Por: Chejo García
Facebook: El Mal Economista
Twitter: @ChejoGarcia @maleconomista
Instagram: @maleconomista
Según la ONU, para el año 2050 habrá más de 9.600 millones de habitantes. Sólo en Colombia habrá más de 55 millones de personas. La pregunta es: ¿Cómo alimentar a tanta gente sin quedar en “saldo rojo” con nuestros recursos naturales?[1]
Foto: Tomada por el autor – Archivo personal.
Si queremos sobrevivir en el 2050, debemos volvernos veganos y ser amables con el planeta. Esta conclusión es defendida por Karl-Heinz y sus colegas del Institute of Social Ecology [2] por medio del análisis de 500 escenarios hipotéticos en donde, en dos tercios de estos casos, los seres humanos suplen la demanda de alimentos por medio de la siembra de productos que pueden proporcionar los mismos nutrientes que una dieta que contenga elementos de origen animal. Lo interesante de esta investigación es que se lograría garantizar el alimento de las generaciones futuras sin talar un árbol más. Es decir, usando las tierras que actualmente están destinadas al sector agropecuario (tres cuartas partes de la tierra firme libre de hielo).
Foto: Tomada por el autor – Archivo personal.
Los beneficios de esta forma de producción de alimentos son muchos: se evitaría la deforestación de más zonas de bosques en el planeta; las emisiones de gases de efecto invernadero se verían reducidas notoriamente dado que, según la investigación de Robert Goodland y Jeff Anhang[3], el 51% de dichas emisiones proviene del sector ganadero y sus productos; y se ahorrarían millones de litros de agua que actualmente son utilizados para la producción de carne, como lo muestra el estudio de The Pacific Institute.[4]
Lastimosamente no pasa de ser idealista el pensar que todos dejaremos de consumir carne y productos de origen animal de la noche a la mañana. Más aún cuando la producción de carne muestra una tendencia creciente, llegando a 318,7 millones de toneladas al año -según la FAO, un consumo per cápita de 43,1 kilos anuales[5].
Foto: Tomada por el autor – Archivo personal.
La invitación, abierta a todos los tipos de consumidores, desde carnívoros hasta ovolactovegetarianos, es a bajarle al consumo de cualquier producto animal, por lo menos un par de veces a la semana, así sea por simple curiosidad. No es tan costoso como se cree, ni tan desagradable como lo pintan (muchos consideran que es sólo comer ensaladas y sopas) y ni tan difícil como se piensa. Algo muy importante: no sólo los restaurantes veganos ofrecen estas deliciosas alternativas, hay muchos restaurantes que se abrieron a la idea de ofrecer a sus clientes opciones libres de productos de origen animal -basta con mirar toda la carta o preguntar.
En tiendas especializadas, los productos de origen vegetal compiten en precio y calidad con los de origen animal (productos a base de soya o quinua, por ejemplo, a precios por libra inferiores a $15.000). En restaurantes hay variedad de precios y platos: almuerzos corrientes en precios inferiores a $12.000 (Soy Vida) y platos a la carta (Caballete & Berenjena, Taj Mahal, Agraz, Matiz, Ajonjolí, Cocina Sana Gourmet, Quinua y Amaranto, etc.). Los sabores son variados y exploran todo tipo de cocina. Sin duda un plan que podrían intentar. Vale la pena.
A propósito: feliz día del árbol. Si tienen la oportunidad, siembren uno nativo, por favor.
[1] La información es suministrada por el centro de noticias de la ONU: http://www.un.org/spanish/News/story.asp?newsID=26703#.Vxop-TDhDIU
Las Estimaciones y proyecciones de población a largo plazo 1950-2100, de la CEPAL: http://www.cepal.org/es/estimaciones-proyecciones-poblacion-largo-plazo-1950-2100
[2] Exploring the biophysical option space for feeding the world without deforestation: http://www.nature.com/ncomms/2016/160419/ncomms11382/full/ncomms11382.html
[3] Livestock and Climate Change: http://www.worldwatch.org/node/6294
[4] The World’s Water 2008–2009: http://www2.worldwater.org/data20082009/Table19.pdf
[5]El informe FAO 2015: http://www.elobservador.com.uy/el-informe-fao-2015-n305117