El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Así sobreviven los comerciantes a la mala leche de la pandemia

Los comerciantes de lácteos de la plaza de Las Nieves tienen clara su estrategia para responder a la inexplicable subida de los precios en este sector. Sus productos únicos de alta calidad son la clave para mantener una clientela fiel.

Plaza de Las Nieves – Foto de autoría propia

Al recorrer la plaza de mercado de Las Nieves, los anuncios de arriendo que se ven en algunos locales cerrados demuestran el efecto de la pandemia, definitivamente la actividad comercial no es igual que antes en ese sector. En medio de ese panorama, resalta la presencia de dos locales muy bien dotados especializados en lácteos, y otro que, además de lácteos, dice salsamentaria en su anuncio. El observador curioso se preguntará cómo pueden sobrevivir estos locales especializados ante la subida de los precios de los lácteos que se viene dando desde el año pasado.

Por ejemplo, en el 2021 el precio de la leche aumentó más del 10%, y la Asociación de Procesadores de Leche (Asoleche) aseguró que la producción bajo cerca del 15%.

A pesar de que el aumento en los precios ha sido muy alto, en la plaza se ve como estas tiendas presentan un flujo regular de clientes, que compran leche, distintos tipos de queso, y otros productos lácteos. Pareciera que las difíciles condiciones del mercado no han sido suficientes para acabar con estos locales, pues resulta que los negocios de la plaza que no sobrevivieron a la pandemia eran restaurantes, o servicios de Fruver, mientras que las tiendas de lácteos siguen en pie.

El señor Emiliano, quien lleva cuatro años con su negocio de lácteos y salsamentaria, comenta que, a pesar de la difícil situación, deben buscar la manera de mantenerse abiertos. “Nosotros enfrentamos un sobrecosto que se lo imponemos al cliente, igual que hacen las grandes cadenas”.

Naturalmente, los vendedores intentan transferir el aumento en los costos a los compradores, pero ese mecanismo es de corto alcance. Tal como explica el señor Emiliano: “Seguimos funcionando, pero con un costo más alto, y los clientes buscan alternativas más económicas. Hay gente que busca ya no consumir queso, y hay gente que sigue con los productos, pero consume una cantidad mucho menor, si antes consumían dos libras de queso, ahora consumen solo una, o media”. La demanda ha disminuido y los vendedores no pueden aumentar los precios hasta compensar el aumento de los costos en su totalidad. Ante esta situación, el señor Emilio afirma que la calidad de sus productos es lo que le permite mantener cierta demanda a pesar de que suba los precios.

Algo similar sucede en lácteos Doña Celina, un local tradicional que lleva en funcionamiento desde 1957. La señora Jimena, encargada del negocio, nos explica que han podido mantenerse porque la gran calidad de sus productos les ha permitido conservar una clientela fiel. Esto se ve reflejado principalmente en la demanda de su producto estrella, el queso costeño, que venden a $11.000 la libra. La señora Jimena nos comenta que su producto: “es un queso suave, que en otros lados se encuentra más económico, pero más salado, mientras que los clientes de acá ya van de generación en generación y saben que llevan un queso suave”.

La principal preocupación de los negocios es vender un producto de gran calidad, que supere con creces a cualquier cosa que se pueda encontrar en un almacén de cadena, aunque los precios sean más altos.

Al escuchar las historias de los encargados y probar sus productos, es evidente que el enfoque de resaltar por su calidad es mucho mejor a intentar entrar en una guerra de precios. Las tiendas de lácteos de la plaza tienen una clara estrategia de diferenciación de producto. En economía, esto consiste en generar una distinción que haga a un producto más atractivo para su mercado objetivo. De esta forma, los negocios pueden seguir siendo competitivos y pueden justificar a sus clientes la subida de precios.

Por medio de este enfoque, los comerciantes pueden ofrecer al consumidor una experiencia muy atractiva de compra. En vez de adquirir los productos que abundan en las estanterías de los grandes supermercados, en la plaza se pueden conseguir alimentos de mucha mayor calidad, más frescos, de mejor sabor. Los vendedores ofrecen amablemente muestras de los distintos productos y se encargan de cortar y empacar las cantidades exactas que el cliente desea.

Puede que muchas personas vayan a la plaza en busca de mejores precios que los ofrecidos en los supermercados cercanos. Pero el servicio ofrecido por los comerciantes de lácteos les ha permitido mantenerse en el mercado a pesar del gran aumento de precios por el que está pasando el sector. De esta forma, los clientes siguen visitando la plaza, no porque deseen comprar a precio de huevo, sino porque van directamente a su tienda de confianza a comprar sus productos favoritos, como el famoso queso laurel dietético ofrecido en lácteos Doña Celina.

Sin embargo, aunque la estrategia competitiva de los vendedores ha resultado ser efectiva y les ha permitido sobrevivir a los distintos choques económicos, es cierto que igual han sufrido cierta disminución de la demanda. El principal problema es que no hay una explicación clara de las variaciones de precios en el sector, los comerciantes simplemente esperan la estabilización del mercado, o tienen esperanza a que los productos sean más baratos con la caída del precio del dólar.

El señor Emiliano explica que están a la espera de una respuesta por parte del gobierno. “Si nos beneficiaría a todos que vayan a la raíz del problema y averigüen por qué está subiendo tanto el precio de los insumos”. Después de todo, quien finalmente sale perjudicado es el cliente, pues ya no puede adquirir los productos que solía consumir. Aún hace falta encontrar soluciones a la difícil situación económica. Pero, mientras tanto, vale la pena intentar ajustar el presupuesto y probar los deliciosos productos lácteos ofrecidos en la plaza de Las Nieves.

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