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Descripción de un economista ideal

Por Jairo F. Gudiño

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No existe un profesional perfecto, pero podemos imaginarnos una imagen ideal de lo que debería ser. Un economista ideal es aquel que combina armoniosamente múltiples campos del conocimiento con distintas teorías económicas; utiliza intensamente datos reales antes que modelos matemáticos sofisticados para defender sus opiniones; reconoce las limitaciones de sus resultados y sus preferencias políticas; pero sobre todo es capaz de diseñar dentro de su mente un sistema general y complejo de lo que pasa en el mundo o al menos una parte de él.

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Smith, Marx, Schumpeter & Keynes. Source: PCF Paris 14.

¿Qué es un economista ideal?, ¿existen características determinadas que hacen a un economista sobresaliente respecto de los demás? Es cierto que no existe un profesional perfecto, pero también es verdad que existe un modelo a seguir en cada profesión.

Mi interés aquí es explicar, punto por punto, a lo que a mi modo de ver hace de un determinado economista alguien no sólo valioso para la sociedad, sino diferente y único de sus colegas a la hora de explicar el funcionamiento del mercado, siendo uno de los objetivos de esta ciencia social.

(a)  Combinación de múltiples campos del conocimiento con múltiples teorías económicas

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Understanding the Universe. Source: The Economist

El economista ideal es un hábil explorador de teorías, campos de conocimiento y métodos cuantitativos. Explora múltiples campos ponderándolos igualmente, desde filosofía de la ciencia e historia, pasando por finanzas y llega hasta estadística y física; domina con la mayor perfección posible múltiples métodos numéricos y los aplica al mundo real; y conoce y recuerda con precisión los fundamentos de distintas teorías económicas.

Detesta a quienes se creen dueños de la verdad, y mira con respeto diversos campos científicos y formas de medición antes que cerrarse a interpretaciones o metodologías tradicionales en la profesión. No malinterpreta teorías económicas para incorporarlas a una sola teoría, sino que juega con definiciones muy precisas. Intenta ser ecléctico en vez de creer en soluciones definitivas, como lo ha resaltado Shiller (2011).

(b)  Utilización intensiva de datos

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Why Data Mining is the Future of Online Retail? Source: EConsultancy.

Desafortunadamente gran parte de la investigación económica cuantitativa se ha centrado en desarrollar formas elegantes de representar la realidad en vez de estudiar la información que nos proporciona un conjunto de variables. Se privilegia el uso de métodos complejos y el cumplimiento de supuestos sobre el entendimiento de lo que dicen los datos. El economista ideal piensa muy distinto.

Lo que olvidan los defensores de la elegancia de los modelos es que ni siquiera utilizando el modelo estadístico más sofisticado se pueden obtener conclusiones definitivas, porque un método complejo puede encontrar un resultado coherente sólo en la medida que se tenga acceso a múltiples opiniones o información del mundo real como criterio de comparación. Es mucho más productiva la labor de corroboración o de recolectar muchas variables que utilizar modelos complejos por sí mismos. Más bien utilizar modelos sofisticados garantiza el prestigio de un investigador frente a la competencia antes que una mejora en el entendimiento del comportamiento de una variable.

Por si fuera poco, en muchos de esos modelos se parte del supuesto de que los residuales siguen distribuciones normales o t-Student ya sea en forma univariada o conjunta dependiendo de cada modelo (en los no-paramétricos esto se relaja, pero sólo un poco). La sofisticación de estos modelos no se centra en estudiar otras formas de distribución para capturar mejor los datos – las distribuciones Pareto-Levy, por ejemplo -, sino simplemente en ampliar técnicas conservando teóricamente el mismo tipo de funciones de distribución. En el mundo real, es difícil encontrar distribuciones normales, y como lo ha demostrado Taleb, la ley de los grandes números es muy restrictiva en asegurar que haya convergencia a distribuciones normales. Por lo tanto, es normal que estos modelos fracasen a menudo.

Los economistas que trabajan en secciones de investigaciones económicas saben muy bien esto último, y en efecto es difícil encontrar defensores de esta tendencia entre ellos. Ellos se aproximan mucho más a lo que es un economista ideal. Confían más en indicadores simples y utiliza información para contar una historia detallada del mundo real.

El economista ideal,  entonces, se preocupa más por la realidad que intenta analizar que en utilizar técnicas complejas. Siempre privilegia las intuiciones gráficas y un lenguaje claro antes que hacer gala del modelo estadístico más novedoso. Ama los datos y deja que hablen. Sólo utiliza técnicas sofisticadas en la medida que pueda encontrar y explicar anomalías de interés, pero respetando las características de los datos.

