Pelota literaria

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LA MIRADA DE SADIO MANE

La figura de Sadio Mané me dio la bienvenida a Dakar el 2 de enero del 2022. Al ingresar al aeropuerto internacional Blaise Diagne hacia las 10pm de aquel domingo, un cartel gigantesco del goleador histórico de Senegal cubría uno de los gigantes muros de la sala de inmigración.

Por un requerimiento extra para los colombianos solicitado por la guardia migratoria, me impidieron el ingreso al país, y me instalaron una colchoneta al lado de la alfombra roja que da la bienvenida a los viajeros VIP -toda una contradicción-. Esa larga noche intenté descansar en medio de un limbo casi de refugiado pero bajo la mirada de Mané quien de cierta forma me brindó solaz y confianza.

Horas más tarde el asunto se resolvió y pude ingresar al país, visitar Dakar, y reunirme con el Presidente Macky Sall para un proyecto conjunto en pro de la lucha contra la pobreza que sigue afectando a una de las economías con mejor evolución de Africa Occidental.

Durante aquellos días en Senegal, compré la camiseta de los «Leones de Teranga», visité el nuevo estadio de fútbol que se inauguró en abril a semejanza del Allianz Arena de Munich, y pude hablar con unos y otros sobre la selección y la pelota.

Todo ello, consolidó un naciente amor por el país al que derrotó Colombia en fase de grupos hace cuatro años, y que nos dio al planeta fútbol una de las mayores sorpresas cuando vencieron en 2002 al entonces campeón Francia y días después abrazaron los cuartos de final en un Mundial: únicos en lograrlo para todo Africa junto con Camerún en 1990 y Ghana en 2010.

Este martes, Senegal volvió a dar una grata alegría a su pueblo y a este colombiano que vibra con la tricolor y estrella negra de ese país: el equipo de Aliou Cissé clasificó a octavos de final al vencer 2-1 a Ecuador.

El gol de la victoria fue un remate potente de Koulibaly quien llevaba en su cinta de capitán el 19 al honrar a Pape Bouba Drop -héroe del fútbol nacional que usaba ese número como jugador- y quien falleció justo en la misma fecha, dos años atrás.

Invocar el espíritu de Pape funcionó, así como los planteamientos tácticos de una generación de jugadores que llevan siete años trabajando juntos y que este año levantaron por primera vez la Copa de Africa.

El equipo senegalés es una roca defensiva. Perdieron contra Holanda en su debut 0-2 con goles en los últimos minutos del partido pero esto es una excepción. El once de Cissé, sólo ha caído en 18 de los 147 que han disputado bajo su liderazgo. Normalmente cuesta mucho hacerles gol, y sin tener un juego vistoso, son muy prácticos y efectivos cuando atacan.

Mané, segundo mejor jugador del mundo en 2022, se resintió justo horas antes de que Senegal debutara en Qatar. El goleador ya venía mal antes de viajar a la Copa Mundo y el mismísimo Presidente de la República tuiteó enviando deseos de recuperación al atacante. Nada funcionó para Mané, pero el equipo en lugar de aflojar, se fortaleció colectivamente. Hoy las funciones de ataque y los goles se los reparten entre todos. Senegal es menos predecible y por ello mismo, muy peligroso.

Ahora, enfrentarán a Inglaterra el domingo 4 de diciembre.  Mané y Pape desde dos esferas muy distintas son motivo de inspiración para los reyes actuales de Africa. No es raro que pudieran dar una gran sorpresa.

En aquellos días durante mi visita a Senegal, había una incredulidad de la propia afición sobre el poderío del equipo. Recuerdo un brindis que hice con una fría «La Gazelle», -cerveza nacional muy popular- en el que yo mismo intuía grandes logros para ese país. Todo ello cambió para ellos y se reafirmó para mí, cuando el equipo levantó el cetro de Africa por encima de 55 países, y en doble partido eliminó a Egipto para estar en el Mundial.

Mis colegas y conocidos en Senegal no paran de enviarme mensajes, fotos y videos sobre el estado emocional del país tras vencer a Ecuador. Podrían hacer historia si como campeones reinantes de Africa logran atravesar octavos y por qué no abrazar el hito de llegar a una semifinal en el Mundial. Siempre todo es posible bajo la mirada distante de Mané…

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