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COVID-19 en Colombia: para transitar de un “encierro inadecuado” a una “reapertura inteligente”

Por David Bardey

Como lo expresé en varias entradas de este Blog (ver acá y acá), tengo la impresión de que la política que se aplicó en Colombia, como en muchos países de la región, fue el resultado de un “copy-paste” forzado de políticas de confinamiento que se aplicaron en países desarrollados, especialmente en Europa, y no que no fue necesariamente adecuada para nuestro contexto. Cuando digo eso no culpo para nada al Gobierno colombiano de haberse subido a este tren. La presión de adoptar esta política de cierre temprano (¿prematuro?) fue un consenso elaborado principalmente desde afuera, en particular por tecnócratas desconectados de la OMS que promovieron un encierro en las primeras etapas de la llegada del virus, y, por otro lado, apoyaron encierros horizontales, es decir que se aplican “en el papel” de la misma forma a toda la sociedad.

Respecto a la fecha en la cual habríamos debido encerrarnos, tengo mis dudas sobre la estrategia del encierro temprano, porque ahora tenemos que reabrir la economía, siendo que no hemos pasado el (¿primer?) pico de la pandemia. Pero bueno ya dediqué un par de entradas sobre esta posible equivocación de “timing”, por ende, me concentraré más bien en otra posible falla: la aplicación de unos encierros horizontales en los países en desarrollo y como mejorar la situación en la cual estamos, mientras estamos en fase de reapertura (antes del pico).

Si hablo de inadecuación es precisamente porque importamos estas políticas de encierros para reducir las interacciones en la sociedad, y por ende, la tasa de reproducción del virus, sabiendo perfectamente que solo una parte de la población, para no decir una minoría, puede aplicar tales medidas. Desde el principio, la gran mayoría de los colombianos, en particular los trabajadores informales que representan más del 60% de la población activa, han tenido que salir a trabajar para mantener sus ingresos, lo que hace que la política de encierros se aplicó solamente en algunos barrios privilegiados de las grandes aglomeraciones urbanas del país. Esta situación se puede observar desde los datos de reducción de movilidad que el BID y el PNUD están midiendo. Los resultados revelan claramente que las reducciones de movilidad tienen diferencias muy importantes según las condiciones socioeconómicas de los hogares que componen las diferentes regiones (ver acá la página del BID y acá la del PNUD).

Mi diagnóstico de la situación es que nos equivocamos de objetivo en esta lucha contra la pandemia del Covid-19 en los países en desarrollo. En otras palabras, importamos encierros horizontales de países que tienen otras realidades socioeconómicas y por las cuales un mayor distanciamiento social era un medio razonable para minimizar la letalidad de la pandemia. Pero nos olvidamos que minimizar la letalidad de virus debe ser nuestro criterio de eficiencia en esta lucha contra la pandemia y, que el distanciamiento social es solo un medio, no un fin en sí mismo. Que estemos a favor o en contra, en todo caso, los encierros horizontales se han enfrentado a un principio de realidad: ¡la mayoría de los colombianos no los puede cumplir, no por incumplidos o indisciplinados, sino porque no pueden! Obviamente el ingreso solidario (160.000 pesos) que da el Gobierno es una ayuda para favorecer que la gente se quede en su casa, pero aun si fuese suficiente para “sobrevivir”, cuando una persona vive en viviendas con alto grado de hacinamiento (pocos metros cuadrados por personas), es ilusorio creer que el encierro se pueda cumplir.

Dicho eso, creo que no es demasiado tarde para reorientar la política sanitaria frente a la pandemia para ajustarla a las realidades del país en esta fase de reapertura gradual. Para eso, es importante que definamos dos criterios, uno de eficiencia y otro de equidad, en la lucha de la pandemia:

  1. Criterio de eficiencia: minimizar las muertes evitables, ya sean por la pandemia de Covid-19 u otras causas, las cuales pueden ser el resultado de las medidas tomadas contra la pandemia;
  2. Criterio de equidad: evitar una concentración de muertes por Covid-19 en los estratos bajos.

