Por Alejandro Montejo Arias.
Millones de personas tienen que trabajar a diario y pasar por un largos días, ¿qué mejor que empezar cada mañana con un café colombiano? El café ha sido durante décadas un símbolo representativo de Colombia en el mundo, reconocido por su alta calidad y por ser un producto que ha traído una gran cantidad de ingresos al país durante años. Sin duda alguna el café de alta calidad es algo de lo que los colombianos nos podemos sentir orgullosos. Sin embargo, ¿es el café de alta calidad el único que debe producir Colombia? Recientemente se dio a conocer una versión aún no revisada de la misión cafetera que propone el gobierno, la cual ha causado una gran polémica y disgusto en los miembros de la federación de cafeteros. En dicha misión, entre otros puntos, se busca permitir la producción de café robusto y no sólo el café suave característico de Colombia. La misión cafetera se realiza debido a la pérdida de competitividad del café colombiano con respecto a este mismo producto en otros países tales como Brasil o Perú, en donde se cultiva robusto.
Como no podía ser de otra forma, las propuestas que se han formulado hasta ahora para mejorar la competitividad del café colombiano han causado una gran cantidad de disconformidades y han abierto un debate alrededor de que tan bueno es para Colombia producir café robusto. En primer lugar hay que recordar que el café colombiano se obtiene por un proceso de diferenciación, el cual implica escoger solo los mejores granos y por ende produce un café suave y de alta calidad. Sin embargo, el proceso de diferenciación necesita de una gran cantidad de trabajadores que revisen los granos y no permite el uso de maquinaria que agilice la obtención del producto final. Por otro lado, el café robusto no necesita de diferenciación y puede ser producido en mayores cantidades y a mayor velocidad utilizando maquinaria. La federación de cafeteros busca mantener el poder sobre el café y producir exclusivamente del tipo suave, mientras que la misión busca expandir el mercado hacia el café robusto.
Por un lado, quienes defienden que sólo se debe producir café suave, argumentan que lo que distingue al café colombiano es su calidad y que por lo tanto la producción de café robusto dañaría la reputación del café colombiano. Si bien es cierto que el café suave colombiano marca una distinción con respecto al resto de tipos de café por su calidad, no es posible afirmar que empezar a producir robusto afectaría negativamente ese prestigio. Realizando una marcación, algo que parece evidente, se puede solucionar este problema. Al empacar cada tipo de café se puede hacer la diferenciación de cuál es suave y cuál es robusto. Esto implicaría que quienes hallen mayor utilidad, es decir valoren más pagar un precio mayor por una calidad más alta continuarán comprando en café suave. Mientras que quienes prefieran un pagar un precio menor por café de menor calidad comprarán robusto. Se podría pensar entonces que la producción de robusto entraría a competir con la de suave. Sin embargo, dada la distinción de ambos productos, no entrarían en competencia directa sino que el robusto colombiano entraría a competir con el café robusto producido (en grandes cantidades) por otros países. Viéndolo de este modo, quien prefiera pagar menos por café robusto comprará de este tipo y hay que juzgar si es preferible para Colombia que se compre robusto colombiano o robusto extranjero.
Por otro lado, a pesar de que podría pensarse que al utilizar tierras para sembrar café robusto se disminuiría la producción del suave, este argumento también resulta falso. El café robusto puede ser producido en partes de Colombia en las cuales no puede ser producido el suave, por lo tanto la producción de uno no afecta la producción del otro.
Es claro entonces que para Colombia es beneficioso permitir la producción de café robusto y siendo así cabe preguntarse por qué la federación cafetera no está de acuerdo con la misión. Podría ser por la pérdida de privilegios en cuanto a la producción de café, el cual empezaría a producirse en diversas zonas del país. Aunque en este artículo se trató exclusivamente la propuesta de cultivar café robusto en Colombia, no hay que ignorar otras propuestas de la misión referentes a temas tales como la garantía de compra, las cuales también generan rechazo por parte de la federación. Para cerrar, respondiendo al dilema de producir en cantidad o en calidad: para este caso particular, ambas