Tenis al revés

Publicado el @JuanDiegoR

"Se busca patrocinio"

Conseguir un patrocinio en Colombia es más difícil que cuadrar un partido de mini-tenis con Roger Federer. Seguro. De no ser por unas algunas empresas que apoyan a unos cuantos, seríamos unos apátridas del mundo tenis -tal vez ya lo somos-. Yo pintaba la “W” en mi encordado y decía que me patrocinaba Wilson: pensaba que eso atraería un sponsor. ¡Pero qué va! Debí pintar una “L”…

Pat.

Es que uno como tenista en Colombia se vuelve al mismo tiempo mercader, publicista y comisionista. A mí me tocó ver a un amigo que convenció al dueño de un restaurante de mariscos para que lo auspiciara en el costo de los torneos. Pero las gorras y las camisetas con el estampado (de un pez con el anzuelo en la boca) permanecieron en su termo back para siempre. Por pena, seguramente.

Uno se vuelve agente de mercadeo de sí mismo. Un compañero convenció a una empresa de pinturas, una niña a una productora de atún y otro a una óptica. Imagínese que la banda que recoge el pelo de Roger Federer no tenga el chulo de Nike si no un letrero en el que se lea: ‘Apoyado por Pintuco’. Tranquilos, eso sólo pasa acá.

Yo casi logro que me patrocine una exportadora de huevos de Armenia. ¡Y sí que me faltaron de aquellos! Una vez conseguí un apoyo: 50 mil pesos que me dio el departamento para jugar un torneo juvenil en Ibagué y que serían administrados por mi entrenador durante la semana. El primer día ya no había tal dinero.

Hace cuatro años, me dijo un tipo de Wilson que si ganaba un torneo nacional en Manizales me patrocinaba. Él no creía que lo lograra, claro. Yo tampoco, a decir verdad. Pero sí.

Cuando estaba disputando la final, el sujeto pasa con su caminado de western por enfrente de la cancha, se fija en el marcador (6-0, 4-2 ganando) y se da vuelta. ¡Agárrelo que se me va!, me dije. Con el trofeo en la mano, lo llamé, le notifiqué y el tipo ya no estaba en la ciudad.

“Yo le hago un descuentico en una raqueta, mijo”, me explicó el desgraciado.

“Se va para la tumba con toda su plata en los bolsillos”, me dijo mi entrenador.

“$%/&%$”, concluí.

Es duro. Vea nada más a Karen Castiblanco, la tenista número tres de Colombia en el escalafón de WTA, que está haciendo una campaña por Twitter para conseguir apoyo y continuar jugando.

Bueno, en mi tiempo no había Twitter que me salvara…

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