Hace una semana la expectativa rondaba las cabezas azules, no solo por el inicio del torneo, sino por el hecho de enfrentar a nuestro rival más molesto. La mayoría pensábamos que lo mejor que podía pasar ante Nacional era un empate, pero en trazos generales, el pesimismo era la nota predominante. Hoy, con una de nuestras victorias más deseadas en el bolsillo, hago un llamado a la cordura, pues esto apenas está comenzando.
A este llamado contesto siendo absolutamente honesto con mi apreciación del partido. Creo que Nacional tuvo mayor posesión de balón, pobló muy bien la cancha y sobretodo, cuando se fue arriba en el marcador, manejó los ritmos del encuentro. Pero Millonarios tuvo amor propio, coraje, lucidez en algunos pocos de sus jugadores y un delantero que pudo rebuscarse una oportunidad y convertir un golazo.
Los verdes desnudaron algunos viejos detalles de este Millonarios dirigido por Luis García. Por ejemplo, los grandes espacios que deja la primera línea de volantes dándole a los contrarios la posibilidad de patear de media distancia, áreas que crecen cuando nuestros creativos en vez de ir a buscar el balón se lateralizan y facilitan la marca del rival; Arrechea me recordó muchísimo a ese Carlos Villagra dirigido por Vanemerak, quien se quedaba luchando solo en la delantera y tenía que bajar al centro de la cancha a buscar balones y patear de lejos.
La enjundia y valentía de nuestro equipo alcanzó para voltear un partido que tuvo balones en los postes, expulsiones y una tribuna colmada, con hambre de victoria y que una vez más demostró de lejos que es la mejor del país, a pesar de la deleznable labor administrativa de Juan Carlos López y compañía. Pero hay que seguir trabajando fuertemente para mejorar el nivel y que lo del sábado no se quede en una mera ilusión.
Agradable sorpresa resultó el nivel de Casierra, Henríquez y de nuestro nuevo arquero Obelar, quien a pesar de comerse el gol, hizo meritos de sobra para ser la figura de la cancha. Por otra parte, Ramírez tiene que mejorar mucho como para llamarlo refuerzo y finalmente, Ómar Rodríguez y Erwin González deberán cambiar sus viejos y ya conocidos hábitos en la cancha o perfectamente podemos ir pidiendo pista para Tello y Subero.
Solo va un partido, esperemos que lo bueno siga siéndolo y que lo regular o malo mejoren notablemente, pues se nos viene un Cali que también está urgido de ganar ante su parcial. Por ahora solo falta ver a Boyero y que regrese Pedro Franco a darle una mano al débil Robayo, que solo es capaz de mostrarse haciéndose sacar tarjeta amarilla a los cuatro minutos y así jugar condicionado los 90 restantes.
MI NOTA AL PIE. Dos heridos con arma blanca dejó este partido. A la Policía no se le puede pedir que cubra cada milímetro de la ciudad las 24 horas del día. Seguimos esperando la judicialización de estos atorrantes que van al estadio disfrazados de hinchas, no importa que los hechos hayan ocurrido fuera del es.