¿Se confunde cuando oye que en un mismo partido a una pelota le dicen caprichosa, mimada, consentida, cuero, útil, redonda, esférico y bocha? Ellos, los locutores y comentaristas, son culpables de que no todos entiendan un deporte tan fácil, porque nos hablan de zona de gestación sin referirse jamás a un útero y nos convencen de que no se patea sino que se desenvaina aunque el balón no tenga forma de arma blanca. El mundo del fútbol se ha vuelto excluyente por términos usados al aire como panenka, rabona, bicicleta y pascuala, que no son universalmente entendibles. Pero dejemos el miedo, subámosle de nuevo el volumen al radio y al televisor y enfrentemos la dictadura de las florituras y los trabalenguas con este diccionario:
A
Aire en la camiseta
Si un equipo acumula una cantidad generosa de victorias consecutivas, dicen que a su próximo partido llegará con confianza. El término lo inventaron en la época de las camisetas holgadas y lo siguen usando ahora que los futbolistas parecen en trusas de ballet.
Autohabilitarse
El problema es que a este término (que no aparece en el diccionario) le falta información. Omiten que el jugador acaba de hacer una teletransportación para pasarse y parar el balón. Y olvidan aclarar que Gokú es el rey de esa técnica y el mejor futbolista del planeta Veggeta.
B
Bailar con la más fea
No es la consecuencia de la molesta sugerencia de la mamá en los bailes familiares: “Vea, vaya baile con su tía”. Es la reacción del periodista al conocer que un equipo debe enfrentar al favorito, al candidato al título, o cuando al defensa más torpe, lento y obtuso le toca marcar al más veloz y habilidoso de los rivales.
Borbollón en el área
Lo más parecido a Transmilenio en hora pico es esta acción de juego cerca de un arquero que incluye rebotes, patadas al aire, pellizcos, manoseadas a los genitales, escupitajos y caídas. De repente, el más tronco del equipo logra hacer un gol. Sinónimo: Zaperoco en el área.
C
Cierre higiénico
Según la Real Academia de Javier Hernández Bonnet, Mario Alberto Yepes le podría limpiar o asear los guayos a sus rivales con una barrida. Es decir, la acción de botarse al piso, quitarle el balón al contrario y no dejarlo listo para cuidados intensivos.
Comerse la cancha
El jugador que se “come la cancha” en cada partido es el que en diciembre merece que le den el premio del empleado del año en la empresa. Se aplica para aquel que corre, grita, defiende, ataca y es más intenso que un candidato a la presidencia en campaña electoral.
Cuchillo entre los dientes
No es que haya un matarife entre la afición, ni tampoco se refieren a la señora sujetando el cuchillo con la boca mientras lava el mango biche. No. Si el futbolista demuestra una agresividad constante o eleva su cosmos de las ganas que tiene de ganar, el comentarista lo gradúa de pirata y, generalmente, lo felicita por su “pundonor”.
Sinónimo: Jugar con sangre en los ojos.
D
Dejar todo en la cancha.
Aunque pareciera, no aplica a lo que le pasó al exjugador del Once Caldas John Viáfara cuando, en plena final de Copa Libertadores contra Boca Juniors, usó la cancha como baño y literalmente se cagó en los pantalones. No. Los comentaristas apelan a esta delicia de recurso para decir que alguien se esforzó al máximo en el juego.
Dulce a mordiscos
Los arrieros paisas usaban esta expresión cuando encontraban adversidades en las trochas y no podían pasar. Entonces si había un derrumbe difícil de traspasar, debían comer panela para sobrevivir. Y así dicen los locutores para explicar lo complicado que se le pone un partido a un equipo cuando este necesita ganar pero recibe un gol en contra.
Sinónimo: el partido se puso cuesta arriba.
E
Entrar armado
No estamos hablando de los hinchas que entran puñales, “pataecabras” y cuchillos a las tribunas. Sin embargo, algunos trogloditas sobre el campo de juego han logrado convertir sus guayos o codos en armas de corto alcance gracias a sus brutales golpes o zancadillas al rival.
Sinónimo: Atentó contra la humanidad del contrario.
Entre algodones
El sueño de muchos periodistas en sus infancias era revolcarse en una piscina del algodón dulce que venden en los circos. Como no lo pudieron hacer, usan la expresión como metáfora: cada vez que un jugador tiene molestias físicas, el cuerpo técnico lo cuida con rigurosidad y los comentaristas lo colocan entre algodones.