Claramente un encierro horizontal no cumple ninguno de los criterios, y tampoco corresponde a un buen balance entre los dos. No se cumple el criterio de eficiencia, porque como ya lo vimos, solamente una minoría los puede cumplir; y tampoco cumple el criterio de equidad, porque donde no se pueden cumplir estos encierros es en los barrios más desfavorecidos. Además, si uno tiene en cuenta la dinámica de las pandemias, esta se acabará cuando la proporción de personas vulnerables al virus habrá sido infectada y esto sucederá principalmente en los barrios pobres de las ciudades del país (no es sorpresivo que barrios como Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar en Bogotá tienen un importante número de personas infectadas por Covid-19.). En palabras sencillas, mientras “los más favorecidos” se encierran protegiéndose del virus, “la gente más pobre” desarrolla la inmunidad de rebaño para toda la población (ver más detalles de eso acá). Mejor dicho, es la vulnerabilidad económica de la gente que terminará protegiendo del virus a los más favorecidos económicamente. ¡Triste ironía detrás de este doble castigo!

Mi objetivo en esta entrada es invitar a todos para que se hagan propuestas con estos criterios en mente. Mejor dicho, lo que no se ha logrado durante el encierro tenemos que cumplirlo durante la reapertura gradual. Acá, voy a lanzar varias ideas, advirtiendo que no son para nada exhaustivas:

  • Reabrir casi todos los sectores de la economía: las consecuencias económicas catastróficas de estos encierros pueden traer a su vez otras calamidades sanitarias, las cuales afectan el criterio de eficiencia por el aumento de las muertes evitables. Además, mejora el criterio de equidad.
  • Seguir con el teletrabajo en los sectores y profesiones en las que se pueda: esto puede ir en contra del criterio de equidad, pero puede evitar que nos infectamos todos al mismo tiempo, por ende, mejora el cumplimiento del criterio de eficiencia.
  • Subsidiar las pruebas PCR del Covid-19: para cumplir el criterio de eficiencia necesitamos que no nos contagiemos todos al mismo tiempo. Cada vez que el número de pruebas aumenta y que se aísla la gente positiva, eso contribuye a aplanar la curva.
  • Subsidiar a la gente que realiza una prueba y que sale positiva: en el proyecto COVIDA (ver acá) que realiza la Universidad de Los Andes se ha observado que mucha gente no se realiza pruebas para la detección del Covid-19 por susto de obtener una mala noticia. Más allá del susto psicológico de tener esta mala noticia, hay también el temor económico, pues una persona que descubre que está infectada tiene que aislarse, y quizás no pueda ejercer su trabajo. Estas personas tienen que recibir un subsidio para soportar el costo de oportunidad de aislarse protegiendo a la gente. Este subsidio se puede modular según la capacidad de la persona en realizar parte de sus actividades laborales con herramientas de teletrabajo. Puede ser proporcional al salario de la persona, pero con un techo.
  • Pruebas gratis cada semana para las personas que viven con personas con un estado de salud precario: si bien es difícil “desorganizar” los hogares en función de este criterio de precariedad sanitaria, es importante proteger a los más vulnerables. Se puede proponer que la gente que vive con personas con estado de salud precario y que tienen una prueba positiva se pueda aislar en apartamentos reservados para este propósito.
  • Retomar los programas de salud pública: como lo señalan muchos expertos salubristas, puede ser desastroso lo que se nos viene por otros brotes de virus que teníamos controlados, en particular rubéola y sarampión, los cuales son menos letales pero mucho más contagiosos que el coronavirus. Claramente esta propuesta cumple los dos criterios, si se tiene en cuenta que estos otros brotes se dan principalmente en estratos socioeconómicos desfavorecidos.
  • Dejar de posponer los exámenes médicos: muchos pacientes no han podido realizar los exámenes diagnósticos, o peor no han podido recibir los servicios y tratamientos de salud que necesitan para atender sus enfermedades. Aplicando todos los protocolos de bioseguridad necesarios, se tienen que retomar los servicios de salud para tratar a la gente.

Como lo indiqué esta lista no es para nada exhaustiva y no duden en los comentarios en hacer sus propuestas teniendo en cuenta estos dos criterios de eficiencia y de equidad. La idea es poder transitar rápidamente de un “encierro inadecuado” a una “reapertura inteligente”.

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