No se puede subestimar el rol de la inversión pública en el crecimiento económico. Existen al menos tres argumentos no-tradicionales para justificar la participación del Estado en la actividad económica: mitigación de crisis económicas, posibilidad de realizar inversiones estratégicas y creación de mercados o nuevos productos para reactivar la competencia.
Por Jairo F. Gudiño R.
Twitter: @JFernandoGRE @MalEconomista
En la teoría económica tradicional se da por sentado muchas veces que la intervención del Estado en los mercados se justifica, entre otras cosas, por la existencia de fallas de éste. Bajo esa justificación, el Estado debería desempeñar un rol pasivo – regular o sustituir funciones de agentes privados manera limitada – en los distintos mercados de una economía. Pero si es así, se ignora que el Estado puede tener un rol activo en las economías mediante la creación de mercados: en la investigación y desarrollo de tecnologías que el sector privado puede utilizar a futuro, en el descubrimiento de las estructuras de costos, en el descubrimiento del tipo de productos que un agente privado puede proveer, entre muchas otras posibilidades (Mazzucatto y Penna, 2016).
¿Por qué ignorar, entonces, los argumentos que se han hecho a favor de la participación Estado en la actividad económica, sobre todo durante épocas de crisis económicas? En esta entrada se propone desarrollar estos argumentos.
Los Roles del Estado
(1) Rol Contracíclico:
Si tanto el ciclo económico como el crediticio van de la mano, entonces es de esperarse que durante épocas de recesión o crisis económica tanto los hogares como las firmas enfrenten problemas de liquidez y de acceso a créditos, deteriorándose la inversión y el consumo privado. La creación de líneas especiales para las firmas que ven amenazada su existencia es por lo tanto necesaria, siendo las entidades financieras estatales aquellas que tienen mayor capacidad en suplir sus necesidades: las inversiones pasadas de largo plazo no resultan desfinanciadas en su totalidad y se puede reunir el efectivo suficiente para reactivar la competencia por tener dominancia en algún mercado específico.
La nacionalización de firmas altamente endeudadas, la creación de subsidios temporales al consumo, o el lanzamiento de medidas de emergencia no sólo mitiga el riesgo de contagio entre firmas del sector real debido a que se transan menos bienes y servicios en el mercado, sino que hace que el valor de mercado de estas firmas se recupere. De esta manera, las empresas tienen mayor valor patrimonial, el suficiente para que el sector privado pueda volverles a prestar, dejar de vender activos de corto plazo o terminar de pagar las deudas pendientes, siguiendo a Minsky (1977).
Asegurar tasas de interés bajas no es suficiente, porque, siguiendo a este último autor, el crédito a empresas y hogares depende más bien del volumen de ganancias reinvertidas o de riqueza neta de los participantes de un mercado: tasas de interés menores sólo garantizan que se deje de guardar dinero en cuentas y un mayor valor de activos financieros, pero no que se invierta en el sector real.
(2) Rol de Inversiones Estratégicas
Mientras que la inversión estatal en tecnología de punta o de largo plazo tiene justificación ante caídas de la actividad económica, durante periodos de boom esa misma inversión podría dedicarse más bien a la creación de mercados a través de inversiones en proyectos estratégicos o de gran escala, correspondiendo al sector privado diseñar estrategias para utilizar los productos que hacen uso de estos proyectos estratégicos y abastecer a diversos compradores o intermediadores.
La necesidad de realizar este tipo de inversiones se justifica no sólo porque el sector privado necesita conocer las estructuras de costos adicionales al expandir sus mercados, sino porque en el curso de su desarrollo necesita incurrir en costos que sólo podrían ser suplidos mediante fondos estatales: la construcción de carreteras, la implementación de tecnologías verdes, el desarrollo y adaptación nacional de tecnologías extranjeras, etc. no tendría un alcance tan amplio si fuera llevada a cabo por las firmas individualmente. Sin embargo, se requiere una interacción fuerte entre el Estado y las firmas privadas. Como lo ha resaltado Bessen (2015),
«Los programas desarrollados en Estados Unidos tuvieron un muy buen diseño debido a que el Pentágono dio poder a un conjunto de firmas privadas para dirigir sus negocios, incluyendo empresas nacientes y un conjunto de empresas tales como Bolt, Benarek y Newman, algunas de las compañías que contribuyeron al desarrollo del internet. Se requerían contratos para compartir sus tecnologías con universidades y otras firmas privadas, aumentando la innovación tecnológica por fuera dela esfera del gobierno. En contraste, en Francia y Reino Unido se usaron los contratos gubernamentales para promover compañías nacionales de teléfonos y computadoras, mientras que el Reino Unido y la Unión Soviética fueron países donde se limitó la interacción entre investigadores del gobierno y sus contrapartes civiles, aislando al sector privado de grandes avances tecnológicos. El Pentágono también alentó a las firmas con las que trabajaba a adoptar estándares técnicos abiertos, de manera que el conocimiento se difundía de manera rápida y fácil».
(3) Rol de Creación de Competencia
En el curso del desarrollo de nuevos productos por parte de firmas nacientes se tiende a experimentar pérdidas antes que ganancias, y en este sentido, la financiación estatal puede ser primordial – sólo durante esta primera fase -. La creación de nuevos productos, no obstante, debe estar acompañada del apoyo a la creación de nuevas empresas – que pueden incluso ser estatales – para así incentivar la competencia y limitar el tamaño del mercado de firmas grandes que no innoven.
Problemas de Financiación
Las críticas a los puntos anteriores se pueden reducir a que:
(i) Los proyectos que dependen en parte de financiación estatal no funcionan porque dependen de políticos clientelistas.
(ii) La financiación de proyectos de largo plazo implica necesariamente un mayor nivel de endeudamiento público en el largo plazo.
A esto, sin embargo, se puede responder que:
(i) La administración de fondos públicos puede ser compartida entre el Estado y las partes que desarrollen procesos de innovación. El reduccionismo del papel del Estado a «políticos clientelistas» o «administración ineficiente» olvida que el sector privado no es inmune a estos problemas. De cualquier manera, no se puede permitir que la financiación sea indefinida si los proyectos no rinden frutos.
(ii) La financiación de proyectos de largo no necesariamente puede hacerse con mayores impuesto progresivos. La obtención de utilidades en el futuro por la creación de tecnologías y la expansión de mercados de empresas públicas son otras vías de ingreso. Además, un mayor nivel de endeudamiento en el corto plazo puede hacer incluso que en el largo plazo sea menor, porque las ganancias futuras podrán compensar las pérdidas de hoy.
Por supuesto, estas soluciones no están exentas de problemas, pero no se pueden descalificar. Contra los pronósticos de muchos economistas convencionales cuando la Gran Recesión estalló, los programas de austeridad fiscal en Europa han dado resultados desastrosos en términos de crecimiento económico en los últimos años, de manera que nuevas perspectivas se necesitan.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bessen, J. (2015). The Anti-Innovators: How Special Interests Undermine Entrepreneurship, Foreign Affairs, January/February 2015 Issue.
Mazzucato, M. & Penna, C. (2016). Beyond Market Failures: The Market Creating and Shaping Roles of State Investment Banks. SPRU Working Papers.
Minsky, H. (1977). The Financial Instability Hypothesis: An Interpretation of Keynes and an Alternative to ‘Standard Theory’, Nebraska Journal of Economics and Business, 16 (1), 5-16.