Equipo de tuya y mía
“Un conjunto colectivo”, como debería decirse, es demasiado sencillo. Le falta el tufillo coloquial, sabroso, que se pueda decir con meneo de hombros mientras suena una cumbia al fondo. Por eso los periodistas sustituyen ese término minimalista por unos más encopetados y eróticos como “Tiki-Taka”, “toco y voy” «ajá, sí» y “toque-toque”.
Escoba nueva barre mejor
Dice la leyenda que el primer día de un técnico en un club, este carga una escoba en su espalda como Xena, la princesa guerrera, lo hace con su espada. Si los cambios que empieza a implementar le ayudan a obtener resultados, los titulares de la prensa alabarán las ideas nuevas y dirán que su escoba ha barrido todo el polvo que produjo su antecesor.
Espaldarazo
No es un gol ni agresión de espalda. Es el respaldo de los dirigentes a los técnicos que caminan sobre la “cuerda floja”, por el “hilo de la navaja” o que, simplemente, no obtienen victorias ni convencen a los hinchas. Es, sin más rodeos, otro término inexistente creado por valientes periodistas.
Está intratable
“Un jugador insociable y de genio áspero”, dice el diccionario. “Un jugador imparable y brillante”, dice el comentarista erróneamente. “Qué bruto, póngale cero”, diría el Chavo viendo la transmisión.
G
Grupo de la muerte
En el afán de relacionar el fútbol con asuntos cotidianos, los periodistas cometen errores de semántica y sentido común. Es más difícil y engorroso vivir que morir. Así que el grupo más complicado en cualquier torneo debería llamarse el “grupo de la vida”.
J
Jugar con doce
Ningún equipo de fútbol del mundo (excepto los de los parques infantiles) puede jugar con más de once jugadores. Pero a veces, gracias a árbitros torcidos, comprados y/o localistas, hay equipos que parecieran tener un hombre de más. Es el eufemismo del aliviador y universal putazo al juez central.
G
Gol de camerino
Un gol antes de los cinco minutos es bautizado así porque, dicen los periodistas, la estrategia que dio el técnico en el vestuario surtió efecto de inmediato.
Sinónimo: Madrugarle al gol.
Gol de otro partido
No es un avance de un partido simultáneo, ni un error de producción al confundir transmisiones. Es cuando una anotación no es coherente con el desarrollo del juego: un gol espectacular durante un partido aburrido o al revés.
Goles son amores
¿Alguna vez oyó que todo el país se unía, en un solo madrazo, a protestar porque Víctor Hugo Aristizabal o Wason Rentería no metían goles? ¿Alguna vez, después de que alguno de estos anotara para la Selección Colombia, oyó a esas mismas voces decir que esos eran sus jugadores favoritos? Así es el amor del hincha: dependiente del goleador de turno.
(una) Golondrina no hace verano
Imagine a la reencarnación de la Madre Laura presidiendo este país o a Matthew McConaughey actuando en ‘El Paseo’. O, mejor, imagine a Ronaldinho jugando en el América y buscando el ascenso del equipo. Seguramente no va a poder él solo, así que el locutor lamentará la situación con este proverbio usado en Amor Bandido del Grupo Niche.
Grabar el nombre en letras doradas
No hay dónde grabar nada ni con qué. Es sólo una frase degradada que proviene del viejo ritual de inscribir el nombre de los ganadores en los trofeos, y que se usa para agrandar cualquier hazaña de fin de semana del fútbol profesional colombiano. Ahora les entregan medallas y la frase quedó en el limbo.
Guerrero de mil batallas
No es un gladiador, ni un libertador, ni un uribista, ni nada. La figura se puede referir a tres tipos de jugador: al que pasa los 30 años y se acerca a su retiro, al que superó adversidades en su vida o al que tiene mucha experiencia.
Sinónimo: Un jugador toreado en muchas plazas.
M
Mandar al palo de mangos
Es de la misma familia de “apúntele a los dijes”, “póngamela chiquita” y “suéltela que no da leche”. Son términos sacados del barrio, del potrero, del peladero y a veces las cabinas son extensiones de los barrios y los periodistas dicen esta frase para referirse a un disparo que se fue extremadamente desviado.
