Por: Hector González Hernández
Facebook: El Mal Economista
Definitivamente el 2014 estuvo cargado de situaciones retadoras para todos, ya fuesen preocupaciones antiguas, problemas por solucionar o simplemente nuevas contrariedades de la vida cotidiana, el año viejo nos exigió fortaleza y sabiduría para afrontarlas.
Y me refiero a esas dos virtudes porque para los colombianos fueron –sin duda alguna- fundamentales en el año que terminó. Cómo no pedir fortaleza ante un gobierno donde la corrupción, los escándalos políticos, las rivalidades infundadas y sobretodo la inseguridad son el pan de cada día.
Es cierto que durante el 2014 el país en general avanzó positivamente, en parte gracias al buen comportamiento económico. Se mantuvo un crecimiento promedio del 5% trimestral (ver imagen adjunta)[1] que de la mano de una inflación muy bien controlada -incluso con la impresionante devaluación del peso y la aceleración del IPC en alimentos- lograron mantener la economía colombiana en muy buenos niveles en comparación con la región.

Ahora bien, la verdadera preocupación que surge al terminar el 2014 es lo que nos deparará el nuevo año, y en ese sentido quisiera hablar de dos cuestiones que a mi parecer son trascendentales. La primera es la inseguridad, no cabe duda que los colombianos estamos cada vez más desesperados frente a los robos en nuestras ciudades. Y la segunda, lo que le espera a la economía colombiana en el 2015. Dada la extensión de los temas, realizaré de la manera más sencilla un análisis que logre exponer someramente los aspectos cruciales de los mismos.
- La inseguridad:
Según datos de la más reciente Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana (ECSC)[1] llevada a cabo por el DANE en Colombia para el año 2014, la tasa de victimización fue de 18,2 esto quiere decir que el 18,2% de la población mayor de 15 años en nuestro país ha sido víctima de hurto a residencias, hurto a personas, hurto a vehículos, riñas y peleas y/o extorsión por lo menos una vez durante el último año.
La cifra es claramente alarmante, pero ¿qué tal si les dijera que en ciudades como Bogotá o Pasto dicha tasa de victimización alcanza niveles del 25% y 31% respectivamente? ¡Que prácticamente un tercio de la población haya sido víctima en el último año es simplemente inaceptable! Y lo grave es que la situación no termina ahí, según datos de la misma encuesta sólo el 25% de las victimas denunciaron el hecho ante las autoridades competentes y de los capturados sólo el 29% son efectivamente judicializados.
Esto quiere decir que si 1000 personas fueron victimas de robo, sólo 250 denunciaron y que si asombrosamente las autoridades logran capturar a los 250 victimarios, menos de 75 asaltantes fueron aprehendidos. ¡75 de 1000!
Ahora imagínense la situación incluyendo el hurto de celulares- Sólo el año pasado casi un millón de teléfonos celulares fueron robados, exactamente 907.107 según informes de la Policía. De este número únicamente el 2% fue denunciado, es decir que la policía recibió aproximadamente 18.000 denuncias. Ahora bien de los responsables de dichos hurtos se lograron capturar cerca de 13.000 personas, sin embargo sólo 1.275 de los capturados se encuentran detenidos al día de hoy, esto es el 0,4% del total de los robos de celulares, el 0,4%.
Y siendo sinceros podría gastar decenas de páginas exponiendo estadísticas pero creo que ha sido suficiente para ilustrar la gravedad del asunto. Ojalá el 2015 en lugar de contribuir negativamente a las estadísticas represente un punto de inflexión en los datos, que nos lleven a una tasa de victimización menor y porcentajes de denuncia en aumento. Sin embargo para que esto suceda, es imperativo que el gobierno central y en especial la policía nacional y la rama judicial trabajen conjuntamente con la comunidad.
¡Cómo es posible que por cuenta del paro judicial se hayan dejado de realizar cerca de 24.000 audiencias y que gracias a ello, cientos de detenidos puedan gozar de libertad por vencimiento de términos! ¿O que junto con el paro del INPEC las detenciones por orden judicial hayan disminuido en 42% mientras experimentamos delitos en aumento?
Estoy seguro que somos millones los Colombianos que esperamos procesos judiciales más eficaces, mayores capturas y más efectividad por parte de las autoridades. Y confió totalmente que dichas mejoras conducirán a sobresalientes niveles de denuncia y respeto por la autoridad, que de igual manera motiven a los organismos en cuestión a prestar un mejor servicio.
2. La economía Colombiana en 2015:
Como lo mencioné anteriormente los temas que he tratado requieren un análisis exhaustivo, sin embargo, la preocupación más notoria en materia económica es el bajo precio del petróleo. Que como lo comenté en un artículo anterior (ver Nuevos precios del petróleo, reto a nuestra economía en https://blogs.elespectador.com/el-mal-economista/2014/10/22/nuevos-precios-del-petroleo-reto-a-nuestra-economia/) requiere una ardua actuación del gobierno central para tratar de amortiguar el descenso de las arcas nacionales; recordemos que al día de hoy el petróleo se cotiza sobre los US$50 el barril, 30% menos que hace tres meses y casi 50% menos que hace seis meses.
En este orden de ideas para el actual ministro de hacienda, el Dr. Cárdenas va a ser un año muy movido, definitivamente el gobierno va a tener que realizar nuevos ajustes tributarios que permitan aumentar el recaudo de dinero.
No debe entonces sorprendernos que en el nuevo año estemos considerando otra reforma fiscal o que el desmonte del cuatro por mil deba esperar un par de años más.
De igual manera, la incertidumbre frente al crecimiento de la economía mundial, el deterioro de los términos de intercambio de nuestro país y la impresionante devaluación del peso van a ser protagonistas del debate económico para el 2015, ya que cada uno de ellos golpea a la economía nacional y a uno de los indicadores más preciados del Banco de la Republica, la inflación, que recordando un poco se mide a partir del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
En conclusión, el año viejo nos ha dejado grandes desafíos por resolver y tengo la certeza que va a ser muy interesante participar del debate que en términos económicos esto pueda generar. No obstante, no podemos olvidar que la macroeconomía por si sola no habla de nuestro país sino también la percepción de seguridad, los proyectos sociales, las mediciones de corrupción, de efectividad y desarrollo. Las cuestiones por mejorar pueden parecer infinitas, pero es seguro que si los esfuerzos se focalizan correctamente y cada quien aporta un poco más en la labor que desempeña lograremos solucionar todos y cada uno de los retos que se nos impongan.