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El laicismo fundamentalista y sus enemigos

“Tanto el laicismo como los fundamentalismos religiosos son enemigos de la libertad y, si logran imponerse, conducen inexorablemente al totalitarismo”

Mariano Rajoy

Por Alvaro Narváez

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Semanas atrás en las redes sociales se presentó el caso de una persona que decidió subir un video [1] en protesta a otro [2] en el que se cuestionaba el referendo para prohibir la adopción de menores por parte de parejas homoparentales que lidera la Senadora Vivian Morales. Oswaldo Ortiz, el autor del video,  mencionó como la crítica al referendo caía en persecución religiosa o teofobia, esta última definida cómo odio o rechazo a todo lo que tiene que ver con Dios. Lo que más me llamo la atención de la situación fue que después que el video se volviera viral fue borrado por su autor, que posteriormente manifestó que lo hizo, paradójicamente, por las amenazas producidas por expresar su opinión al respecto, evidenciando un caso de intolerancia religiosa y violación a la libertad de expresión.

El hecho no está aislado y se suma a lo que ocurrió esta semana con la prohibición de abrazos fraternos y la suspensión de oraciones en los colegios públicos y privados en Cartagena [3]. También con la cantidad de artículos que hay en la web, foros, academia, oficinas, entre otros, donde se ataca o se excluye abiertamente al creyente de a pie con comentarios teofobicos, esto nos hace pensar que estamos hablando de la participación de un nuevo actor en el debate: el Laicismo fundamentalista. Empecemos por explicar que si bien la palabra “fundamentalismo” siempre se ha asociado al calificativo “religioso”. Según la RAE se define como una “exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida”. Lo anterior, contrasta con lo sucedido con el video y la evidencia en varios escenarios que muestran la intolerancia de sus autores contra los creyentes. Ahora bien, la palabra “laicismo”, según la RAE se define como todo aquello que no tiene órdenes clericales o independientes de cualquier organización o confesión religiosa.

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Fuente: Charlie Hebdo

Teniendo en cuenta estas definiciones, quise revisar más a fondo el debate en torno a los tintes fundamentalistas que ha tomado el laicismo por estos días. De acuerdo al trabajo “¿Laicismo o fundamentalismo? Razones para replantear un debate contemporáneo” de Garzón (2008) para el laicismo [4]: “lo propio de la religión y las creencias es su circunscripción al ámbito estrictamente privado e individual. Siguiendo la lógica liberal que separa tajantemente lo privado de lo público, la mentalidad laicista predica que no se puede pretender el reconocimiento del carácter público de la fe. El seguimiento mayoritario de ésta y las innumerables manifestaciones culturales que se ligan a ella ya no parecen ser razones suficientes que confieren validez a su aparición pública como sí lo fueron en otros tiempos”. Sin embargo, en la actualidad el Estado con su aparato legal y coercitivo legítimo impone su particular comprensión agnóstica del ámbito público y el creyente se ve obligado a recluir su fe a lo privado.

Garzón pone sobre la mesa la denuncia que afirma que el discurso laicista que ha aspirado a venderse cómo neutro tiene tintes ideológicos al mencionar que: “en el actual contexto laicista, afirmar la identidad cristiana en el ámbito público es considerado como ilegítimo, y definirse como “laico” se ha convertido en una especie de credencial que acredita para participar válidamente en cualquier debate político y cultural de nuestros días. No tenerla implica la exclusión o auto–exclusión del mismo”. El discurso del laicismo fundamentalista en Colombia en ocasiones se justifica por los errores de instituciones cómo la iglesia católica, en casos como por ejemplo, los de pederastia o la forma en que apoyo a los imperios coloniales en la invasión a América, pero actualmente ¿esto les da derecho de excluir a través de su discurso a los creyente de a pie?

En 1991, época en que la violencia se recrudecía en Colombia, todo un país se unió para establecer las reglas de juego a lo largo y ancho de su territorio y, a través de un gran precedente de participación ciudadana, el país vio nacer la constitución que incluso hoy rige nuestro diario vivir. En los últimos años la consigna de esta carta magna, ha sido ignorada por el fundamentalismo laicista que por un lado, aboga por no excluir a las minorías como las LGBT, que se respete su derecho a expresar su afecto en público y que se den cátedras de diversidad sexual en escuelas y colegios, y  por otro lado, quieren acabar con los abrazos fraternos y oraciones en público cómo lo decreto el juez décimo primero administrativo oral de Cartagena esta semana. Lo anterior, ignorando lo que profesa la constitución en su Artículo 19 alude sobre el derecho de toda persona a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva [5].

Teniendo en cuenta lo anterior, si queremos avanzar a una sociedad pluricultural es necesario tener en cuenta el respeto a las diferentes creencias del total de la población, así como reconocer los caracteres ideológicos del laicismo actual y separar del discurso la idea de que es neutro y que aceptar sus “dogmas” es la credencial para participar en los debates políticos. En una sociedad, que discute un escenario de postconflicto, todas las visiones deben ser escuchadas y debemos aspirar a consensos entre las mismas. Por otra parte, quiero llamar la atención a que se denuncie la exclusión o matoneo disfrazado de jocosos comentarios que se ha convertido en el adalid contra lo católico-cristiano en universidades, oficinas y cualquier otro espacio haciendo que los creyentes escondan sus creencias por miedo a ser excluidos, que oren en las calles y plazas públicas, que ejerzan su derecho a la libre expresión.

 

Referencias Bibliográficas

[1] https://www.youtube.com/watch?v=Ci_TJfc51Rs

[2] La Pulla, El Espectador. Tomado de https://www.youtube.com/watch?v=lQltHKv2DtY

[3] Noticias RCN (2016): “Un juez de Cartagena prohibió los abrazos fraternos en público” Recuperado el 13 de Mayo de 2016 de: http://www.noticiasrcn.com/nacional-regiones-caribe/un-juez-cartagena-prohibio-los-abrazos-fraternos-publico

[4] Garzón, Ivan (2008) ¿Laicismo o fundamentalismo? Razones para replantear un debate contemporáneo. Publicado en la Revista Humanitas, año 13, No. 49, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, pp. 42 – 59.

[5] Constitución política de Colombia. 1991. Gaceta Constitucional No. 116 de 20 de julio de 1991.

ABC (2016): “El Fundamentailsmo Laico” Recuperado el 5 de Mayo de 2016 de:  http://www.abc.es/hemeroteca/historico-26-03-2004/abc/Opinion/el-fundamentalismo-laico_962638750758.html

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11926371

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