El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Entendiendo el caso Odebrecht

En Colombia, al respecto del caso de corrupción de Odebrecht, sólo hubo actuación oficial luego de la resonante declaración de la justicia estadounidense sobre las ignominiosas prácticas corruptas de esta empresa en varios países en desarrollo, incluido Colombia. ¡No actuaron antes, como debió ser! Es urgente no permitir más impunidad en los múltiples casos de corrupción en licitaciones de obras públicas y es imperativo que haya sanciones ejemplarizantes.

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Fuente: Crónica Viva. Disponible en: https://goo.gl/Bpi9PZ

Por: Pedro O. Hernández Santamaría

El escándalo de corrupción global que involucró a la gigante brasileña de la construcción, Odebrecht, también tiene su capítulo en Colombia. Recientemente se han conocido noticias sobre la captura de varios funcionarios del gobierno de Álvaro Uribe, vinculados con un esquema de corrupción y sobornos que ha afectado también a varios países de la región.

En esta entrada, hago un recuento del caso Odebrecht con la justicia brasileña y estadounidense y su consecuente coletazo en la justicia colombiana. Asimismo, llamo la atención sobre la inadmisible inacción de las autoridades para rastrear a tiempo la corrupción de grandes conglomerados como Odebrecht,  e insisto en la necesidad de investigar a otras grandes firmas constructoras bajo sospecha de haber aplicado las mismas prácticas corruptas en contratos multimillonarios de obras públicas en el país.

La novela criminal de Odebrecht para asegurarse con contratos públicos se hizo evidente en la llamada “Operação Lava Jato”[1] cuyo nombre traduce “lavadero de carros”, y fue nombrada así precisamente por ser una operación en contra de una organización criminal especializada en el lavado de dinero.

Durante la 1ª fase de este operativo, cerca de 400 policías federales brasileños actuaron en 6 estados y en el Distrito Federal de Brasil. Desde ese día, en fases sucesivas, se fueron desentrañando los hilos de uno de los mayores escándalos de corrupción con tentáculos transnacionales de la historia reciente.

Con la 7ª fase de la operación, llamada “Juicio final”, el 14 de noviembre de 2014, la Policía Federal hizo efectivas varias órdenes de captura en diferentes estados brasileños a partir de material probatorio recopilado, que daba cuenta de un grupo de constructoras que formaban parte de un cartel de desvío de recursos públicos. Tanto citaciones para declarar como órdenes de captura involucraron funcionarios de empresas como Camargo Correa, OAS, Mendes Junior, Engevix, Galvão Engenharia, UTC/Constran, IESA, Queiroz Galvão, y Odebretch. En esta fase, fue detenido Renato Duque,[2] exdirector de Servicios de la estatal petrolera Petrobras.

Fue con la 14ª fase de la operación, el 19 de junio de 2015, que llegó el turno para las constructoras brasileñas Norberto Odebrecht y Andrade Gutierrez  estuvieran bajo el lente minucioso del radar judicial brasileño (advierto que ambas empresas han participado en licitaciones contractuales en Colombia, e inclusive cuentan con contratos vigentes)[3]. Lo llamativo de esta fase de la operación es que fue bautizada “Erga Omnes”, una expresión latina que significa “para todos” y que jurídicamente preconiza que ¡nadie está por encima de la Ley! Y siendo un pilar fundamental del sistema democrático.

Con la fase 14 de la operación, fueron presos Marcelo Odebrecht, presidente y heredero de la empresa que lleva su mismo nombre, y Otávio Azevedo, ejecutivo principal de Andrade Gutierrez, junto con operadores y ejecutivos de ambas empresas.  Con esta detención, el Ministerio Público brasileño evidenció que ambas constructoras dirigían un cartel de empresas que a través de un esquema sofisticado de corrupción hicieron fraudes en las licitaciones de Petrobras (escándalo del Petrolão) y pagaron sobornos multimillonarios a políticos y altos funcionarios de la petrolera estatal a través de cuentas bancarias en el exterior.

Marcelo Odebrecht y Otávio Azevedo. Fuente: Cassiano Rosário (Futura Press, Estadão Conteúdo). Disponible en: https://goo.gl/m9N1qG
Marcelo Odebrecht y Otávio Azevedo. Fuente: Cassiano Rosário (Futura Press, Estadão Conteúdo). Disponible en: https://goo.gl/m9N1qG

Igualmente, en esta misma fase, quedó expuesto el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), por su actuación a favor de las constructoras en el exterior. Según varios mensajes descubiertos por la Policía Federal, los empresarios ejercían influencia sobre la agenda de Lula y usaban su prestigio para facilitar sus negocios en distintos países, en contraprestación, tanto Lula como familiares y allegados recibían jugosas recompensas.