Sinónimo: No le hace un gol ni al arcoíris; Le pegó al vendedor de tintos; La mandó a la fila 14.
L
La ley del ex
Parece una traición amorosa, pero no. En el fútbol se trata de marcarle gol al equipo en el que antes se militó y la frase es una simbiosis del proverbio “No hay cuña que más apriete que la del mismo palo”.
Los juegos no acaban hasta que terminan
¡Es en serio! Muchos seudo-poetas del periodismo deportivo dicen y escriben esta frase, sin consideración alguna por la salud del Profesor Súper-O. Se refieren a que todo puede pasar hasta el pitazo final y que sólo se permiten festejos después del encuentro.
M
Morir con las botas puestas
Otra vez, queriendo convertir un partido de fútbol en una épica gesta de libro de historia patria, los comentaristas hacen analogías entre la cancha y el campo de batalla. Es la frase para consolar al hincha cuando una derrota o una eliminación fueron dignas. Pero ni Wikipedia ni los tableros de los estadios lo registrarán: derrota es derrota.
Mostrar la pálida
La tarjeta amarilla es objeto de un sinfín de sinónimos sabrosos. En un mismo partido, el juez puede sacar la “cartulina”, el “acrílico” o el “cartón”. Si la frase del periodista que está al lado de la cancha fuera literal, el bolsillo del árbitro tendría que ser tan grande como el de un payaso para poder guardar tantos elementos penitenciarios.
Sinónimo: Le sacaron la pasta hepática.
O
Ojo de buen cubero
Carlos Antonio Vélez no se toma el trabajo de preguntar por el número de asistentes al estadio ni mucho menos de contarlos. Prefiere calcular la taquilla desde la cabina apelando a su “ojo de buen cubero”. Muchos lo copian, sin conocer que esta expresión se refiere a la persona que calcula a ojo el tamaño de las cubas o recipientes de madera con vino.
P
Partido de toma y dame
No es la descripción de un espacio para compartir bolsas de agua, ni los esparadrapos, ni las infiltraciones, ni mucho menos las novias. No hay trueques de guayos tampoco. Es la referencia a un juego parejo, con opciones de gol para ambos equipos.
Pase quirúrgico
Suena a política de la Bogotá Humana pero describe una acción precisa en el campo de juego. Ocasionalmente esta frase va acompañada de “tiene un bisturí en el pie” o “tiene un guante en el guayo”, refiriéndose a la exactitud de un pase.
Patear el tablero.
¿Alguna vez, en paseos de finca, ha visto cómo alguno de sus primos o tíos desesperados ante su inminente derrota patea la mesa donde está el tablero y desordena todas las fichas? Algo así hace el técnico cuando antes de un partido realiza muchas modificaciones o cambia a la mayoría de los que jugó el encuentro pasado.
Sinónimo: El técnico posó de ajedrecista.
Pelota con veneno
Si todo fuera literal, el jugador que se “comió la cancha” moriría intoxicado. Pero como es un recurso más de nuestros amados narradores, se usa cuando el balón tiene efecto o que gira tanto sobre su eje que modifica la trayectoria. Otros, más rústicos, dicen que la bola llevaba “chanfle”, “rosca” o “comba”.
Sinónimo: el balón hizo un extraño.
(el) Plato está servido
Así, con esa frase tajante, reciben a William Vinasco cuando se digna a parar en la casa. Pero así también le dicen a la circunstancia en la que un equipo tiene todo a favor para avanzar, ganar o triunfar, porque está jugando muy bien, porque su rival ha sufrido una expulsión o porque tienen a favor un penalti en el último minuto.
Poner toda la carne en el asador
Frase que incluye a técnicos veganos y que se refiere a las medidas extremas que se toman cuando hay afán por ganar, como sacar a los defensas, meter solo delanteros, e incluso mandar al arquero a que intente hacer gol. La carne, en ese sentido, es el jugador y el asador, la cancha.
La previa
El fútbol ha evolucionado tanto que las transmisiones duran tres horas. Antes del juego, los periodistas ambientan el segmento con aficionados pintados, con novios hinchas de equipos diferentes, con una arenga de los animados que se paran detrás del reportero lleno de harina en su cara. “Atención: este barra acaba de decir que cree que su equipo ganará 2-1. Sigan ustedes desde el estudio”.
