectamente la situación actual hace más de 20 años. El mundo se volvería multipolar, y al verse confrontadas, las viejas potencias iniciarían una carrera armamentista cuando las nacientes potencias empezaran a pisarles los talones. Kissinger es quizás uno de los mejores conocedores de lo que él llamó “la diplomacia”. En palabras castizas, este autor no se pone con bobadas. Contrario a muchos diplomáticos y estadistas que viven y trabajan desde un mundo idealizado, Kissinger analiza las políticas internacionales desde una aterrizada Realpolitik inmoral junto a una máxima tan cierta como aterradora: “serás juzgado por tus logros y no por cómo los conseguiste”.

Ya en aquel entonces Kissinger delineó las similitudes entre la situación política antes de la primera guerra mundial y la contemporánea:

En aquel entonces como ahora, un orden mundial colapsado produjo que una multitud de estados persiguieran sus intereses nacionales sin reparar en ningún otro principio. En aquel entonces como ahora, los estados que dominaban el orden mundial estaban tratando de identificar su rol en la escena internacional.

Con los múltiples conflictos del medio oriente, Rusia tratando de desestabilizar Europa y retornar a sus épocas doradas, China buscando nuevos mercados tras la saturación del suyo propio, EEUU sumida en una crisis nacionalista con un presidente inestable y la Unión Europea bajo estrés por la salida del Reino Unido, los jugadores en la mesa están claros. En este punto sólo nos falta el Archiduque, y esta vez parece que será el impredecible líder norcoreano quien, al igual el Archiduque, enciende un conflicto en el que pocas velas tiene.

Al final de cuentas, sea la virgen o sea Kissinger, lo cierto es que lo necesario está dado, lo único que falta es que alguien dé el primer paso.

Referencias

(1) Kissinger, H. (2005). Diplomacy. New York: Simon & Schuster Paperback.

 

 

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