Esta seguidilla de llamados a indagatoria, citaciones para declaración, arrestos y capturas continuaron y afectaron a políticos relacionados con Lula da Silva y Dilma Roussef (afectando incluso su continuidad como Presidente del Brasil), así como a muchos otros más empresarios y altos ejecutivos de la construcción. Sin embargo, la hora final de la cabeza del emporio de Odebrecht llegaría con la 24ª fase de la operación, llamada “aletheia”, cuando el 8 de marzo de 2016 la Justicia Federal condenó a Marcelo Odebrecht por corrupción activa, lavado de dinero y asociación criminal, junto con otros ejecutivos empresariales y altos directivos de Petrobras.

Lo anterior da cuenta que los líos judiciales de la multinacional brasileña Odebrecht con operación en 21 países, se iniciaron hace más de dos años. Además, desde marzo del año pasado el dueño de esta firma ya había sido condenado por sus prácticas corruptas. ¿Ante estos hechos, nunca existió sospecha que las filiales de la multinacional en otros países hacían parte de las mismas prácticas de su casa matriz? Para la justicia colombiana, al parecer, la respuesta es negativa.

Sólo hasta finales del año pasado, iniciaron las investigaciones formales en relación con este caso de corrupción y sus tentáculos en Colombia ¿No es posible hacer investigaciones de oficio ante la sospecha de que, si una multinacional en su casa matriz está siendo investigada por casos de corrupción, probablemente esa misma cultura corporativa se manifieste en sus filiales? Creo que en este asunto también hay muchas preguntas por hacer a instituciones como la Fiscalía, la Contraloría, la Procuraduría y algunas Superintendencias. ¿Por qué no hubo resultados si incluso la Secretaría de Transparencia de la Presidencia pidió a los entes de control verificar las contrataciones vigentes tanto con Odebrecht como con Andrade Gutierrez en 2015?

Siguiendo la condena de la justicia brasileña contra el dueño del emporio Odebrecht, fue evidente la magnitud transnacional del escándalo de corrupción. Así, se dio apertura a investigaciones en contra de la firma en Estados Unidos, donde la Corte del Distrito Este de Nueva York acusó a la firma de contar con una división especial, llamada Division of Structured Operations (división de operaciones estructuradas) con la cual “se pagaron millones de dólares en sobornos durante quince años, los cuales fueron realizados por ejecutivos de alto nivel de la compañía”.

Esta estrategia involucró a otros países como Angola, Argentina, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, Venezuela y, por supuesto, Colombia.  La repartición de coimas en estos 12 países alcanzaría una cifra mayor a los US$788 millones de dólares, y las ganancias pecuniarias que obtuvieron por este delito serían de más de US$3.300 millones de dólares.

Sí, Colombia apareció en la lista lastimosamente. Aquí, desde 1991 tiene operaciones la firma Odebrecht. Precisamente, en la misma acusación se afirma que entre 2009 y 2011, la firma habría destinado más de US$11 millones de dólares en pagos corruptos con el fin de garantizar la obtención de contratos de obras públicas.  Además, habría recibido unos beneficios de más de US$50 millones como resultado de esos pagos.  En la acusación también se indicó que un funcionario gubernamental encargado recibió un soborno por US$6,5 millones.

Este funcionario público se trata del exviceministro de transportes, Gabriel García, quien recientemente aceptó los cargos de enriquecimiento ilícito, cohecho e interés indebido en la celebración de contratos. No obstante, esto lo hace luego de haber negado las acusaciones donde supuestamente había recibido sobornos de Odebrecht de acuerdo a lo señalado por la justicia estadounidense, lo que encendió las alarmas en Colombia y finalmente motivó la apertura de las investigaciones formales.

Adicional a estas investigaciones, la Fiscalía conformó un grupo de trabajo de tres fiscales y 20 investigadores para encarar el escándalo de los sobornos de Odebrecht en Colombia y se estableció una alianza con Estados Unidos y Brasil para llegar al fondo en este entramado de corrupción.

Debe anotarse que la constructora Odebrecht, en su filial colombiana, tiene grandes contratos de obras públicas con el Estado: ganó la licitación para la Ruta del Sol Sector 2,  Puerto Salgar-San Roque (COP$3,1 billones) y la adición del proyecto 4G Ocaña-Gamarra, (COP$1,2 billones), la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena (COP$2,3 billones). Mientras que en Estados Unidos la firma reconoce sus actos de corrupción, en Colombia está reclamándole al Estado cerca de COP$ 1 billón a través de dos demandas por el controvertido contrato de la Ruta del Sol. Un doble juego cuestionable para una firma que ha recibido advertencias del Gobierno colombiano por irregularidades contractuales.

