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Fondo soberano: idea no convencional para atacar la desigualdad

por: David Perez-Reyna

El aumento de la desigualdad en varias economías del mundo ha venido de la mano con propuestas heterodoxas sobre cómo contrarrestarla, muchas veces proponiendo atacar los síntomas (acabar con la desigualdad) en perjuicio de atacar la enfermedad (las fallas en la economía que llevan a que la desigualdad sea mala). No obstante, algo positivo de esto es que ha forzado a los economistas a pensar en propuestas no convencionales para contrarrestar asignaciones de recursos que pueden resultar en perpetuar malos equilibrios. En esta entrada me referiré a una de esas propuestas: la existencia de un fondo soberano que invierta en mercados de capitales y que genere dividendos que se repartan entre los miembros de una economía.

Un ejemplo de este tipo de fondos es el Fondo Permanente de Alaska (APF, por sus siglas en inglés). Este fondo es una entidad estatal cuasi-independiente que fue creado en 1976 y hoy en día administra activos con un valor de más de US$60.000 millones. Las ganancias del fondo permitieron que cada residente de Alaska recibiera un dividendo de más de US$1.500 en 2018.

Un fondo soberano en el que cada habitante de una economía tiene la misma participación tiene varios puntos a favor. Primero, sería una manera de participar en mercados de capitales de manera equitativa. Si uno de los problemas de las economías actuales es que el retorno del capital es mayor que el crecimiento de la economía, y que esto perpetua la desigualdad porque las personas de mayores ingresos son las que disfrutan de estos rendimientos, entonces que todos los habitantes tengan la misma participación en un fondo soberano que invierta en mercados de capitales es una manera de disfrutar de estos de una manera equitativa.

Por otro lado, el hecho que todos los habitantes participen en mercados de capital permite que se puedan internalizar disyuntivas que se enfrentan al tener participación en empresas. Por ejemplo, una de las consecuencias de que el rendimiento de capital sea mayor al crecimiento de una economía es que esto lleva a que la participación de los ingresos en una economía destinados a salarios es cada vez menor. Si una persona no tiene participación en los mercados de capitales, siempre abogaría porque las empresas destinen mayor parte de sus ganancias a aumentar salarios, en vez de invertir en mayor crecimiento o repartirlas como dividendos. Al poder recibir parte de los beneficios de tener mayor crecimiento, puede internalizar la disyuntiva de que las empresas aumenten mucho los salarios. Esto podría permitir que negociaciones como la del aumento del salario mínimo sean más satisfactorias para todas las partes.

Políticas como las propuestas por el partido laborista en Reino Unido, liderado por Jeremy Corbyn, que buscan que todas las empresas privadas tengan participación en las juntas directivas de las empresas privadas en parte buscan hacer partícipes del rendimiento de capital a personas que no lo pueden hacer en este momento. No obstante, un fondo soberano tendría ventajas sobre la propuesta de Corbyn. Para empezar, podría ser menos disruptivo, si la participación de las ganancias de una empresa se da a través de compra de acciones en los mercados de capital. Además, en un fondo soberano los recursos tendrían mayor diversificación que la que podría tener una persona al participar de las ganancias de la misma empresa donde trabaja.

Finalmente, los dividendos de un fondo soberano son, en últimas, una forma de renta universal. Por lo tanto, un fondo soberano tendría las ventajas de esta medida: permitiría un piso de ingresos para todos los habitantes, sin crear incentivos perversos. Por lo tanto, consistente con las ideas del economista británico William Beveridge, permitiría que más personas pudieran disfrutar de las ventajas del libre mercado.

Claro está, la idea de un fondo soberano enfrenta retos. Para empezar, es importante definir cómo se va a financiar. En el caso de Alaska el financiamiento se da a través de una parte de los ingresos derivados de los minerales producidos en el estado. Lograr un consenso similar en otras economías enfrenta retos de economía política, al mismo tiempo que pueda causar fricciones que podrían estar en detrimento del desempeño agregado de la economía. Adicionalmente, para lograr una repartición equivalente de dividendos que podría ser considerada como renta universal, el tamaño del fondo y el rendimiento de éste tendrían que ser alto: para que cada colombiano recibiera $1.200.000 al año el fondo tendría que repartir más de $55 billones de pesos en dividendos. Pero por más que la implementación de un fondo soberano no sea trivial, considerar este tipo de opciones puede permitir que más personas disfruten de los beneficios del libre mercado y, al mismo tiempo, ayudar a atacar la desigualdad.

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