R
Recepcionar
Cuando recién llegue a un hotel, por favor, no pregunte si alguien lo va a recepcionar. Y cuando escuche al narrador diciendo que un jugador recepciona un balón, tenga la caridad de insultarlo. Ese término virgen de rigurosidad, usado cuando un futbolista recibe la pelota, no existe.
(El 2-0) resultado más peligroso del fútbol
Serie de mitos en el fútbol inventados por cualquier comentarista que se quedó sin nada que decir en la transmisión, primo de “la mejor defensa es el ataque”, “equipo que gana no se toca”, “el fatídico minuto 13” o “escoba nueva barre mejor”.
Sinónimo: De los equipos de 10 hombres líbranos, Señor.
Reverzaso
¿También se imaginó a Toreto dando reversa para parquear en Rápido y Furioso? ¿También supo de inmediato que por muy sonora que parezca, es una palabra que no habita las páginas del diccionario? Dato curioso: sí habita desde hace siglos en las mentes de muchos periodistas y parece estar muy feliz allí.
Romance con la red
No es una de tantas filias pervertidas. Es cuando un delantero lleva una buena cantidad de goles en un torneo o Liga. En las mejores rachas de goleadores como Falcao, los poéticos noticieros y reporteros incluso los etiquetan como galanes de arcos contrarios. (Suspiro)
Romper el celofán
Ya no saben cómo más llamar a la acción de anotar un gol ni a sus maneras: “inflar las redes”, “romper el arco”, “ponerla donde las arañas tejen su red” o “clavarla donde el carpintero puso la escuadra”. De los mismos creadores, llega “romper el celofán” y es usada para referirse al primer tanto de un partido.
Sinónimo: Mandarla a guardar.
S
Salir a cazar mariposas
García Márquez estaría orgulloso de esta metáfora dedicada al arquero que, cuando viene un balón hacia él, estira sus manos y no se lleva más que el aire.
(La) saltabilidad
Avalados por el mundillo deportivo, los comentaristas se refieren a la capacidad de un jugador de brincar por el balón. La ‘inteligenciabilidad’ de ese comentario para quienes no habitan ese mundo es de cero.
T
Tas-tas
Onomatopeya de una torpe jugada de gol en la que el defensa intenta rechazar el balón pero éste le pega al delantero rival y se mete en el arco. El sonido, dicen los periodistas, es ‘tas… tas… gooool’. Pero bien podría ser ‘pum… pah… oohh… ¡mierdaaaaa!’.
Trabajos de calistenia
En las cabinas algunos periodistas aplican para sus transmisiones, el mismo principio que en las aulas se usa para los ensayos: entre más rebuscadas las palabras, más calidad. Por eso “cita ecuménica” aparece en lugar de “Mundial de fútbol”, “centro de gravedad bajo” para referirse a la baja estatura, y “comparecencia ante los medios” por “rueda de prensa”. Los ejercicios de calentamiento, en este caso, también están sujetos a embellecimientos.
Top 5 de anti-frases en el periodismo deportivo:
1. “Es el partido de los albañiles. Qué paredes”, Fernando Palomo. (2014)
2. “Francia será la cuna de la cocina gourmet pero yo me quedo con mi chicharrón de 40 patas”, Luis Alfredo Hernández. (1998)
3. “¿Qué tanto ilusiona este Deportivo Casi?”, Liliana Salazar. (2013)
4. “Uy, este como que se tomó un chocolate mal hervido”, Javier Hernández Bonnet (2001)
5. “Podemos apreciar cómo el jugador le aplicó a la pelota el popular y conocido guanabanazo de barrio”, Carlos Antonio Vélez. (2006)
Top 5 de clichés de declaraciones de futbolistas o técnicos postpartido.
1. “Hay que darle página a la vuelta”, Dorlan Pabón (2013).
2. “Me quedó un sinsabor amargo”, ‘Totono’ Grisales (2009).
3. “No cumplir una meta es ya de por sí una meta”, Francisco Maturana (1994).
4. “Nunca me escapé de una concentración sin avisar”, Faustino Asprilla (2008).
5. “No arriesgar es lo más arriesgado, así que, para evitar riesgos, arriesgaré”, Juan Manuel Lillo (2014).
*Reportaje publicado en 2014 en la revista Shock.
*Ilustraciones: Andrés Moncayo.