Por: Javier Ardila
@pachoardila
Mucho revuelo ha causado el reciente anuncio de la Alcaldía sobre la pronta construcción de viviendas para los afectados por el conflicto en barrios estrato 6 en la capital. Si bien no soy un fanatico del alcalde Petro, más bien lo contrario, creo que debo aportar a este debate .
En primer lugar si hablamos de ideales, o lo que consideramos ideal, creo que tendríamos que ir a un sector muy específico de la sociedad para encontrar personas que públicamente se opongan a la idea de que las distintas clases sociales puedan vivir cerca. Dicho esto considero que en gran parte los Bogotanos somos conscientes de que la segregación espacial intensificada por las magnitudes de las grandes metrópolis Colombianas ha traído más cosas malas que buenas. De modo que en un mundo ideal la planeación de nuestras ciudades a futuro debería apuntar a un ordenamiento territorial donde personas de bajos y altos ingresos puedan cohabitar los mismos espacios. Claro está que esto es lo que tenemos en un mundo ideal. Dejando esto claro se puede pasar a la realidad donde al menos para la gran mayoría de personas el punto en contra de esta medida es su viabilidad y sus consecuencias. Es decir se critica la medida porque se puede traer más inseguridad a estos sectores y porque el costo de vida puede ser inalcanzable para las familias de bajos ingresos entre otros argumentos. Y aquí es donde me quiero concentrar porque al hacer todas estas críticas las personas están saltando de lo idealizado como antes escribíamos a lo práctico y realizable que es en donde estas tienen cabida.
En segundo lugar en el campo práctico son comprensibles todas las razones y posiciones que se dan en contra de esta medida. Es cierto que las personas pueden resultar viviendo en una zona muy costosa para su ingresos, e incluso, hasta que no tengamos una justicia decente, es imposible negar la posibilidad de que estos lugares se conviertan en focos de criminalidad. Pero aquí, quedándonos en la realidad y no en lo idílico, hablando de la propuesta como tal tenemos que aterrizar y ver que sólo se proyecta la construcción de 372 unidades de viviendas y eso si se logra fraguar el proyecto lo que no es del todo seguro con la conocida confiabilidad en ejecución del gobierno Petro. De modo que no confundamos lo ideal con lo real que no es que nos vayan a meter una Favela de Rio de Janeir entre la 100 y la 80. Entonces la pregunta queda en verdad es sí es posible que la construcción de sólo estas viviendas tenga consecuencias tan grandes como dicen sus detractores?.
Aquí me temo que veo en los que aducen que estas viviendas quedarán mal ubicadas allí debido a que la exclusividad de estos sectores se evidencia un imaginario demasiado apartado de la realidad con respecto a estas áreas de la Capital, ya que en realidad su exclusividad como sector no es tal. Y es que el parque el virrey por mucho que nos esforcemos no es el central park, y de hecho los Neoyorquinos del Upper East Side, en su mayoría millonarios, comparten sin problemas este parque con Harlem un barrio de corte muy Afroamericano. Por otro lado a tan solo unas cuadras de rosales tenemos viviendas humildes y dudo que al pasar de la caracas bajando por la 72 que alguien considere esa zona como exclusiva ni que hablar de cuando la 11 se convierte en la 13. En Santa Ana tenemos los restos del originalmente fue Usaquén, y aunque no entrado las ferreterías, verdulerías y asaderos que allá quedan no me parecen exclusivas. Por el nor-occidente tenemos que las viviendas afluentes en los Cerros de suba y la Colina Campestre tiene de vecinas a barrios como Ciudad Jardín Norte, las Villas, o el mismo Suba. Y por no quedarme todo el día, La elegante Gran Estación junto con la futura Ciudad Empresarial y el primer Hyatt del país quedan por nomenclatura a escasas 5 cuadras de la Cárcel Modelo de Bogotá. Así que una vez demolido este imaginario y desmitificados todos estos sitios no encuentro razón para que la gente salga a decir que con bajos ingresos no se puede vivir en estos sitios. Si bien depronto no les alcance para mercar en Carulla ni tomarse un café en Starbucks no creo que les quede muy difícil aprovisionarse y ejercer una vida pública razonablemente bien en especial en comparación con el lugar de donde deben venir teniendo en cuenta su condición de víctimas.
Ahora respecto a la criminalidad, de verdad alguien cree que la 82 o la 93 pueden volverse más peligrosas? bueno depronto si sueltan Leones o Cobras que esos no creo que se contenten con un celular, porque de resto de la 82 a la 93 tenemos desde la macabra historia aún no esclarecida que terminó en el caño del parque el Virrey pasando por el becado en Harvard cuyo brillante destino se apagó por un celular hasta el agente de la DEA que sobrevivió Afganistán pero no una final de la NBA en la 93. Claro, en nuestra realidad nacional la inseguridad todavía puede ser peor, pero sinceramente y con la mano en el corazón, creen ustedes que 372 familias de bajos ingresos pueden convertir el norte de Bogotá en Altos de Cazucá? yo lo dudo.
Finalmente me temo que el núcleo del problema pero también es este el núcleo de la solución, porque tantos los unos como los otros no nos conocemos y este el verdadero lugar donde se origina el miedo y de ahí las razones para oponernos a medidas como estas. Personalmente yo se que bajarse del carro para tomar transporte público puede ser atemorizante al principio, en especial con todo lo que se lee y escucha a diario sobre la inseguridad, pero desafortunadamente las políticas sociales deben llevar a buscar esto si en algún momento esperamos combatir la inequidad y la inseguridad en nuestro país. Y ya para concluir, en una nueva Colombia como supuestamente nos va a dar la solución del conflicto no podemos decir que la implementación de estas políticas debe esperar, como se dice popularmente, al toro hay que cogerlo por los cuernos y hacerle frente.