Imagen creada con apoyo de la IA.
No sé si suena exagerado, pero la crisis del fútbol colombiano en materia de arbitraje parece una de las peores de su historia. Los errores, las polémicas y las suspicacias han empañado el desarrollo de la Liga BetPlay, generando malestar e indignación entre los clubes, los jugadores y, lógico, en los aficionados que al final se van con la desazón de un triunfo que pudo ser y no fue o un liderato que se escapó de las manos en el último minuto por un error o una mala interpretación de un árbitro, caso Pereira vs. Junior.
Por lo visto en los últimos días en nuestro fútbol, la implementación del VAR, lejos de ser una herramienta para mejorar la justicia deportiva, ha sido un foco de controversia y desconfianza. Pues ya ni la ayuda que presta este servicio tecnológico se escapa de las malas decisiones o apreciaciones de quienes al final toman las decisiones: los humanos, el árbitro y sus ayudantes.
¿Qué está pasando con el arbitraje en Colombia? ¿Por qué los árbitros cometen fallos tan evidentes y groseros, incluso con la ayuda de la tecnología? ¿Qué medidas se están tomado para solucionar esta situación? ¿Qué responsabilidad tiene la Federación Colombiana de Fútbol y la Comisión Arbitral Nacional en esta crisis? Estas son algunas de las preguntas que surgen ante el panorama actual del arbitraje nacional, y vamos a intentar resolverlas.
Lo primero que hay que considerar es que los hechos hablan por sí solos. En lo que va del año, se han presentado varios casos de decisiones arbitrales que han afectado el resultado de algunos partidos, beneficiando o perjudicando a determinados equipos. Por ejemplo, el más escandaloso hasta el momento, el gol permitido al Junior contra el Pereira, en el que Carlos Bacca se vio en clara posición de fuera de juego. El delantero movió su cabeza y esto lo hace actor activo en la jugada; es decir, intervino en la acción y el reglamento es claro.
“Únicamente se sancionará a un jugador en posición de fuera de juego en el momento en que el balón toca o es jugado* por un compañero de equipo si llega a participar en el juego de forma activa de una de las siguientes maneras: interfiriendo en el juego, al jugar o tocar un balón pasado o tocado por un compañero; interfiriendo en el juego de un adversario de una de las siguientes maneras: impidiendo que juegue o pueda jugar el balón, al obstruir claramente el campo visual del adversario; disputándole el balón…”, reza el punto 2 de la regla 11, Infracción por fuera de juego, de la International Board (IFAB).
Aquí se nota claramente que, al menos, en la jugada en mención, se presentó una acción que confirma el fuera de juego de Bacca, “interfiriendo en el juego de un adversario al obstruir claramente el campo visual del adversario”. No lo tocó, pero intervino. Y así lo confirma el exárbitro FIFA quindiano Jorge Ramírez: “No entiendo cómo convalidaron esa jugada, es fuera de juego tal como lo dice la regla. El error principal es que el VAR y el AVAR indujeron al central al error, lo que es una falla de protocolo porque ellos no tienen por qué, casi, que tomar la decisión, solo debían mostrarle las imágenes al árbitro”.
Puede sonar muy subjetivo, pero este espacio me lo permite. Otra mala del manejo arbitral este año fue el penalti sancionado a favor de Envigado contra América. Muchos vimos por la televisión que el jugador del equipo antioqueño simuló una falta dentro del área y así y todo se decretó la pena máxima; bueno, el árbitro estaba al lado y yo en la TV a más de 250 kilómetros. Otra, el gol anulado al Cali contra el Medellín, en el que el árbitro no aplicó la ley de la ventaja.
Estos son solo algunos de los incidentes más resonantes, pero hay muchos más que han generado dudas y suspicacias sobre la integridad y el nivel de los árbitros; eso sin tocar a profundidad las denuncias hechas por el periodista Carlos Antonio Vélez en su franja Palabras Mayores, de Antena 2, en el que en entrevista con el máximo accionista de Patriotas, César Guzmán, se confirmó la oferta de apostadores a varios de sus jugadores, incluso, uno de ellos fue separado de la institución. Esta investigación está en curso y esperamos que arroje resultados certeros próximamente.
Lo cierto es que el tema es delicado. Inclusive, analizando las designaciones arbitrales en la web de la Dimayor, se puede ver que durante varias jornadas algunos árbitros no fueron tenidos en cuenta. Entre ellos Edwin Trujillo, Kéiner Jiménez, Javier Patiño, el “ilustre” Andrés Rojas y Carlos Ortega, a quien acaban de amenazar con pancartas en Cali, previo al juego entre los azucareros y Once Caldas de la fecha 10 de la liga.
Ante esta situación, la Federación Colombiana de Fútbol y la Comisión Arbitral Nacional han emitido comunicados en los que aseguran que han tomado medidas para mejorar el desempeño de los árbitros y optimizar el uso del VAR y hasta el presidente de la FCF, Ramón Jesurún, dijo que recibieron una felicitación de la FIFA por el buen uso del VAR en Colombia, ¡plop! Sin embargo, estas medidas no se han especificado ni se han hecho públicas, lo que genera más incertidumbre y descontento, y es claro que en este país falta más inversión en el tema y se hace urgente la profesionalización de los árbitros.
Los árbitros son trabajadores que cumplen una labor fundamental dentro de la industria del fútbol y merecen ser reconocidos y respetados como tales. Sin embargo, también deben asumir su responsabilidad y su compromiso con la calidad y la transparencia de su trabajo. No se trata de buscar culpables o de generar violencia, sino de buscar soluciones que beneficien a todos los actores del fútbol colombiano y que personajes como Ímer Machado, “ilustre” del referato nacional, tenga una injerencia con mejores indicadores en el juego; ojo, resultados arbitrales.
El arbitraje en el fútbol colombiano necesita una reforma urgente y profunda, que involucre a la federación, a la comisión, a los árbitros, a los clubes, a los jugadores y a los aficionados. Se necesita una mayor capacitación, una mejor remuneración y mayor independencia. Solo así se podrá recuperar la confianza y la credibilidad en el arbitraje nacional, y se podrá disfrutar de un fútbol más justo y más limpio en el que gane el mejor sin intervención, voluntaria o no, de quienes dirigen el juego en la cancha.
¿Y la solución?
Esta es una pregunta muy interesante y compleja, que no tiene una respuesta única ni sencilla. Sin embargo, se pueden plantear algunas ideas generales que podrían contribuir a mejorar la calidad del arbitraje en Colombia.
✅️Aumentar la inversión en la formación, el equipamiento y el pago de los árbitros para garantizar que tengan las condiciones adecuadas para desempeñar su labor.
✅️Fortalecer la independencia de los árbitros, evitando cualquier tipo de presión o influencia externa que pueda afectar su criterio o su integridad.
✅️Optimizar el uso del VAR, asegurando que se aplique de manera uniforme, transparente y eficiente, y que se respeten los protocolos establecidos para su funcionamiento.
✅️Fortalecer el departamento de arbitraje de la comisión arbitral. Se hace necesario contar con personajes del sector. Hay personas prestantes, pero muchos de ellos no conocen cómo debe ser el manejo del arbitraje.
✅️Implementar un sistema de evaluación y retroalimentación de los árbitros, que permita identificar sus fortalezas y debilidades, y que les brinde las herramientas para mejorar su rendimiento y corregir sus errores.
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Por: @nossadeportes