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Eleuberto Martorelli, presidente de Odebrecht Colombia. Fuente: Caracol Radio. Disponible en: https://goo.gl/2thzxE

Todo esto es preocupante. Pero lo que más inquieta es el cuestionable cubrimiento que los medios nacionales están dando al caso Odebrecht, enfocándose solamente en la captura y judicialización de funcionarios de mediano y alto rango, sin siquiera mostrar alfiles de alto valor y cabos sueltos alrededor de este complejo caso de corrupción.[1] Una postura que ha liberado de carga mediática a quienes deberían responder también por las acciones corruptas de estos funcionarios, sus superiores jerárquicos, quienes debieron tener pleno conocimiento de este tipo de maquinaciones fundadas en la obsesión por el dinero.

Igualmente, quiero llamar la atención sobre la vigilancia que se debería estar poniendo en otras de las empresas brasileñas que también estuvieron involucradas en los casos de corrupción de Petrobras y de licitaciones de obras públicas del Brasil. La Secretaría de Transparencia de la Presidencia hizo lo suyo en 2015 al solicitar acciones por parte de los entes de control para investigar contratos celebrados con las firmas Odebrecht y Andrade Gutierrez.

¿Por qué permanecen vigentes esas contrataciones con empresas ligadas a casos de corrupción? El Consejo de Estado ha enfatizado en la necesidad de establecer acciones de control. Definitivamente, nuestras instituciones están en deuda con acciones certeras en contra de la corrupción. ¡Estamos a la espera de saber cuáles fueron los resultados y conclusiones de dichas investigaciones! Aquí en Colombia sólo hubo actuación oficial al respecto luego de la innegable y resonante declaración de la justicia estadounidense sobre las actividades corruptas de Odebrecht, no antes, como debió ser.

Concluyo retomando las afirmaciones del Editorial de El Espectador del 26 de diciembre de 2016, donde se señala que “no estamos diciendo, por supuesto, que todos los negocios del país estén dominados por las lógicas corruptas. Al contrario, precisamente porque conocemos el compromiso que muchos colombianos tienen con la transparencia, la justa competencia y el cuidado de los recursos públicos, es que insistimos en la urgencia de encontrar a los responsables en estos casos y que haya sanciones ejemplarizantes. No podemos permitir que nos sigan robando el país de esta manera”.

Cada autor es responsable por el contenido de su texto, el cual no refleja necesariamente la posición de El Mal Economista, ni compromete a los miembros de su comité editorial.

[1] En redes, gracias a Noticias Uno, ha sido divulgado un video, en el que se revela una reunión entre el expresidente Álvaro Uribe y el exviceministro de transporte Ignacio García junto con Marcelo Odebrecht, así como Andrés Felipe Arias (futuro Ministro de Agricultura), Miguel Peñalosa (Alto Consejero para la Competitividad) y Álvaro José Soto (Instituto Nacional de Concesiones). Recientemente, el expresidente Uribe le ha salido al paso a esta divulgación afirmando que “era una reunión que estaba dentro de su rutina como presidente”.

[1] Recomiendo revisar las líneas de tiempo con la cronología de la operación publicadas por O Globo (https://goo.gl/kaKFeU) y la Revista Veja (https://goo.gl/gxXzDW).

[2] Tiempo después, el 2 de julio de 2015, con la operación “conexão mônaco”, la 15ª fase de Lava Jato, la Policía Federal concretó el arresto definitivo de la llamada “camarilha dos quatro” (cuadrilla de los cuatro) con la captura de Jorge Zelada (exdirector del área internacional de Petrobras), junto con las capturas previas de los directores de la petrolera estatal, a saber: Paulo Roberto Costa (Abastecimiento), Renato Duque (Servicios) y Néstor Cerveró (Internacional, predecesor de J. Zelada).

[3] Ver artículo

[4] En redes, gracias a Noticias Uno, ha sido divulgado un video, en el que se revela una reunión entre el expresidente Álvaro Uribe y el exviceministro de transporte Ignacio García junto con Marcelo Odebrecht, así como Andrés Felipe Arias (futuro Ministro de Agricultura), Miguel Peñalosa (Alto Consejero para la Competitividad) y Álvaro José Soto (Instituto Nacional de Concesiones). Recientemente, el expresidente Uribe le ha salido al paso a esta divulgación afirmando que “era una reunión que estaba dentro de su rutina como presidente”.

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