Por: Alejandro Montejo
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Los economistas somos, orgullosamente, diferentes del resto de profesionales debido a que vemos el mundo de un modo especial, que realmente solo nosotros entendemos. Pensamos los aspectos de nuestra vida y las cosas que vemos a diario de acuerdo con la economía: desde situaciones tan grandes como el comercio internacional hasta minucias tales como comprar un dulce en la calle. Para explicar tal forma de pensar en EME estamos realizando el especial ¿Cómo lo haría un economista? Para hoy es un tema muy sencillo pero que concierne a una gran cantidad de personas de cualquier género y rango de edad: los videojuegos, ¿cómo piensa un economista antes de comprarlos?
Antes que nada considero importante precisar por qué no es un tema de niños o irrelevante, sino que por el contrario, tiene importancia en la vida económica de muchas personas. Además de la obviedad de que es un negocio muy rentable que genera grandes ganancias para empresas tales como Sony, Nintendo o Microsoft, los videojuegos hacen parte del tiempo que necesitan las personas para relajarse y dedicarse a sí mismos. En economía se hace referencia a esto usando el término “ocio”.
Algunos eligen pasar su tiempo leyendo, viendo películas, haciendo deporte o sencillamente descansando. Por otro lado, una gran cantidad de personas eligen pasar sus ratos de ocio en el mundo de los videojuegos. Sabemos que muchos hacen uso de estos, no solo por la cantidad de conocidos que vemos que los usan, sino también porque su alto precio (en relación con libros y películas) nos indica una fuerte demanda por este producto. En este espacio vamos a considerar como toma un economista la decisión de comprar ya sea un Xbox 360(de Microsoft) o un PlayStation 3(de Sony). Se comparan sólo estas dos consolas dado que son las más comunes entre los adultos sin hijos.
En primer lugar vamos a suponer que los recursos son escasos y por lo tanto quien quiera comprar una consola deberá elegir solo una de sus opciones. Para un economista es fundamental poseer información suficiente para poder maximizar la utilidad (satisfacción o ganancia)de cualquiera de sus decisiones y por lo tanto lo primero que hace al comprar una consola es averiguar todos los detalles y ventajas que esta presenta.
Dado que el precio de compra de aparatos de similar capacidad es muy cercano entre sí, este no va a ser determinante para su elección. Además vamos a suponer que nuestro economista nunca ha tenido una consola de videojuegos, de forma tal que su decisión no se va a ver influenciada por buenas o malas experiencias con una marca especifica. Sujeto a estas condiciones, lo primero que hace un economista es definir sus preferencias y que características de los videojuegos le generan una mayor utilidad.
Una vez hace esto, procede a evaluar cuales son los costos de oportunidad que conlleva cada elección. Por un lado el PS3 permite acceso gratis a juegos online, mientras que el Xbox puede ser ‘chiviado’ lo cual permite la compra de juegos piratas a muy bajo precio. Sin embargo, el PS3 no puede piratearse y por tanto cada juego que se compre va a ser a precio de juego original y el Xbox cobra a sus usuarios para poder jugar en línea. Por lo tanto, el costo de oportunidad de tener un PS3 es poder comprar una mayor cantidad de juegos y el costo de oportunidad de tener un Xbox es poder jugar gratis en línea.
A esta consideración, un economista le suma que tan grande es su aversión al riesgo: a pesar de que es menos costoso pagar por una membrecía online de Microsoft que por una gran cantidad de juegos en PS3, existe un riesgo de que al jugar en línea con una consola pirateada la empresa pueda detectarlo y dañar el aparato. Un economista muy averso al riesgo probablemente prefiera comprar un PS3, en tanto que otro con poca aversión al riesgo probablemente prefiera comprar un Xbox.
En conclusión podemos notar que los economistas vemos esta ciencia en todos los aspectos de nuestra vida y actuamos de forma coherente con ella, ¡incluso para elegir cómo ocupar nuestro tiempo libre!
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