(c)  Limitaciones de resultados y aceptación de preferencias políticas

 

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All at the Sea. Source: The Economist

Convencionalmente se cree que la economía es ideológicamente una ciencia social neutral. Los intensos desarrollos estadísticos sofisticados y modelos teóricos altamente complejos de los últimos años hacen pensar, según se dice, que el progreso científico nos lleva a una sola verdad, dictada por la lógica matemática y no por tendencias que ciertos investigadores imponen. Pero eso no sólo es una ilusión, sino que crea otra ilusión, más peligrosa: que los resultados obtenidos no dependen de las creencias del investigador y que por su uso se elimina el problema de la influencia de la política en la investigación. Un economista ideal acepta y confiesa sus preferencias políticas.

La verdad es que ni siquiera el método estadístico sofisticado nos libra de la pesadilla de que los resultados de una regresión dependen siempre de la elección de variables: hay muchas maneras por las cuales un modelo puede ser estimado satisfactoriamente, y entonces todo pasa a depender de la perspectiva del investigador. De hecho los métodos más sofisticados son los más propensos a esta tendencia a pesar de que se inventen multitud de pruebas para seleccionar modelos: si no se obtienen resultados favorables por una prueba, se busca otra donde arroje resultados favorables. La influencia de las creencias políticas en una investigación científica de cualquier campo por lo tanto siempre es y estará presente, de manera que no se puede negar que la existencia de grupos de interés no se puede negar.

La crítica más inmediata a lo anterior consiste en afirmar que los desarrollos teóricos son los que dictan la elección de variables, no lo que cree un investigador. Pero la verdad es que los modelos teóricos no están exentos de este problema de selección, porque estos modelos son desarrollados bajo distintos supuestos: en Macroeconomía, por ejemplo, los que inventan modelos Neokeynesianos – quienes ven con buenos ojos la intervención del Estado – ofrecen predicciones que generalmente van contra de los modelos creados por Nuevos Economistas Clásicos – quienes creen más en la capacidad autorreguladora del mercado – cuando se discuten los efectos de política económica. Dependiendo de la convicción que se tenga, uno escoge el bando al cual pertenecer.

Un economista ideal sabe esto, así que en vez de cubrirse bajo el manto de la neutralidad científica cuando defiende sus posiciones es capaz de aceptar abiertamente sus convicciones políticas y, sobre todo, aceptar las limitaciones del método científico que usa.

(d)  Diseño de un sistema general y complejo

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Financial Networks Architecture. Source: Arxiv.org.

Lo que hace a un economista bastante apreciado en esta era no es su habilidad para predecir, sino su capacidad de relacionar múltiples variables y organizarlas de un modo más o menos lógico para explicar un aspecto global. Es su capacidad de explicar tendencias o comportamientos de una forma ordenada, manteniendo informado a un público – compuesto por inversionistas o personas del común – que forma dentro de su mente expectativas y yerra continuamente.

Por lo anterior, un economista ideal domina con precisión un sistema donde múltiples variables y agentes interactúan entre sí. Todas las teorías económicas, desde la convencional hasta las más heterodoxas tienen dentro de su formulación un sistema, pero los defensores más serios de cada teoría juegan con sus distintas partes para explicar unos mismos hechos. Y se puede ver entre las operaciones mentales de ese economista ideal que incluso cuando se analizan partes pequeñas del sistema económico, no pierde de vista la interacción o conflicto con otras partes ni la existencia de un sistema general.

En suma, un economista ideal tiene dentro de su mente un sistema rica y finamente elaborado donde múltiples variables interactúan entre sí, de manera simple y compleja, como lo esbozó alguna vez Simon (1962).

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Es importante resaltar que todos los puntos que he mencionado no exigen tener una preferencia política determinada o tener adhesión a cierta teoría económica, pero sí una perspectiva diferente a la convencional acerca de lo que idealmente es un economista. Tal vez el mejor economista es quien menos divorcie la modelación matemática o estadística de la realidad, quien no tenga miedo a explorar campos desconocidos, quien busque desesperadamente nubes grises antes que cielos totalmente azules.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Shiller, R. & Shiller, V. (2011). Economists as Worldly Philosophers, American Economic Review, 101 (3), 171-175.

Simon, H. (1962). The Architecture of Complexity, Proceedings of the American Philosophical Society, 106 (6), 467-482.

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