El Mal Economista

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Especial El Mal Economista:¿Cómo come un economista?

Por: Samuel González

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Es una pregunta tonta, lo sé. Un economista no come distinto a cualquier otro mortal. Todos introducimos alimentos a nuestra boca y los mascamos de forma sistemática, el resto se lo pueden imaginar y no hay que graduarse de una universidad para saberlo. No hay una rama de la teoría económica que nos diga la forma óptima de comer, pues para esto habría que hacer supuestos sobre agentes representativos y, afortunadamente, todos tenemos gustos muy dispares. De lo que puedo hablarles es de los análisis que gracias a la microeconomía pueden hacerse.

Retorno marginal creciente y decreciente

Hay alimentos que usted podría comer hasta la saciedad sin perderle el gusto (rendimiento marginal creciente). Soy fanático del queso mozzarella, por lo que he llegado a comerme más de 40 tajadas de ese delicioso derivado de la leche y he disfrutado cada tajada de igual forma, o incluso más que la anterior. Existen otras comidas que al principio parecen deliciosas, pero a medida que aumenta la cantidad que consume se vuelven tediosas (rendimiento marginal decreciente). Me pasó con las 46 alitas de pollo que ingerí de forma desmedida para superar a mis depredadores amigos. La número 47 estaba sobre la mesa e increíblemente todavía tenía algo de espacio en mi sistema digestivo, pero el solo hecho de tener un pedazo de pollo en mi boca me causaba mareo. Dejé de comer pollo por casi 2 semanas. Si está pensando que tengo problemas de peso y colesterol, puede que tenga la razón.

Costos de investigación y desarrollo

¿Su mamá o su tía lo han persuadido de comer en McDonald’s con el argumento de que las hamburguesas están hechas con carne de fenómenos y clones?  Esto no es más que otro invento para asustar a los niños, como el coco o Michael Jackson. Mentalmente haga la cuenta de cuántos miles de millones de dólares tendría que gastar el Departamento de Clonación y Mutación de la firma para producir de esta forma las vacas suficientes para las 75 hamburguesas por segundo que venden en el mundo (según Yahoo Finance), no sería rentable. Si quieren atacar a la cadena de los arcos dorados, critique su carne que sabe a cartón, los miserables salarios para sus empleados o el payaso con cara de pederasta.

Inconsistencia intertemporal

No actuamos como planeamos hacerlo en un principio. Suponga que es 1° de enero, después de un diciembre en el cual los abusos alimenticios por cuenta de las novenas, la natilla y los buñuelos fueron el pan de cada día, usted se propone iniciar un nuevo año con una estricta dieta para bajar los kilos ganados. Pero en el primer día del año su familia hace un asado o sigue repartiendo la lechona que sobró la noche anterior, usted no se puede resistir y termina cediendo ante estas ofertas. El segundo día de enero usted se levanta con la moral por las nubes, desayuna frutica picada y avena, todo marcha bien hasta ahora. Pero a las 10 am lo llama su amigo/a que hace muchos años no ve y que está en la ciudad por cuenta de las fiestas navideñas para invitarlo a almorzar. Le sugiere que vayan a aquel piqueteadero al que iban hace un tiempo y usted no se puede resistir. El 3 de enero usted entiende que ese año tampoco fue y aprovecha que la ciudad está desocupada para ir hasta ese restaurante campestre que tanto le gusta y arrasar con todo lo que vea en el menú.

Externalidades

Se refiere a la forma como las decisiones de consumo de un agente termina afectando a otros individuos. Con esto, me refiero directamente a los que comen en el transporte público o en ambientes cerrados y sin ventilación. Usted va para su casa y tiene hambre. De repente otra persona saca de su maleta un paquete de doritos y empieza a devorarlos como si no hubiera mañana. El olor y el sonido crujiente de dicho alimento afecta su estado mental y usted mataría por tener uno de esos triángulos amarillos en su boca. También sucede con aquellas ventas ambulantes de hamburguesas o chunchullo, cuyo olor termina penetrando hasta lo más profundo de su alma.

Si después de tanto hablar de comer dañé sus planes de hacer dieta, sabré que he logrado mi objetivo. Lo invito a que vaya por su comida favorita en este preciso momento (y que me invite).

S.G.

@sgonzalezr439

Espere mañana :¿Cómo se va de vacaciones un economista?

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