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Covid-19: Día sin IVA y… Vida en descuento»

David Bardey y Hernando Zuleta

Durante las protestas del año pasado, el gobierno colombiano se comprometió a tres días sin IVA. Esta medida, a primera vista, es una manera de aumentar el poder adquisitivo de la gente reduciendo los precios de los bienes comprados durante estos tres días. La medida de marras entra en vigor en medio la pandemia del coronavirus, con una economía en recesión y con alto desempleo. En estas circunstancias, además de aumentar el poder adquisitivo de los hogares se busca un choque positivo de demanda que ayude a la reactivación de la economía.

Si bien muchos economistas expresaron sus dudas poco después del anuncio de esta medida, con la activación de la medida la preocupación desbordó el campo de la economía y profesionales de diferentes disciplinas han señalado el posible efecto de las aglomeraciones en torno a locales comerciales sobre las tasas de contagio.

En este contexto, y teniendo en cuenta que el gobierno propuso en total tres días sin IVA, analizamos esta iniciativa. En particular, analizamos la forma en la que esta medida se inscribe en la tensión entre reactivación económica y control de la pandemia.

Consecuencias económicas del día sin IVA

Las consecuencias de los encierros han sido devastadoras para la economía. La actividad económica se ha reducido sensiblemente y muchos sectores están paralizados, los logros en reducción de pobreza de los últimos 15 años están siendo amenazados (ver acá la nota macro de los economistas de Los Andes), y se han destruido más de 6 millones de empleos (ver acá la excelente entrada de Manuel Fernandez, Sara María Gómez, y Juan Carlos Muñoz-Mora en La Silla Vacia).

En este entorno, puede pensarse que una medida transitoria como los días sin IVA debería servir para reactivar la economía que ha sido golpeada por un choque transitorio (esperamos).

Al ser una medida temporal, el efecto del día sin IVA sobre las decisiones de consumo debe analizarse en un contexto dinámico. En la medida que haya una caída temporal en los precios de los bienes sujetos a IVA, anticipar decisiones de gasto genera ganancias para los consumidores. Por supuesto, la sustitución de consumo futuro por consumo presente es más difícil cuando se trata de bienes esenciales y perecederos (como los alimentos). Por esta razón, el incremento de demanda es mayor en bienes no esenciales y en bienes durables y no sorprenden las compras masivas de electrodomésticos. Asimismo, este incremento en demanda durante los días sin IVA es el resultado de una sustitución de consumo futuro por consumo presente por lo cual en los días y meses posteriores a los días sin IVA es previsible una caída en la demanda por bienes no esenciales y bienes durables.

Por otro lado, el efecto del incremento temporal en la demanda debe generar un aumento  en precios en la medida en que la oferta no sea infinitamente elástica. En otras palabras, si hay costos extraordinarios asociados al incremento temporal de la oferta también hay incrementos en el precio. Además, en la medida en que haya productores con poder de mercado, estos pueden aprovechar el incremento en la demanda para aumentar precio. Por supuesto, entre mayor sea el incremento en precios menor será el aumento en las cantidades comerciadas y menor la ganancia para los consumidores.

En lo que respecta al recaudo tributario, puesto que hay una redistribución temporal del consumo hacia los días sin IVA, el efecto neto sobre el recaudo es negativo, lo cual contribuye a agravar la situación fiscal y, por esto, implica mayores impuestos en el futuro.

Consecuencias sanitarias

Uno de los autores de esta entrada ya había expresado en este blog su duda (ver acá) acerca de la conveniencia de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de encerrarnos temprano para controlar drásticamente la propagación del virus en la fase inicial de la pandemia. La racionalidad de esta medida era principalmente “comprar tiempo”, es decir, aplazar la llegada del pico y permitir que las autoridades sanitarias del país alistaran el sistema de salud para poder enfrentar el pico de la pandemia. La evidencia actual indica que las posibilidades de extender las capacidades del sistema de salud para enfrentar la pandemia han sido limitadas.

Un segundo argumento a favor del encierro temprano es el efecto didáctico del mismo, esto es, con las medidas de encierro la gente puede aprender a minimizar los riesgos de contagio y gracias a eso, la pandemia estaría bajo control durante la fase de reapertura. Infortunadamente las imágenes terribles de aglomeraciones durante el primer “viernes sin IVA” indican que este aprendizaje ha sido limitado en el mejor de los casos. Estas imágenes revelan que el agotamiento del encierro tuvo un efecto mayor que el aprendizaje y, por esto, muchas personas tomaron decisiones imprudentes después de tres meses de encierro.

Tristemente, las consecuencias de estas aglomeraciones las empezaremos a ver al final de la próxima semana con un incremento de los contagiados, y en dos o tres semanas en un incremento de las muertes causadas por el coronavirus. Lo que hemos aprendido con este virus es que la severidad de la infección, y por ende su posible letalidad, depende mucho de la carga viral. Curiosamente, mientras nos obligan a ponernos tapabocas en sitios abiertos en los cuales la carga viral, en caso de contacto, sería bajísima, se han permitido agrupaciones de personas en sitios cerrados para realizar compras. Por lo anterior, es muy probable un aumento considerable en el número de casos y de muertos en las próximas semanas.

Balance

En términos económicos, los efectos que tendrán estos días de compras masivas serán muy limitados (el efecto fiscal será negativo). En términos sanitarios, la situación es preocupante. En alguna medida, uno podría pensar que el gobierno colombiano tomó el camino de Reino Unido pero en la dirección opuesta. Los británicos empezaron con una estrategia de alcanzar rápidamente la inmunidad de rebaño, y después de un mes, decidieron adoptar medidas de encierros para limitar las consecuencias sanitarias de la pandemia. En Colombia, el gobierno tomó medidas tempranas y relativamente estrictas de confinamiento que se mantuvieron durante tres meses para ir relajando las restricciones paulatinamente. No obstante, los día sin IVA han sido, en la práctica, una eliminación abrupta de las restricciones que puede dar al traste, en un solo día, con el esfuerzo colectivo de tres meses.

Obviamente el gobierno no es el único responsable. La que decidió salir de compras sin respetar las recomendaciones básicas de bioseguridad tiene una cuota importante de la responsabilidad. Pero como lo ha mostrado el mantenimiento de la contienda electoral en Francia (para alcaldías) durante el mes de marzo, en periodos de pandemia y de alta incertidumbre, los mensajes que mandan los gobiernos a los ciudadanos son claves. Claramente, el día sin IVA fue un mensaje equivocado y muy mal interpretado por la ciudadanía. Ojalá no se vuelva a repetir, por lo menos en tiempos de pandemia.

 

 

 

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